El Estado Mexicano: un Estado empresario

El gobierno está en la posibilidad de darle a la economía nacional el rumbo y el sentido que desee si se lo propone, ya que no solamente dispone de los medios legales y administrativos necesarios, sino que tiene una enorme influencia a través de su gasto y del manejo directo de un complejo sistema de empresas productivas.

El Presupuesto de Egresos e Ingresos del Gobierno Federal, que acaba de ser aprobado por la Cámara de Diputados, es un documento de extraordinaria importancia para entender en sus líneas esenciales la realidad económica del país y el rumbo que está siguiendo. Aunque no contiene todos los elementos que debería incluir, presenta un panorama bastante aproximado de la posición del Sector Público en la economía nacional y las grandes metas que persigue. Es por lo tanto un documento muy valioso para entender con mayor precisión el sentido y el curso de nuestro desenvolvimiento. Veamos algunos de los aspectos más reveladores.

El Sector Público, eje de la economía nacional.

La cifra total de egresos del Sector Estatal para 1968, incluyendo el Gobierno propiamente dicho y al   llamado sector Paraestatal, (organismos descentralizados y empresas de control gubernamental) se estima en 61,413.9 millones de pesos. De este total corresponden a los egresos directos del Gobierno Federal 24,221.2 millones de pesos, y al sector Paraestatal 37,192.7 millones. Estas cifras nos indican, en primer lugar, que el Sector Público en su conjunto tiene una posición de primera importancia en el marco general de la economía nacional, ya que sus egresos totales representan algo más que el 20% del Producto Nacional Bruto del país. Esto quiere decir, que el Sector Público es con amplísimo margen el factor individual de gasto y de producción más importante de nuestro país.

En segundo lugar, las cifras correspondientes a las operaciones del sector Paraestatal, que en 1968 se elevan a 37,193 millones de pesos, superior en 13,000 millones a los egresos directos del Gobierno propiamente dicho, revelan que el Estado Mexicano es esencialmente un Estado-Empresario,  que maneja un sinnúmero de grandes empresas en ramas fundamentales de la economía.

En tales condiciones, el Gobierno está en la posibilidad de darle a la economía nacional el rumbo y el sentido que desee, si se lo propone, ya que no solamente dispone de los medios legales y administrativos necesarios, sino que tiene una enorme influencia a través de su gasto y del manejo directo de un complejo sistema de empresas productivas.

La distribución de los egresos directos del Gobierno Federal nos revelan algunos aspectos importantes de la política general que merecen ser destacados.

Los gastos en Educación y Salubridad y Asistencia, alcanzarán la cifra de 7,871.7 millones de pesos. Que representan conjuntamente el 33% de los egresos totales directos del Gobierno, según se consignan en el Presupuesto que ha sido aprobado por la Cámara. Es probable que los gastos realmente efectuados en el curso del año, aunque no sufran disminución en estos dos renglones, representen una proporción menor, porque como lo indicamos en artículos anteriores, en el curso del año aumentan substancialmente otras partidas de gasto, mientras que los de carácter social se mantienen en sus cifras originales. Con todo, es de esperarse que los gastos efectivos en Educación y Salubridad absorban algo más del 20% del gasto efectivo total del Gobierno.

Otro hecho importante a destacar es el relativo a los gastos militares. Desde luego es evidente que México no es un país militarista, a diferencia de la mayoría de los países de América Latina y ni qué decir, en fuerte contraste con los Estados Unidos que se propone gastar en el próximo año fiscal 77,200 millones de dólares, que representan más del 40% de su presupuesto total. Ello no obstante, los gastos militares en México han ido creciendo en números absolutos y también en cifras relativas. Para 1968 se programan gastos de 2,215 millones de pesos en Defensa Nacional, Industria Militar y en Marina, que viene a representar algo más del 9% del Presupuesto total. De esta suerte, los gastos militares vienen a constituir el segundo renglón del gasto, siendo superado solamente por los gastos presupuestados para Educación.

En 1967 los gastos militares eran el tercer renglón del gasto, después de Educación y de Recursos Hidráulicos; en este año superarán a los gastos en obras hidráulicas. Consideramos que no es saludable para el país que los gastos militares sigan esa tendencia en detrimento de otros renglones de gasto que desde luego son preferibles como los de tipo social y de carácter productivo.

