¿Qué requisitos deben llenar para ser benéficos para el país que los recibe?
Uno de los temas que con más frecuencia están apareciendo en los órganos periodísticos y en las declaraciones gubernamentales es el de los créditos del exterior. Casi no existe obra importante del gobierno y de la empresa privada que no se ligue a la concertación de un crédito extranjero. Las grandes obras hidráulicas, las de electrificación, las ferroviarias, la ampliación de la capacidad siderúrgica, la adquisición de las compañías mineras por empresarios privados, etc., etc., se han asociado casi indefectiblemente a créditos internacionales.
Obtener créditos en los Estados Unidos o en Europa se ha convertido así, en una de las tareas impostergables de muchos altos funcionarios, en las últimas cuatro administraciones. Casi no existe un mes del año en que algún funcionario de la administración o de alguna empresa de participación estatal o de organismo descentralizado, no se encuentre en alguna de las grandes capitales del mundo gestionando el otorgamiento de créditos, sea de gobiernos, de organismos internacionales especializados o de instituciones bancarias.
Es muy natural por lo tanto y explicable que la opinión pública vaya teniendo un interés creciente en el asunto de los créditos exteriores, interés que con mucha frecuencia se convierte en verdadera preocupación, porque las deudas exteriores tienen en nuestro país una historia bastante negativa, ya que generalmente fueron operaciones muy onerosas para los intereses nacionales y en no pocas ocasiones comprometieron la soberanía nacional.
Reviste sumo interés, por lo tanto, que tratemos de ocuparnos de este importante problema en la forma más objetiva posible, para precisar su significado verdadero y entender con mayor conocimiento de causa la realidad que está viviendo nuestro país y a dónde nos proyectamos con la política de créditos del exterior. Las cuestiones más importantes que debemos plantearnos son las siguientes: ¿son necesarios los créditos del exterior y en qué medida? ¿qué requisitos deben llenar para ser benéficos al país que los recibe? ¿los créditos que México ha logrado han reunido esos requisitos? ¿utilizamos bien los créditos recibidos? ¿la cuantía de los créditos vigentes no excede nuestra capacidad de pago? ¿no dependemos demasiado del exterior para el financiamiento de nuestro desarrollo?
Apenas iniciada nuestra independencia recurrimos a créditos del exterior para hacerle frente a los gastos indispensables de la administración pública, que estaba casi en bancarrota. Los primeros créditos se obtuvieron en Europa, que en esa época era el único centro financiero de que se podía disponer.
En 1824 se obtuvo en Londres el primer crédito exterior por la suma de 3,200,000 libras esterlinas. Este crédito adoptó la forma de una emisión de bonos, con interés del 5%, bonos que adquirió la casa Goldschmidt y Cía., al 50% de su valor nominal. Esto quiere decir que nuestro país recibió teóricamente la mitad de esa cifra, es decir, 1,600,000 libras esterlinas. Pero hubo una serie de deducciones adicionales que mermaron fuertemente la suma efectivamente recibida. Por una parte, la casa compradora en el momento de hacer la operación, dedujo por concepto de amortizaciones e intereses cobrados por anticipado, la suma de 305,496 libras esterlinas, y por otra, se dedujeron 10,547 libras por concepto de comisiones y gastos. Esto quiere decir que al final de cuentas, México recibió solamente la suma de 1,283,957 libras esterlinas, adquiriendo la obligación de pagar 3,200,000 libras esterlinas. Las condiciones de este crédito, como pueden verse, fueron en la práctica, verdaderamente onerosas.
Dos años después, es decir, en 1826, se gestionó y obtuvo, también en Londres, otro crédito, mediante la emisión de 3,200,000 libras esterlinas, en bonos al 6% de interés. La casa encargada de colocar esta emisión de bonos por encargo del gobierno de México, fue la Barclay, Herring, Richardson y Cía., la que hizo la operación vendiendo los bonos al 86.75% de su valor nominal, es decir, por la suma de 2,776,000 libras esterlinas. De esta cifra se hicieron deducciones por concepto de comisión a favor de la casa Barclay, de gastos generales y por pago de intereses y amortizaciones cobradas por adelantado, deducciones que sumaron 377,417 libras esterlinas. Esto quiere decir que del crédito de 3,200,000 libras esterlinas México recibió solamente 2,398,583 libras esterlinas. Pero el asunto no terminó en ese punto. México hizo un depósito en la casa Barclay por la suma de 1,519,644 pesos mexicanos, equivalentes a 303,929 libras esterlinas (al tipo de 5 pesos por 1 libra) destinados al pago de intereses y amortizaciones que estaban por vencer, cantidad que se esfumó debido a que la casa Barclay quebró.
