El crédito de 55 millones de dólares obtenidos durante la guerra por Ávila Camacho, se elevó con Alemán a 207 millones y a 625 con Ruiz Cortines; con López Mateos llegó a 716 millones y solo se redujo durante el primer año del Gobierno de Díaz Ordaz; La deuda vigente de México hasta 1966 asciende a 1,850 millones.
En el año de 1962, bajo la presidencia del general Manuel Ávila Camacho se reinicio la corriente de créditos del exterior, que había sido interrumpida desde la Revolución. Las necesidades de la II Guerra Mundial, y los arreglos que se hicieron de la Deuda Exterior, crearon las condiciones para que se volviera a recurrir a fondos exteriores.
Los primeros créditos exteriores que se obtuvieron en esta nueva etapa procedieron del Banco de Exportaciones e Importaciones (Eximbank), institución del gobierno de Estados Unidos, y se destinaron a la continuación de la Carretera Panamericana y de algunos caminos, a la instalación de la planta siderúrgica de Altos Hornos de México y a la adquisición de equipo ferroviario.
La corriente de créditos exteriores fue creciendo con bastante rapidez al terminar la guerra, multiplicándose, en varias veces, el monto de créditos obtenidos en los regímenes presidenciales sucesivos.
Durante el gobierno del general Ávila Camacho el monto de créditos extranjeros utilizados fue de 55.7 millones de dólares, todos ellos procedentes del Eximbank de los Estados Unidos.
En el régimen del Lic. Miguel Alemán la cifra de préstamos exteriores se elevó verticalmente, llegando a la cifra de 207.0 millones de dólares de nuevos créditos utilizados. Esta suma es casi cuatro veces la correspondiente a la utilizada por la administración anterior.
El gobierno de don Adolfo Ruiz Cortines aumentó la cifra de créditos exteriores utilizada haciéndola llegar a… 625.4 millones de dólares de nuevos préstamos, suma que es más de tres veces la correspondiente al régimen del Lic. Alemán.
Durante el gobierno del Lic. Adolfo López Mateos el endeudamiento exterior alcanzó cantidades estratosféricas, elevándose la cifra de nuevos créditos utilizados a 2,394.3 millones de dólares. En comparación a la suma total utilizada en la administración anterior, la correspondiente al régimen de Lic. López Mateos fue casi cuatro veces el total utilizado. En un solo año, el de 1964, los nuevos créditos utilizados ascendieron a 716.2 millones de dólares, cifra superior en 90.8 millones de dólares a la totalidad de créditos utilizados en el régimen del Lic. Ruiz Cortines.
Durante el primer año de la actual administración la cifra de nuevos créditos se redujo de manera importante, utilizándose en 1965 créditos nuevos por valor de 390.0 millones de dólares, o sea algo más de la mitad de la utilizada en el año anterior. Para 1966, sin embrago, la cifra de nuevos créditos volvió a elevarse en forma considerable, alcanzando un monto de 536.2 millones de dólares, aparte de la colección de bonos de la Comisión Federal de Electricidad por valor de 45 millones de dólares. Esta suma aunque es inferior a la máxima alcanzada en el último año del Gobierno del Lic. López Mateos, es mayor que la de cualquier otro año de todos los regímenes anteriores al actual.
¿Es excesivo el endeudamiento exterior?
Para 1965 nuestro país tenía una deuda por créditos exteriores utilizados durante el periodo de 1942 a 1965, que ascendía a 1,669.4 millones de dólares. Durante ese lapso se habían utilizado créditos por un valor total de 3,672.1 millones de dólares, pero se había amortizado una suma de 2,093.7 millones de dólares, además de haber cubierto una cantidad de 383.9 millones de dólares por concepto de intereses. Con las operaciones realizadas en 1966, la deuda vigente se elevó a 1,850 millones de dólares. A esta cifra debemos agregar el saldo de la Deuda Exterior del Gobierno Federal por empréstitos anteriores y por otros conceptos, que para 1966 alcanzaba una cifra de alrededor de 140 millones de dólares. De esta suerte, el endeudamiento total vigente en 1966 asciende aproximadamente a la suma de 2,000 millones de dólares. Hay que aclarar que aquí no estamos considerando el monto de las inversiones extranjeras directas que ascienden a alrededor de 1,500 millones de dólares, ni tampoco la deuda exterior a plazo menor de un año.
