En 1917 había solamente dos países socialistas: la Unión Soviética y la Mongolia Exterior. Para 1965, el número de esos países aumentó a 14, que representan la cuarta parte de la superficie del globo terráqueo y el 35% de su población total.
Tiene como objetivos contribuir al fomento armónico y proporcional de las economías nacionales, a la mayor industrialización de los países, al incremento de la productividad del trabajo, y al mejoramiento de los niveles de vida de las masas populares. Los objetivos señalados han de alcanzarse mediante la coordinación del esfuerzo de los distintos países, y a través de convenios multilaterales, así como de tipo bilateral. Las decisiones en el COMECON se toman por unanimidad, lo que asegura la independencia de los integrantes y la protección de sus intereses vitales.
Los hechos históricos sobresalientes de la postguerra son, sin lugar a dudas, la consolidación del socialismo como un sistema económico-social mundial, y el desmoronamiento de los sistemas coloniales de los grandes imperios. Estos dos hechos han dado sentido al curso de la historia en las últimas décadas y están influyendo grandemente en la vida del género humano. Podemos estar de acuerdo o no con el curso de los acontecimientos en relación a esos dos grandes hechos históricos, pero de ninguna manera debemos ignorarlos. Nada de lo que a ellos se refiera nos es ajeno, porque en una forma u otra influye sobre nuestro presente y más aún, influirá sobre nuestro futuro. Con el deseo de informarnos y entender en lo esencial lo que es el sistema socialista y las transformaciones que se están operando en lo económico y en lo social, para poder transmitirlas a nuestros lectores, estamos realizando un viaje por algunos de los países socialistas de Europa. Con el presente, iniciaremos una serie de artículos sobres los aspectos más importantes de la situación en que se encuentran dichos países, sobre los avances que han logrado, la política que han seguido y los problemas a que se enfrentan actualmente.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial existían solamente dos países socialistas, la Unión Soviética, primera en adoptar este sistema, en 1917, y Mongolia Exterior. Estos dos países mancomunados tenían el 17% de la superficie terrestre y el 9% de la población mundial. Por otra parte, siendo países esencialmente agropecuarios, solamente les correspondía el 3% de la producción industrial del mundo.
Para 1965 el número de países socialistas había aumentado a 14 y la superficie que les correspondía se había elevado al 26% del total mundial, es decir, a más de la cuarta parte de la superficie del globo terrestre. En cuanto a la población, los países socialistas en 1965 disponían del 35% del total, o sea, más de la tercera parte del género humano. El avance más notable, sin embargo, se registró en la importancia de la producción industrial, ya que en 1965 les correspondió el 38% de la producción mundial frente a apenas un 3% que les correspondía en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
Como puede verse, el sistema socialista se ha extendido con bastante rapidez en los años de postguerra y ha fortalecido su posición en el marco de la producción industrial del mundo.
Hacia la integración: el COMECON
En los países socialistas de Europa se observa una marcada tendencia hacia la integración económica, lo que se explica por una serie de razones, entre las que cabe mencionar las siguientes: la integración permite aprovechar las ventajas de la División Internacional del Trabajo; las economías de gran escala de producción; complementar recursos naturales, financieros, técnicos y humanos; permite ayuda a la planificación a largo plazo, por la seguridad de intercambios de materias primas y productos; etc., etc.
Con la integración económica los países socialistas intentan estrechar más sus lazos y eliminar gradualmente las diferencias en el grado de desarrollo en que se encuentran unos respecto de otros. Para ello están aplicando como criterios básicos de su integración el de la ayuda mutua, sobre bases de beneficio recíproco y equitativo, y respeto a la soberanía nacional, en forma compatible con el internacionalismo socialista.
Como instrumentos de integración se han creado el Consejo de Ayuda Económica Mutua (COMECON), en 1949, y el Banco Internacional de Colaboración Económica (BICE), en 1963.
