Medio millón más de toneladas producirá Las Truchas bajo el control del Gobierno.
La reciente noticia de la formación de una empresa siderúrgica que explotará los importantes yacimientos de hierro de Las Truchas, en el Estado de Michoacán, ha producido gran satisfacción en la opinión pública, por el doble motivo de que aumentará la producción de acero, de capital importancia para nuestra economía, y porque dicha empresa quedará bajo el control, de mexicanos, gobierno y empresarios privados.
El consumo de acero en México se ha elevado de medio millón de toneladas en 1944, a 3.3 millones en 1967. El consumo por habitante ha subido de 24 Kgs. a 73 Kgs. Sin embargo, todavía es muy bajo: el consumo mundial por habitante es de 140 kgs. y el de los países desarrollados supera los 300 kgs. El Gobierno Mexicano ha sido un factor poderoso en el desarrollo de la Industria del Acero: Altos Hornos de México produce el 42% del total del país. | Con la nueva empresa de Las truchas, el Gobierno controlará más de la mitad de la producción nacional de acero: el 51% del capital de la empresa será propiedad Estatal y un 25% adicional de inversionistas mexicanos. Así se consolida la propiedad nacional de este renglón básico de la economía nacional. El Gobierno, sin embargo, deberá reducir los precios del Acero, que son muy elevados en comparación a los internacionales, que son más de 30% inferiores a los mexicanos. La baja de precios es indispensable para estimular el desarrollo de las industrias metálicas y aumentar el consumo nacional. |
La industria del hierro y acero ha tenido un desarrollo bastante acelerado desde la Segunda Guerra Mundial. De 174,766 toneladas que se producían en 1944, se pasó a más de un millón en 1957, luego a dos millones en 1963, para alcanzar los Tres Millones de toneladas en 1967.
La importancia actual de la industria del hierro y acero en la economía nacional podemos apreciarla por los datos proporcionados por el último censo Industrial, de 1965, que, en sus aspectos relevantes nos indican lo siguiente: el valor total de la producción alcanzó la cifra de 8,943 millones de pesos, con lo que ocupó el tercer lugar entre las industrias de transformación, siendo superada solamente por la de productos químicos y por la de hilados y tejidos de fibras blandas. Las inversiones totales en esta la industria del acero ascendieron a 7,233 millones de pesos, y el personal ocupado fue de 37,666 trabajadores, quienes recibieron ingresos por salarios, sueldos y prestaciones por valor de 964 millones.
El fuerte crecimiento de la industria del hierro y acero del país ha permitido ir cubriendo en una proporción creciente la demanda nacional. En 1944 la producción de acero sólo llegaba a abastecer el 39% de la demanda, que en ese año fue de 580 mil toneladas; para 1967 la producción ya fue capaz de cubrir el 91% del consumo, a pesar de que éste se había elevado a 3 millones 300 mil toneladas. Esto quiere decir, que se ha reducido drásticamente la dependencia de los suministros exteriores, ya que actualmente sólo se importa el 9% de las necesidades del consumo, mientras que en 1944 las importaciones representaban el 61% de dicho consumo.
El Gobierno, vigoroso promotor.
El rápido desarrollo de la industria del hierro y acero que ha tenido lugar en los últimos 25 años ha sido resultado principalmente de los esfuerzos del gobierno para impulsar este renglón fundamental de la industrialización. La política seguida por el gobierno en el fomento de la producción siderúrgica ha comprendido una amplia gama de instrumentos: protección arancelaria; exenciones fiscales, facilidades crediticias, investigaciones y prospección de recursos minerales, y participación directa como empresario en la industria.
Las actividades empresariales del gobierno se han centrado en la creación y fortalecimiento de Altos Hornos de México, de la cual controla más del 51% de su capital. Esta empresa comenzó a producir acero en 1944, año en el que tuvo una producción de 5,880 toneladas, cifra que apenas representó el 3.4% de la producción nacional. En esa fecha el grueso de la producción correspondió a empresas privadas, siendo ellas la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, la más antigua e importante del país, (127,485 tons.) La Consolidada, controlada por intereses norteamericanos, 33,467 tons.), y Hojalata y Lámina de empresarios mexicanos, al igual que la Fundidora.
Después de 1944 Altos Hornos de México ha registrado un crecimiento espectacular que la ha llevado a ponerse a la cabeza de la industria siderúrgica del país. Gracias al amplio y decidido apoyo gubernamental, Altos Hornos ha ampliado grandemente sus instalaciones, las ha modernizado, y ha logrado avanzar de manera notoria en su proceso de integración. En su proceso de expansión ha controlado algunas fuentes de materias primas, ha establecido nuevas empresas y ha absorbido algunas otras, contándose entre estas últimas a La Consolidada. Actualmente Altos Hornos produce alrededor de 1.5 millones de toneladas, correspondiéndole más del 40% de la producción nacional. En 1967 las utilidades de Altos Hornos de México alcanzaron la elevada cifra de 92.8 millones de pesos. De esta manera, es una de las empresas más lucrativas del sector gubernamental.
