Con recursos humanos calificados ayudan los países pobres a naciones ricas. Se debe intensificar la preparación de los cuadros de elevada formación técnica. Los investigadores ganan menos que un comerciante y que los intermediarios. Una importante reunión que es un paso positivo hacia la creación de cuadros para el país.
Es bien conocido el hecho de que los países subdesarrollados sufren una constante sangría de capitales que reviste una multiplicidad de formas. Las cifras de utilidades e intereses que las empresas extranjeras remiten a sus matrices superan notoriamente a las colocaciones de nuevos capitales que hacen en nuestros países; los precios que los países industrializados pagan por los productos de los países de menor desarrollo, además de sufrir constantes fluctuaciones, tienen la tendencia a descender o al menos a no elevarse, mientras que los precios de los productos que nos venden manifiestan una constante tendencia al alza; y los principales canales del comercio exterior se encuentran dominados por empresas extranjeras que obtienen altas utilidades, dejando al país huésped una parte reducida del valor del producto de las exportaciones.
Agravando la sangría de capitales que se produce por estos medios, los capitalistas nacionales de nuestros países tienen la tendencia a depositar en bancos del exterior una buena parte de las utilidades que logran en sus lucrativos negocios, reduciendo la disponibilidad de recursos de capital para el desarrollo económico de sus propios países.
La pérdida de capitales se convierte en un freno para el progreso de nuestros países y acentúa la dependencia respecto a inversiones directas y de créditos del exterior. Este es, sin duda, uno de los más serios problemas que afrontan nuestros países en la actualidad y explica en buena medida las grandes dificultades que experimenta su desarrollo económico.
La sangría de capitales que sufren nuestros países, por otra parte, significa un gran tributo a los grandes países capitalistas, que les permite disponer de mayor abundancia de capitales con los que siguen dominando nuestras economías. Se produce una paradoja desconcertante: los países pobres subsidian a los ricos, para que éstos los sigan explotando.
El “bracerismo intelectual”
Desgraciadamente existe otra paradoja que no por menos conocida es menos perjudicial: los países subdesarrollados, a pesar de sus escasos recursos humanos calificados, están subsidiando a los países capitalistas más desarrollados con técnicos, profesionistas y algunos hombres de ciencia. Existe una alarmante “emigración” de cuadros técnicos de nuestros países hacia los más desarrollados, especialmente hacia los Estados Unidos. La “emigración del talento” hacia los Estados Unidos reviste principalmente dos formas: la salida de profesionistas y técnicos de nuestros países para radicarse en los Estados Unidos, y la contratación por parte de las filiales de empresas extranjeras, de muchos de nuestros más capaces cuadros técnicos y científicos.
El fenómeno de la “emigración de talento” hacia los Estados Unidos tiene proporciones mundiales. Afecta no solamente a los países subdesarrollados sino aún a países industrializados como los europeos, que en forma alarmante están registrando una sangría incontenible de muchos de sus hombres más capaces. En este sentido la revista francesa L’Express, llama la atención sobre este problema, aportando cifras que son reveladoras del grado en que se está produciendo. De acuerdo con dicha revista, los resultados a que llegaron expertos de 10 países que se reunieron en el Centro de Investigaciones Europeas, fueron los siguientes:
En los Estados Unidos el 27% del personal médico de los hospitales proviene del extranjero. La preparación de este personal en los Estados Unidos hubiera requerido el establecimiento de cuando menos unas 10 nuevas facultades de medicina. En lo que hace a ingenieros y técnicos, se reveló que un 10% de los que laboran en las empresas americanas procede del exterior. La preparación de este personal técnico significa un gasto de mil millones de dólares; que constituye una especie de subsidio a favor de los Estados Unidos. Este país necesita alrededor de unos 75,000 ingenieros cada año, pero solamente prepara en sus universidades e institutos alrededor de 45,000.
La “emigración de talento” hacia los Estados Unidos incluye también a los más elevados niveles de la ciencia. Así, una cuarta parte de los ganadores del Premio Nobel en los Estados Unidos otorgados en el período de 1907 a 1961, han recaído en científicos extranjeros inmigrantes a ese país. Y algunos europeos que han recibido el Premio Nobel, han emigrado a los Estados Unidos en donde logran recibir sueldos mucho mayores que en Europa.