Estos dos empréstitos exteriores con que México inició su larga historia de endeudamiento exterior, como puede apreciarse, fueron muy onerosos, pues significaron una carga de 32 millones de pesos (los de ese tiempo, no de los actuales) a pesar de que el país sólo había recibido en total algo más de 18 millones de pesos. Debemos señalar que como el país no pudo hacer frente oportunamente a las obligaciones derivadas de estas deudas la carga fue aumentando por la capitalización de los intereses que no se cubrieron a tiempo. Para 1867 en que se llegó a un convenio con los acreedores el monto de la deuda por estos dos créditos alcanzaba la cifra de 70 millones de pesos.
Experiencias similares a la que acabamos de comentar se tuvieron muchas, pero no nos es posible entrar en ellas en detalle. Baste agregar las deudas contraídas por el Imperio, porque alcanzaron grandes proporciones y porque lejos de beneficiar al país, sirvieron para sostener los ejércitos invasores. El monto total de las deudas contraídas por el gobierno de Maximiliano fue de 1,408 millones de francos, o sea, 281.7 millones de pesos.
A pesar de la suma tan crecida de las deudas contraídas por el Imperio, los ingresos netos solamente fueron de alrededor de 32 millones de pesos, de los cuales unos 27 millones se destinaron al sostenimiento de las tropas y de la Corte de Maximiliano. Como garantía de los créditos el Emperador empeñó la mitad de los rendimientos de las aduanas que estaban bajo su control en el país.
La primera experiencia que México tuvo en a contratación de créditos en los Estados Unidos, fue la correspondiente a la operación realizada por el Gobernador de Tamaulipas, José María Carvajal, en el año de 1964, con la casa John W. Corlies y Cía. Se trató de una emisión de 30 millones de pesos en bonos al 7% anual, garantizados con hipoteca sobre fondos mineros de Tamaulipas y San Luis Potosí, de tierras agrícolas de los mismos Estados y con el 60% de los ingresos federales y estatales correspondientes a esas entidades federativas. La operación tuvo poco éxito, ya que solamente se logró colocar cerca de 3 millones de pesos en bonos. La comisión cobrada por la casa John W. Corlies fue de 1 millón de pesos, es decir una tercera parte de los bonos vendidos.
Al terminar la intervención francesa y restaurarse la República bajo el gobierno de Juárez, el país ya se encontraba en una situación comprometida por la fuerte carga de deudas exteriores, emanadas tanto de empréstitos obtenidos, como de reclamaciones de Inglaterra, España, Francia y los Estados Unidos, por daños de guerra, indemnizaciones, etc. El cuadro que mostraba la deuda del Gobierno de México en 1867 era el siguiente (tomado de “Historia Moderna de México”, Daniel Cosío Villegas):
Deuda Extranjera: |
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$ 73,600,000 |
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7,800,000 |
De la Intervención Francesa: |
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281,700,000 |
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12,400,000 |
Total deuda extranjera |
375,500,000 |
Deuda Interior |
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300,000 |
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78,300,000 |
Total deuda interior |
78,700,000 |
Gran Total |
454,200,000 |
Lo oneroso de esta carga por endeudamiento exterior se puede apreciar por el hecho de que los ingresos totales del gobierno federal, en esa época, ascendían solamente a 18.5 millones de pesos.
Con estas experiencias México iniciaba un largo vía crucis derivado de la deuda exterior ¿Hemos superado esa situación? Los endeudamientos actuales ¿tienen un carácter similar o completamente distinto? Continuaremos ocupándonos de este problema en las próximas ocasiones, esperando dar elementos para una respuesta correcta a tan importante cuestión.♦