Una deuda exterior de 2,000 millones de dólares ¿es excesiva para las condiciones actuales de la economía mexicana? Aunque esta cuestión es compleja y presenta dificultades para ser contestada con toda certeza, existen algunos indicadores generales que nos pueden ayudar a darnos una idea aproximada del problema.
Veamos en primer lugar lo que el endeudamiento exterior significa en esfuerzo para hacer frente a las obligaciones de su pago, tanto de capital como de intereses. Para esto tomemos los dos últimos años para los que existen cifras oficiales publicadas.
En 1964 los pagos por amortización de los créditos exteriores ascendieron a 365.2 millones de dólares y los intereses sumaron 51.2 millones de dólares. Esto quiere decir que en total es servicio de estas deudas (excluyendo la Deuda Exterior del Gobierno Federal y las deudas a plazo menor de un año) significó un desembolso de 416.4 millones de dólares.
Si tomamos en cuenta que en 1964 los ingresos en dólares que el país obtuvo por la venta de mercancías y de servicios como el turismo, etc., ascendieron a 1,790 millones de dólares, el servicio obligado de las obligaciones contraídas por créditos exteriores a más de un año, que domo dijimos fue de 416.4 millones de dólares, esto significa que tuvimos que utilizar el 23% del total de divisas que logramos obtener con nuestro comercio exterior. Solamente nos quedó el 77% de los dólares obtenidos por el comercio exterior 1,373 millones de dólares para utilizarlo en la compra de productos y servicios en el exterior. En ese año el valor solamente de las compras de mercancías del exterior ascendió a 1,493 millones de dólares, lo que quiere decir que el servicio de la deuda exterior absorbe una proporción alta de las divisas, al grado de que lo que nos queda de saldo no alcanza ni para pagar las mercancías que compramos al extranjero.
En el año de 1965 la situación se agudizó. El monto total de las amortizaciones ascendió a 412.0 millones de dólares y el pago de intereses a 61.3 millones de dólares, es decir, el servicio de la deuda alcanzó la cifra de 473.3 millones de dólares. Como en ese mismo año obtuvimos 1,900 millones de dólares por la venta de productos y servicios al exterior, las obligaciones de los créditos absorbieron el 25% de ese total, es decir más que en el año anterior. Las importaciones de mercancías de este año ascendieron a 1,559.6 millones de dólares, que tampoco pudo pagarse totalmente con el saldo de divisas de que dispusimos.
Por otra parte, como paralelamente al crecimiento de los créditos exteriores ha ido aumentando la inversión extranjera directa, las utilidades que se envían al exterior van alcanzando cifras muy elevadas. En 1965 las remesas de las empresas extranjeras a sus matrices montaron a 235 millones de dólares. Si a esta cifra sumamos los dólares utilizados para el pago de los créditos exteriores encontramos que ascienden a 708 millones de dólares.
Estas cifras nos indican que el endeudamiento exterior y las remesas de utilidades de las empresas extranjeras están creando un problema muy serio a la Balanza de Pagos del país. El servicio de la Deuda Exterior alcanza una cifra ligeramente inferior al monto total de la Reserva de Oro, Plata y Dólares del país. Y las remesas de las empresas extranjeras a sus matrices significan casi la mitad de nuestra reserva.
Sin embargo, no es suficiente demostrar que el endeudamiento exterior (sumado a la expansión de las inversiones extranjeras directas) alcanza cifras elevadas, para concluir que los créditos no son convenientes y que deben reducirse o eliminarse. Debemos investigar una serie de otros aspectos importantes para emitir un juicio más completo y fundado sobre ese problema. Entre otras cosas, debemos analizar el uso de los créditos, las condiciones en que se obtienen y si no existen otras alternativas para hacerle frente al financiamiento de nuestro desarrollo. De ello nos ocuparemos próximamente.♦