Ante la cobardía del sector empresarial, sólo la energía del Gobierno puede frenar ya! la marcha aplastante del capital extranjero.
- Una medida de gran trascendencia nacional ha sido tomada por el Gobierno Federal al decidir la creación de una gran empresa nacional para la elaboración de alimentos balanceados, complementada con la determinación de controlar las materias primas necesarias para su fabricación.
- El control que habían logrado la Anderson Clayton y la Purina, ambas norteamericanas, de industria tan importante para el desarrollo ganadero, se había traducido en un freno para el éxito de las empresas mexicanas y un obstáculo poderoso para la expansión de la actividad ganadera.
Los avances científicos y tecnológicos, producto colectivo del ingenio y esfuerzo humano alcanzan su significación e importancia plenas cuando se ponen al servicio del hombre, de la elevación de sus condiciones de vida. El mejor conocimiento de las leyes de la naturaleza y su aplicación al proceso productivo al permitir el uso más racional de los recursos, la eliminación de desperdicios, la utilización de los subproductos, el perfeccionamiento de los métodos de producción, etc., sientan las bases de una mayor productividad del trabajo y de la liberación del hombre en el aspecto material y cultural. De esta manera, la ciencia y la técnica pueden convertirse en poderosas palancas del progreso y del bienestar de la sociedad.
Pero, querámoslo o no, por ventura o infortunio, el progreso y bienestar no dependen solamente de factores científicos y técnicos, sino también y en forma determinante del sistema de organización económico-social y política en que se desenvuelva la sociedad. El sistema económico-social podrá propiciar el desarrollo científico y su aplicación tecnológica para beneficio de la colectividad, o podrá estorbarlo, deformarlo y aun dirigirlo contra la propia sociedad al ponerlos al servicio de pequeños grupos de privilegio.
Precisamente esto último es lo que acontece fundamentalmente, en las condiciones actuales de nuestros países que se encuentran fuertemente dominados por grandes monopolios extranjeros.
México es un claro ejemplo de la acción dominadora de capitales extranjeros y de la lucha permanente y por demás difícil del país contra esa dominación y por alcanzar niveles superiores de progreso y bienestar general, con independencia económica y política.
En últimas semanas ha hecho crisis una de esas luchas entre un pequeño grupo de grandes monopolios extranjeros, encabezados por la poderosa Anderson Clayton & Co. que han logrado dominar (entre otras) la industria de alimentos balanceados y la industria avícola del país, y los intereses nacionales que están resultando seriamente afectados por esos monopolios.
A lo largo de un proceso que lleva más de una década, ese reducido número de empresas norteamericanas han llegado a controlar la producción de alimentos balanceados y se han extendido en un proceso de integración vertical a la producción y venta de aves, y se preparan febrilmente al establecimiento de rosticerías y restaurantes. Mediante este proceso expansionista no solamente han impedido la incorporación de nuevos empresarios mexicanos a esas actividades, sino que han desplazado o convertido en simples empleados a los que se dedicaban a esos negocios. A través de una política de altos precios de los alimentos balanceados, acción típica de los monopolios, han provocado artificialmente la elevación de los costos de producción poniendo en serios aprietos a los productores mexicanos, muchos de los cuales han tenido que sucumbir, cerrando sus negocios o cayendo dentro de la órbita de esos monopolios extranjeros. Y como resultado final, han frenado el sano desarrollo de la industria avícola con los perjuicios consiguientes para los consumidores y el país en general.
Los ganaderos dedicados a la cría de puercos y de ganado vacuno, también están resistiendo los efectos de la acción de los monopolios de la industria de alimentos balanceados, porque tienen que pagar precios en constante alza fijados arbitrariamente por el pequeño grupo que controla la industria.
Tenemos aquí un caso típico en que un avance técnico, la producción de alimentos balanceados para la producción pecuaria, lejos de convertirse en una innovación que derrame sus beneficios al país, se transforma en manos de los monopolios extranjeros, en un factor de dominio y de mayor explotación.
La lucha, el único cambio
Lo que ha sucedido en la industria de alimentos balanceados y en la actividad avícola (como en muchas ramas de la economía mexicana) demuestra que si se deja que “las fuerzas del mercado” operen libremente, una a una las actividades industriales, agropecuarias y de servicios caerán bajo el control de grandes monopolios extranjeros.
Pero, afortunadamente, los empresarios mexicanos afectados se han decidido a seguir el único camino que se impone, el de la lucha en defensa de sus intereses y los del país. Las lamentaciones y la conformidad, han cedido el paso a la determinación resuelta de luchar en forma organizada, informando a la opinión pública de los que está sucediendo, demandando la acción solidaria de otras organizaciones y planteando al Gobierno Federal la necesidad absoluta de su intervención.
Afortunadamente también el Gobierno Federal se ha percatado de la gravedad del problema y la urgencia de su intervención, que lo ha llevado a tomar una serie de medidas pertinente que, puestas en práctica según se ha anunciado a través de la prensa diaria del país, pondrá coto al dominio que hasta ahora han logrado los monopolios norteamericanos en esta actividad.
Según las declaraciones oficiales, el Gobierno adoptará entre otras, las medidas siguientes: impondrá un riguroso control sobre el abastecimiento de las materias esenciales para la producción de alimentos, constituyéndose en el único mayorista de dichas materias primas. Con esto se evitan las maniobras especulativas y discriminatorias de los monopolios extranjeros contra los empresarios mexicanos y los productores avícolas y ganaderos.
Establecerá una gran empresa que se encargará de producir alimentos balanceados, para venderlos directamente a los ganaderos a precios de costo de producción.
Se emprenderá por parte del Gobierno Federal la fabricación de envases, y empaques, y la instalación de pasteurizadotas, fábricas de enlatado de conservas alimenticias y de cámaras de refrigeración.
Finalmente, se organizará la Dirección de Industrias Rurales dentro de la secretaría de Industria y Comercio, encargada de dar apoyo y asistencia técnica a los campesinos y ganaderos del país.
Como se ve, las medidas acordadas por el Gobierno Federal tienden a resolver no solamente el problema concreto de los empresarios de alimentos balanceados y de la producción avícola, sino que intenta sentar las bases para intervenir directamente, en la forma de empresario, en toda la industria alimenticia del país, que como se sabe, ha caído casi totalmente en manos de monopolios extranjeros.
¿Inicio de una decidida política de rescate?
Aplaudimos con entusiasmo las medidas anunciadas por el Gobierno Federal en relación a la industria alimenticia. Pero, nos vemos obligados a preguntarnos ¿se ha decidido el Gobiernos a seguir un política firme y decidida respecto al angustioso problema de las inversiones extranjeras? Porque, como dice el proverbio “una gaviota no hace verano”. Si tal es el caso, habremos de esperar que se adopten, pronto como el caso lo requiere, medidas semejantes en relación a muchos otros renglones d la economía nacional, como por ejemplo, la industria de medicinas, la de automóviles, la de productos forestales, la de jabones y detergentes, para citar solamente algunos casos.
Para que esto se realice, sin embargo, será necesario que todos los sectores nacionalistas del país, consumidores, empresarios mexicanos, intelectuales, etc. en forma resuelta nos consagremos a la defensa de la independencia económica nacional.♦