El COMECON tiene como objetivos contribuir al fomento armónico y proporcional de las economías nacionales, a la mayor industrialización de los países, al incremento de la productividad del trabajo y al mejoramiento de los niveles de vida de las masas populares. Los objetivos señalados han de alcanzarse mediante la coordinación del esfuerzo de los distintos países, y a través de convenios multilaterales, así como de tipo bilateral. Las decisiones en el COMECON se toman por unanimidad, lo que asegura la independencia de los integrantes y la protección de sus intereses vitales.
La cooperación económica reviste diversidad de formas, pero las que podemos señalar como más importantes son las siguientes: 1.- Coordinación de los planes económicos; 2.-El comercio exterior; 3.- Créditos a largo y mediano plazo; y 4.- Colaboración científica y tecnológica.
La coordinación de los planes de desarrollo se ha venido realizando desde hace más de 10 años, pero se ha ido ampliando y perfeccionando. Con esa coordinación se busca el aprovechamiento óptimo de los recursos y potencialidades de los distintos países, la mejor complementación de las materias primas y combustibles de que disponen y la utilización al máximo de las ventajas de la División Internacional del Trabajo. Al mismo tiempo, la coordinación tiende a ayudar a los países de menor grado de desarrollo para que reduzcan la brecha que los separa de los más industrializados, con el objetivo de nivelar en el menor tiempo posible los grados y niveles de desarrollo de los países socialistas.
Algunos ejemplos dan una idea clara de las grandes proporciones que alcanza ya la coordinación de los planes de desarrollo. En el ramo de combustibles, que es crítico para algunos países que son deficitarios, se construyó el “Oleoducto de la Amistad”, con el esfuerzo mancomunado de los interesados, la URSS, Polonia, Checoslovaquia, La Republica Democrática Alemana y Hungría. Mediante este oleoducto la URSS surte, cubre los deficientes de petróleo de los otros cuatro países que lo necesitan vitalmente para su desarrollo. También en el ramo de la energía eléctrica se ha logrado una coordinación de enormes proporciones, se ha formado el Sistema Energético Unificado (MIR) que coordina los sistemas energéticos de los países miembros, que tiene una capacidad potencial total de 40 millones de kilowatios. El intercambio de fluido eléctrico que se llevó a cabo en este sistema llegó a 5,000 millones de Kwh., en el año de 1965.
La coordinación alcanza grandes proporciones en otras ramas importantes, como en la de automóviles, en la electrónica, en la producción de maquinaria agrícola, en la fabricación de máquinas de diversidad de tipos, y hasta en el sector de la industria ligera, como la alimenticia.
La coordinación de planes de producción llega en ocasiones a revestir la forma de empresas mixtas en las que participan dos o más países. Tal es el caso del Oleoducto de la Amistad, que ya citamos, del AGROMASH que coordina la producción de maquinaria agrícola entre Bulgaria y Hungría, y el HALDEX, formado por Polonia y Hungría en el ramo metalúrgico.
El BICE, por su parte, es una institución que tiene por objeto apoyar, desde el punto de vista financiero, los esfuerzos de integración. Comenzó a operar en 1964 con un capital de 300 millones de rublos, que fue aportado por los distintos países del COMECON, en proporción a sus posibilidades económicas. Así la URSS aportó 116 millones de rublos, en tanto que Mongolia contribuyó solamente con 3 millones. Independientemente del monto de la aportación, los países miembros cuentan con un solo voto en el consejo del BICE, lo que da un carácter democrático.
El BICE opera como una especie de cámara de compensación de las deudas entre los países miembros, pero además otorga créditos a los que carga una tasa de interés muy reducida, de alrededor del 1% anual.
Como podemos ver, en el mundo socialista existen organización y esquemas parecidos, al menos en la forma, a los que operan o se están formando en el mundo occidental. ¿Su esencia y contenido será el mismo? Continuaremos examinando estos problemas para encontrar la respuesta correcta.♦