Toda proporción guardada nuestros países también contribuyen de manera significativa al enriquecimiento científico y técnico de los países desarrollados. En el caso de México, no solamente exporta “braceros” que van a trabajar a los campos de nuestro vecino del norte, sino que no pocos profesionistas y técnicos se van a radicar a ese país, en busca de mejores condiciones de trabajo y de más altos ingresos. Muchos jóvenes profesionistas, ingenieros, químicos, etc., después de concluir sus estudios en nuestros centros de enseñanza superior, van a los Estados Unidos con el fin de especializarse y ampliar su preparación, y con frecuencia no regresan, porque logran colocarse en alguna empresa o institución con sueldos mayores que los que normalmente podrían lograr en México. De esta suerte, el país se priva del talento de estos conciudadanos, en los que gastó cifras importantes para prepararlos durante largos años de estudio.
Pero es todavía mayor la “emigración interior” de ingenieros y técnicos hacia las empresas norteamericanas que operan en nuestro país. Una alta proporción de los mejores cuadros técnicos que producen nuestras universidades e institutos son contratados por las innumerables empresas extranjeras de las distintas ramas de la industria y de los servicios. Con la expansión que actualmente registra la inversión extranjera en nuestro país, parece que ya no está habiendo otra salida para nuestros profesionistas y trabajadores calificados que buscar trabajo en alguna empresa extranjera.
De esta suerte, nuestro país está subsidiando a las empresas extranjeras con la preparación de sus cuadros profesionales, las que se benefician de su talento sin que les haya costado un centavo su educación y adiestramiento.
Se podría pensar, sin embargo, que nuestro país se beneficia de los adelantos tecnológicos a través de las empresas extranjeras que vienen a operar a México. Aunque no cabe duda de que esto es cierto, lo es sólo en una medida limitada, ya que la técnica no se difunde a otros negocios, sino que se circunscribe a cada empresa que la guarda celosamente para sí, mediante el control de patentes que les otorgan el monopolio de su utilización de manera prácticamente indefinida.
Los resultados de este estado de cosas son de acentuar la dependencia de nuestros países respecto a los grandes países capitalistas, particularmente de los Estados Unidos, no solamente en lo que hace a los capitales, sino también desde el punto de vista tecnológico y científico.
Hacia la independencia científica y técnica
Dentro de este marco de ideas, adquiere un gran relieve la reciente “Reunión Nacional de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Económico y Social” que tuvo lugar en la ciudad de México. Dicha Reunión es una manifestación de la necesidad que se siente en nuestro país de dar un gran impulso a la investigación científica y al desarrollo tecnológico, y de ponerlos al servicio del desarrollo independiente del país.
Los resultados de la Reunión pueden considerarse de gran importancia, tanto por las distintas ponencias que en ella se presentaron por connotadas autoridades en diversos campos científicos y técnicos, como por la decisión de nombrar organismos que en forma permanente se dediquen a impulsar por todos los medios posibles, la preparación de cuadros de alto nivel, en las tareas de la investigación científica, y en las distintas ramas de la tecnología.
Los avances que se logren en estas importantes tareas serán de un gran beneficio para el desarrollo acelerado de nuestro país, porque pondrán en tensión la iniciativa y talento de los mejores cerebros del país y seguramente impulsarán el adelanto de las distintas ramas de la investigación científica y tecnológica.
Habrá que señalar sin embargo, que para que los esfuerzos sean realmente tangibles, habrá que destinar cantidades substancialmente mayores a las que ahora se dedican a la investigación científica y a la preparación de técnicos, y al mismo tiempo, asegurar ingresos decorosos a quienes van a dedicar su vida a esas tareas. Mientras que un investigador científico gane menos que lo que obtiene cualquier comerciante, o un burócrata de nivel medio, o un gestor de negocios que apenas necesitan estudios de primaria, no podrán lograrse resultados importantes.♦