La partida asignada en el Presupuesto a Deuda Pública aunque alcanza los 1,424 millones de pesos, seguramente no corresponde a la realidad. Es cierto que en años anteriores se han venido consignando en los Presupuestos Originales cifras menores, pero es igualmente cierto que en realidad se han gastado cifras mucho más elevadas, superiores a los 9,000 millones de pesos. Con base en esos hechos, podemos considerar que la erogaciones en Deuda Pública se mantendrán aproximadamente en esos altos niveles, si no es que tenderán a elevarse en consonancia con el creciente endeudamiento del país. Esto nos lleva a otro aspecto importante del Presupuesto que estamos analizando: el de la insuficiencia de los ingresos para cubrir el importe de los gastos proyectados, es decir, al problema del equilibrio presupuestal.

Tomando como base los datos que las oficinas correspondientes del Gobierno Federal han publicado, en los últimos años el Presupuesto ha estado desequilibrado en una medida significativa. Lo que ha estado más o menos nivelado es el Presupuesto Original que aprueba la Cámara de Diputados con los Ingresos Presupuestados. Pero como en realidad se gasta mucho más de lo que consigna el Presupuesto Original y ese exceso de gasto se realiza fundamentalmente incurriendo en deuda, no aparece el desequilibrio presupuestal, sino a posteriori, pero los datos correspondientes no reciben la amplia difusión que es característica respecto a los Presupuestos Originales. Es evidente, pues, que el Presupuesto del Gobierno Federal está desequilibrado.

Sin embargo, señalar que el Presupuesto no está nivelado no quiere decir que consideremos que es inconveniente necesariamente el desequilibrio presupuestal. De ninguna manera. Lo que sí queremos enfatizar es que el Gobierno debería elevar sus ingresos, esencialmente por la vía impositiva, con una Reforma Fiscal equitativa, a efecto de poder ampliar sus operaciones con recursos propios y atender las todavía enormes necesidades del pueblo mexicano, así como para aumentar sus inversiones en empresas productivas. Al no hacerlo tienen que incurrir en deuda en proporciones considerables,  generando presiones inflacionarias perjudiciales y dando a ganar varios miles de millones de pesos al sector oligárquico en forma de intereses; lo que consideramos inconveniente.

En cuanto al sector Paraestatal se observa una tendencia hacia su fortalecimiento, especialmente en líneas básicas como el petróleo, la electricidad, los ferrocarriles y otros renglones. Esta tendencia es muy positiva y deberá acentuarse, porque el Gobierno debe ampliar su participación directa en cuanto a las inversiones del Gobierno en otras de riego, caminos, hospitales, escuelas, etc., nos parece muy acertado que reciban un impulso importante, que indiscutiblemente deberán aumentarse substancialmente.

El Sector Paraestatal recibe en el Presupuesto de 1968 una atención importante, especialmente en materia de Petróleo, Electricidad, Ferrocarriles y otros renglones básicos. Respecto al año anterior, el Sector Paraestatal registrará un aumento considerable ya que recibe un incremento de más del 11%, superior al de la tasa de crecimiento del Producto Nacional Bruto del país. Sin embargo, es indispensable que este sector se fortalezca todavía más para que sirva de núcleo que de mayor dinamicidad al desarrollo económico nacional y que sirva, además, para contrarrestar la influencia de la penetración económica extranjera y la creciente fuerza del sector oligárquico nacional. En el futuro será necesario que el Sector Paraestatal se desarrolle a un ritmo mucho mayor y que además se integre debidamente y logre operar con mayor eficiencia.

En igual forma será necesario que el Gobierno Federal mejore su organización para hacerla más funcional y eficiente, y por otra parte, destine sumas substancialmente mayores para educación y servicios sociales en general, así como para fortalecer la capacidad productiva del país. ¿Y los recursos? Los dará una Reforma Fiscal equitativa que haga pagar a los sectores oligárquicos en relación a su enorme capacidad de pago, y un manejo más eficiente de las empresas y organismos del Estado. Al mismo tiempo, será necesario redistribuir la riqueza y el ingreso para que los beneficios del desarrollo se extiendan al pueblo trabajador, sobre cuyas espaldas se desarrolla el país.

Ceceña, José Luis [1968], "El Estado Mexicano: un Estado empresario", México, Revista Siempre!, 762: 20-21, 31 de enero.