Moscú, mayo de 1968.
Cuando en los “países occidentales” se habla del mundo socialista con frecuencia se le presenta como un bloque cerrado, autosuficiente y refractario a toda comunicación con el exterior; se utilizan para el caso, los términos de “cortina de hierro” y “cortina de bambú”.
¿En verdad los países socialistas siguen una política de autosuficiencia económica, científica y técnica, de bloque hermético y de aislamiento frente al exterior? ¿No tienen interés los países socialistas en el intercambio económico y científico con el mundo no socialista?
Y de parte de los países no socialistas ¿no existe interés por mantener y ampliar el intercambio comercial, financiero y tecnológico con el mundo socialista? ¿No sería mutuamente benéfico ese intercambio, especialmente en las condiciones actuales en que el comercio y las finanzas internacionales afrontan tantos y tan serios problemas? Y en especial, ¿no sería de gran beneficio para los países en proceso de desarrollo el poder disponer de más amplios mercados para sus productos y de una diversidad mayor de fuentes de aprovisionamiento de la maquinaria, materias primas y conocimientos técnicos que requieren con tanta urgencia?
La importancia de estas cuestiones nos ha llevado a obtener la mayor información posible en los países socialistas, sobre sus relaciones económicas y tecnológicas con el exterior, sobre los principios que las conforman, la magnitud que alcanzan y las perspectivas que presentan en el próximo futuro. A continuación presentamos al lector los resultados relevantes de nuestras pesquisas.
El Comercio Intersocialista
Tomados los países socialistas en conjunto, el comercio que realizan entre sí alcanza alrededor del 60 % del total de sus transacciones. Esta proporción se eleva un poco más si consideramos solamente los países que forman el COMECON, en los que el intercambio llega a representar alrededor de dos terceras partes del total.
En algunos renglones básicos el intercambio entre los países socialistas, y en especial en los de mayor integración que son los del COMECON, alcanza cifras de una cuantía todavía mayor. Así, por ejemplo, los países del COMECON cubren entre si sus demandas de carbón mineral en un 97%; las de petróleo, en un 96%; las de mineral de hierro, en un 80% y las de maquinaria y equipo, en un 76%.
De esta manera, los intercambios intrazonales en el mundo socialista alcanzan una magnitud mayor que los que se realizan en otros grupos de integración regional. En la Comunidad Económica Europea, por ejemplo, los intercambios intrazonales se acercan al 50% de sus transacciones internacionales totales, y en la Asociación Latino Americana de Libre Comercio (ALALC), apenas llegan alrededor del 11%. Esto quiere decir que la integración económica en los países del COMECON es más completa que en los otros bloques.
A pesar de su elevado grado de integración comercial, sin embargo, los países socialistas en su conjunto realizan una proporción importante de su comercio con el mundo exterior, alrededor del 40 % de sus transacciones totales. Esto nos indica ya que los países socialistas, aunque tratan de mantener relaciones muy estrechas entre sí, para apoyarse mutuamente, no siguen una política de autosuficiencia, de aislamiento respecto al mundo exterior.
El Comercio Exterior de la Unión Soviética
La URSS proporciona el mejor ejemplo de lo que son las relaciones de los países socialistas entre sí y con el mundo exterior. Por esta razón, y además por ser el país sobre el que disponemos de cifras más amplias, lo tomaremos como base de nuestro análisis.
En el año 1966 el comercio exterior de la URSS se elevó a 15,079 millones de rublos (15,754 millones de dólares al tipo vigente de 90 centavos de rublo, o kopecs, con un dólar). De este total correspondieron a las exportaciones 7,957 millones de rublos, y a importaciones 7,122 millones, lo que quiere decir que hubo un saldo positivo de 835 millones de rublos. Para 1967 el valor del comercio exterior se ha valuado en 16,000 millones de rublos.
Del comercio internacional total de la URSS en el año 1967, 10,700 millones de rublos correspondieron a transacciones con otros países socialistas, entre los cuales los del COMECON figuraron con 9,300 millones de rublos. Esto significa que el comercio exterior de la Unión Soviética se realiza en un 66.7% en los propios países socialistas y que un 33.3% tiene lugar con los países no socialistas. Esta última proporción asciende alrededor de 5,300 millones de rublos, o a un equivalente de 5,888 millones de dólares.
Dentro del sector socialista las transacciones comerciales de la URSS alcanzaron en 1966 las siguientes magnitudes: República Democrática Alemana, 2,380 millones de rublos; Checoslovaquia, 1,632 millones; Polonia 1,383; Bulgaria, 1,216; Hungría, 915; Rumania, 713; Cuba, 689; Yugoslavia, 366; República Popular China, 287; Mongolia, 198; Corea, 160; Vietnam, 84, y Argelia, 22 millones de rublos. Las bases y las características del comercio exterior entre estos países ya quedaron expuestas en nuestros artículos anteriores; baste agregar que el ritmo de crecimiento de las transnacionales comerciales de la Unión Soviética con los países socialistas ha sido de un 10% anual en promedio, y se planea para los próximos años que dicho ritmo aumente todavía más.