Debemos señalar aquí que Altos Hornos de México no ha sido la única empresa siderúrgica que se ha desarrollado en el país, sino que también las empresas privadas han enfrentado considerablemente su producción, además de encontrarse en un importante proceso de modernización e integración.
Se necesita más y más acero.
Las exigencias del desarrollo económico general y de la industrialización en particular demandan cada vez mayores cantidades de acero, que como dice el conocido lema publicitario "tiene mil usos". Por ello, a pesar de los grandes avances que hemos anotado, nuestro país se encuentra todavía muy a la zaga en la producción y en el consumo de acero y sus productos. Para apreciar la distancia que nos separa de los países industrializados consignaremos algunos datos pertinentes:
La producción mundial de acero en 1966 fue de 459.3 millones de toneladas, correspondiéndole a México solamente 2.7 millones, lo que significa que nuestro país apenas produjo menos del 1% (el 0.6% del total mundial). Frente a la situación de México tenemos que la producción de acero en otros países importantes fue como sigue: Estados Unidos, 122 millones de toneladas; Unión Soviética, 97 millones; Japón, 48 millones; Alemania Occidental, 35 millones; Gran Bretaña, 25 millones, y Francia 20 millones de toneladas.
En los niveles de consumo México también se encuentra a una enorme distancia de los países desarrollados, y todavía está lejos de alcanzar el nivel promedio de consumo mundial de acero. Así, mientras que en los países industrializados el consumo por habitante es superior a los 300 kilogramos, y el consumo promedio mundial por persona es de 140 kilogramos, el de México solamente llega a 73 kilogramos.
En el panorama latinoamericano, sin embargo, México tiene una posición destacada. En la producción de acero sólo es superado por Brasil, que en 1966 produjo 3,580,000 toneladas frente a los 2,721,000 toneladas que produjo nuestro país. En lo que se refiere al consumo por habitante la situación es todavía mejor ya que supera al Brasil.
La comparación de la situación de la industria del hierro y acero de México con la de los países desarrollados y con los de la América Latina nos indica que tanto nuestro país como los demás que forman nuestra región se encuentran con un gran rezago. Esto revela que los países latinoamericanos necesitan redoblar sus esfuerzos para acelerar la marcha del desarrollo de la producción de acero, pieza fundamental de su desarrollo industrial. Y parece que así lo han comprendido al menos los más importantes como Brasil Argentina, Chile y Venezuela, y desde luego México, porque han dado pasos importantes tanto para desarrollar su industria en forma individual, como en el sentido de buscar las formas más convenientes para programas de integración regional
La integración en escala latinoamericana de la industria del hierro y acero tiene seguramente buenas perspectivas y constituye uno de los caminos para darle a la industria el vigoroso desarrollo que requiere. Las fuertes inversiones involucradas, los amplios mercados que necesita y las modernas tecnologías que requiere, podrán realizarse de manera más económica si se mancomunan los esfuerzos.
Los obstáculos para una avanzada integración desde luego que son grandes. Entre ellos deben mencionarse la enajenación de las materias primas de algunos países, como en el caso de Venezuela, que aunque rica en minerales de hierro, éstos están controlados por las empresas norteamericanas; otro factor es el de la falta de los elevados precios nacionales del acero en comparación a los del mercado internacional en casos como el de México, son alrededor de un 30% superiores a los mundiales; otro más es el de la gran disparidad que existe en los precios de un país a otro, que hace muy difícil llegar a acuerdos satisfactorios respecto a la unificación de mercados (los precios del acero argentino, por ejemplo, son superiores en alrededor del 50% respecto a los de México). Estos y otros obstáculos tendrían que salvarse para llegar a una necesaria y funcional integración que fuera beneficiosa para todos los países de la América Latina.
Ante estos hechos, nos parece que la política más conveniente para nuestro país debería consistir en hacer los máximos esfuerzos por desarrollar su industria siderúrgica, con base en capitales nacionales haciendo lo posible por reducir los precios del acero. y al mismo tiempo, buscar los caminos para avanzar en la integración con los demás países de la región latinoamericana. Respecto al primer aspecto, la organización de la nueva empresa que va a explotar los yacimientos que Las Truchas, así como la puesta en explotación también de los yacimientos de Peña Colorada constituyen avances de enorme importancia. En cuanto a la integración latinoamericana esperamos que se den pasos concretos para lograrla a la brevedad posible.♦