Por un lado ofrece ventajas para los países latinoamericanos pero por otro lado los ata a la política de Estados Unidos.
Se ha anunciado para el día 25 de los corrientes la celebración de la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la Ciudad de México. Se ha informado también que el señor Presidente de México hará la apertura de las sesiones de esa institución bancaria internacional ¿Qué importancia tiene para el país este acontecimiento que amerite que la autoridad máxima de la Nación intervenga en el acto inaugural de su asamblea? Creemos que tiene interés para la opinión pública disponer de la más amplia información y juicios valorativos acerca de las finalidades que persigue el Banco Interamericano de Desarrollo, de su estructura, de sus operaciones realizadas y de sus perspectivas. Con ese propósito presentamos las siguientes notas.
Una agencia de la OEA
En los antecedentes de la constitución del BID encontramos dos corrientes de pensamiento: una que aspiraba a la organización de una institución de fomento exclusivamente latinoamericana, con recursos de los países de la zona, y otra, la de constituir un banco panamericano.
En la primera corriente se encontraba presente el deseo de disponer de una institución independiente de la influencia de los Estados Unidos cuya participación podría desvirtuar el propósito que se perseguía.
Se argumentaba que la experiencia tenida con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), fundado en 1944, no era favorable para la América Latina, ya que dicho banco orientaba sus operaciones principalmente hacia otras zonas, y seguía una política acorde a los intereses de hegemonía de los Estados Unidos.
La segunda posición era sostenida principalmente por los Estados Unidos y por algunos países que siguen muy de cerca la orientación marcada por esa Nación.
La falta de recursos y también la falta de decisión para hacerle frente a los problemas apoyándose fundamentalmente en los propios esfuerzos, llevaron a la adopción de la forma planteada por la segunda corriente, es decir, la formación de un banco interamericano.
Así nació el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 1959, como resultado de una recomendación de la Conferencia Económica de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en 1957. Su primer Director fue el señor Robert Cutler, Consejero de la Casa Blanca. Sus socios serían solamente los miembros de la OEA. De esta suerte el BID vino a constituir el brazo financiero de la OEA y en consecuencia a servir los propósitos de dicha organización.
Capital del BID
Los recursos que maneja el BID se agrupan en tres tipos de capital:
- Recursos ordinarios
- Fondo para operaciones especiales y
- Fondo fiduciario para el progreso social.
Los dos primeros se forman con aportaciones de todos los miembros y el tercero, corresponde íntegramente a recursos del gobierno de los Estados Unidos.
Los recursos ordinarios al 31 de diciembre de 1965 ascendían a 1 850 millones de dólares. La contribución de los Estados Unidos por este concepto era de 761 millones de dólares, lo que representa el 41% del total. Esta participación le da a los Estados Unidos 35 135 votos, es decir, el 41.8% de los votos totales.
México participa con 144.3 dólares en los recursos ordinarios lo que significa un número de votos de 6 767, o sea el 8% del total.
En los recursos ordinarios los Estados Unidos tienen, por lo tanto, la voz determinante.
El Fondo para operaciones especiales asciende a 1 119 millones de dólares y se integra también con aportaciones de todos los miembros.
Para este fondo los Estados Unidos han contribuido con 900 millones de dólares, lo que representa el 80% del total. Con amplísimo margen el principal aportante para este Fondo son los Estados Unidos.
La participación de México en este Fondo es de 31.4 millones de dólares, es decir, el 7% del total.
El Fondo fiduciario de progreso social asciende a 525 millones de dólares, y corresponde en su totalidad a aportaciones de los Estados Unidos. Este Fondo forma parte de los recursos destinados a la Alianza para el Progreso (ALPRO) que han sido transferidos al BID en forma de fideicomiso, para que éste los administre, de acuerdo con las instrucciones del gobierno de los Estados Unidos.
De los datos presentados se desprende que el BID es una agencia de la OEA, es decir de los Estados Unidos, ya que ese país ha contribuido con el 62% del capital total que maneja dicha institución.
Operaciones del BID
Hasta el 28 de febrero de 1965 el BID había operado créditos por valor de 1 188 millones de dólares en toda América Latina. De ellos correspondieron a créditos otorgados con recursos ordinarios 559 millones de dólares, o sea el 46% del total; al Fondo de operaciones especiales, 171 millones de dólares, el 15%, y al Fondo fiduciario de progreso social (ALPRO), 458 millones, es decir, el 39% de los créditos totales otorgados.
Las operaciones con México, a la misma fecha, habían alcanzado las siguientes cifras: con cargo a los recursos ordinarios, 81 millones; para operaciones especiales, 14 millones, y con cargo al Fondo fiduciario de progreso social (ALPRO) 36 millones de dólares. En total, 130 millones de dólares, que representan el 11% de los créditos otorgados por el BID a la América Latina.
Características de los créditos a México
De los 130 millones de dólares otorgados a México por el BID, han correspondido 125.6 millones al sector gubernamental y 4.2 millones de dólares al sector privado. Los primeros se han destinado a una serie de renglones en los que destacan la irrigación, agua potable, vivienda y ayuda a la pequeña y mediana industria; en tanto que los otorgados al sector privado, que son de escasa cuantía, han sido destinados a las actividades industriales.
Las condiciones en que se han concedido los créditos varían según el origen de los recursos. Los que afectan a los recursos ordinarios del capital del BID se han otorgado casi todos a una tasa del 5.75% de interés y a plazos que van desde los 3 años, hasta los 21 años de plazo. Por su importancia cuantitativa debemos mencionar los concedidos para irrigación y mejoramiento de la tierra en El Limón, Tabasco, (25 millones de dólares), y en el Río Humaya, Sinaloa (20 millones de dólares), y para financiamiento a la industria pequeña y mediana (8 millones de dólares).
Los créditos que se han concedido con cargo al Fondo de operaciones especiales han sido solamente dos, siendo ambos destinados a la Cuenca Lerma-Chapala. Su monto total es de 13.6 millones de dólares, con una tasa de interés del 4% anual y a plazo de 16 años el primero y de 26 años, el segundo.
Con cargo a los recursos del Fondo fiduciario de progreso social (ALPRO) se han concedido ocho créditos con un monto total de 35.5 millones de dólares. Las tasas de interés de estos créditos son menores que las de los otorgados con cargo a los otros recursos, siendo del 2% anual en seis casos y del 3.5% en los otros dos.
El destino de estos créditos ha sido principalmente el de la construcción de viviendas baratas, introducción de agua potable y alcantarillado, colonización y mejoramiento de la tierra, y para el impulso de educación avanzada.
El BID, instrumento de dominio
Desde el punto de vista bancario los créditos otorgados por el BID presentan características ventajosas para los países latinoamericanos: tasas de interés bajas, plazos largos, pagos en moneda nacional, al menos en parte, y varios años de gracia para iniciar los pagos de amortización.
Sin embargo, cuando se hace un enjuiciamiento de los compromisos tácitos o explícitos que se adquieren, la supervisión a que quedan sujetos y sobre todo, la atadura a toda la política norteamericana hacia la América Latina, contenida en la Alianza para el Progreso (ALPRO) y en otras formas de intervención, el balance sobre el BID se torna muy desfavorable. En nuestro próximo artículo demostraremos este juicio, con la ayuda de datos, opiniones y análisis crítico del problema.♦