El comercio exterior con los países capitalistas desarrollados alcanzó una cifra superior a los 3,000 millones de rublos en 1966, y de 3,400 millones en 1967. Entre los principales clientes figuran los países industrializados de Europa, además de Japón y Canadá. En orden de importancia tenemos los siguientes: Gran Bretaña, 449 millones de rublos (en 1966); Finlandia, 427 millones; Japón, 417 millones; Canadá, 325 millones; Italia, 226 millones de rublos; Holanda, Suecia y Austria con un poco más de 100 millones de rublos cada uno, y los Estados Unidos con 99 millones de rublos.
Como se ve, la Unión Soviética realiza operaciones comerciales con los principales países industrializados del mundo capitalista, tanto de Europa, como de América y de Asia. Año con año las cifras alcanzadas van creciendo, pero todavía los niveles logrados son bastante bajos en comparación a la potencialidad tanto de la Unión Soviética, como de esos países. En este caso debemos destacar la situación del comercio entre la URSS y los Estados Unidos que alcanza cifras muy reducidas, apenas de 100 millones de dólares, no obstante la gran importancia de los dos países en la producción y en el comercio mundial. Existe, evidentemente, una gran potencialidad que no está siendo aprovechada, en perjuicio de todos los países involucrados.
La Unión Soviética tiene también un comercio que se va ampliando a gran velocidad, con un crecido número de países en proceso de desarrollo, especialmente en Asia y África, aunque también va adquiriendo importancia el comercio con la América Latina. En el año de 1967 el valor total del comercio con los países en desarrollo fue de 1,900 millones de rublos, o sea, algo más de 2,200 millones de dólares.
Entre los principales países del “tercer mundo” con que está comerciando la URSS se encuentran los siguientes: la India, con 346 millones de rublos, en 1966; la República Árabe Unida, con 314 millones; Malasia, con 113 millones, Argentina, con 103 millones; Afganistán, con 83; Pakistán, con 62, y Brasil, con 52 millones de rublos.
Comercio con Todo Mundo.
Uno de los principios básicos de las relaciones comerciales de los países socialistas en general, es el de comerciar con todas las naciones, independientemente del régimen económico social que tengan. Este principio está siendo aplicado por la Unión Soviética de manera muy firme, como puede apreciarse por la diversidad de países con los que comercia. Al lado de Afganistán y la RAU con los que mantiene relaciones muy amistosas en todos los órdenes, se encuentran países como la República Federal Alemana y los Estados Unidos, con los que existen evidentes desacuerdos y fricciones, así como otros como Argentina y Brasil en los que existen gobiernos militaristas y antisoviéticos. Los funcionarios y los economistas soviéticos con los que tuvimos oportunidad de conversar manifestaron que comerciar con todo el mundo es un principio básico de la política económica de la URSS, y lo seguirá siendo, porque el intercambio económico es altamente benéfico para el socialismo y para todos los pueblos del mundo.
Ligado al principio anotado, los países socialistas en general mantienen la norma de no utilizar el intercambio económico y tecnológico como un instrumento de intervención en los asuntos internos de otros países. El comercio, los créditos internacionales y la asistencia técnica deben más bien ser un vehículo de colaboración entre los pueblos del mundo, para aprovechar las ventajas de la división internacional del trabajo y producir más y mejor.
Las consideraciones y hechos hasta aquí presentados nos permiten considerar a los países socialistas como un bloque que está muy lejos de ser autosuficiente y cerrado al mundo exterior; muy por el contrario, cada vez se abre más al comercio, los financiamientos y el intercambio tecnológico con todos los países del mundo. El elevado ritmo de crecimiento de las economías socialistas y sus avances industriales, hacen esperar que en el futuro los países socialistas sean un factor de creciente importancia en la economía y el comercio mundial. Esa perspectiva es muy alentadora especialmente para los países del “tercer mundo” que están afrontando tan serios problemas en su intercambio internacional. Para nuestros países sería muy importante y beneficioso poder asegurar un alto nivel en las transacciones internacionales, mediante convenios a largo plazo y con precios justos y más o menos estables, así como poder disponer de créditos exteriores a bajas tasas de interés y pagaderos en especie, es decir, en la propia producción de exportación, y no en divisas que con frecuencia es difícil obtener. Y precisamente en esa forma operan los países socialistas. El interés de nuestros países, por lo tanto, hace muy conveniente el ampliar y estrechar los lazos comerciales, financieros y técnicos con el mundo socialista.♦