La situación económica, política y social de los Estados Unidos no tiene visos de mejorar. A pesar de los enormes gastos militares y de la serie de medidas que han sido adoptadas, no se ve en el horizonte una recuperación de la actividad económica pues lo más que hasta ahora se ha podido lograr es mantener una precaria “estabilidad” que más bien podría calificarse como de un franco estancamiento. Parece ser que los instrumentos tradicionales ya no son capaces de imprimirle a la economía norteamericana el dinamismo de otras épocas.
La incapacidad de la economía para desenvolverse con la suficiente firmeza y celeridad, está determinando la agudización de los problemas sociales y políticos, hasta un grado que hacen esperar a un plazo más o menos corto, una situación de una crisis generalizada de alcances incalculables. Los disturbios raciales, los crecientes movimientos de protesta y las brutales represiones policíacas y militares de que son objeto, no son fenómenos transitorios, sino el preludio de una profunda y aguda lucha social que darán fisonomía a la sociedad norteamericana en los próximos años.
Los problemas que afectan a los Estados Unidos, dada la gran importancia que dicho país tiene en el mundo, tienen una indiscutible influencia sobre la situación del Orbe y de mayor magnitud, aun sobre la de los países que se encuentran estrechamente ligados a él. En este último caso se sitúa México
Arruinar al vecino, parece ser la política norteamericana.
Para sortear las serias dificultades que afectan a la economía norteamericana el gobierno de ese país esta adoptando una serie de medidas y se apresta a incorporar otras más, que tienen importantes repercusiones en nuestra economía. A las incluidas en el Plan Johnson, de restricciones crediticias, reducción de gastos en el exterior por turismo y otros renglones, etc.; se proponen ahora una variedad de medidas discriminatorias del comercio exterior, especialmente de tipo proteccionista que tienden a restringir las compras de mercancías al exterior por la vía de aumento de tarifas arancelarias.
Estas medidas proteccionistas, de llevarse a efecto, seguramente acarrearan serios perjuicios a nuestro comercio exterior y por ende, a nuestro desarrollo económico. Ya diversos sectores han señalado los peligros que entrañan las medidas arancelarias mencionadas y han manifestado su preocupación por actos como éste que tienen un franco carácter inamistoso hacia nuestros países. Por nuestra parte, coincidimos totalmente con esos señalamientos y consideramos conveniente aportar algunos datos y argumentos que pueden contribuir a que la opinión pública tenga una idea más amplia y cabal del problema.
Las exportaciones, factor dinámico del desarrollo
En los países de economía dependiente, con gran proyección hacia el exterior, uno de los factores que más influyen en su situación económica es el de sus exportaciones. Cuando las exportaciones aumentan, la actividad económica general se acelera, y cuando declinan, los negocios vienen a menos. En el caso de México aunque la dependencia respecto al comercio exterior ha disminuido en las últimas décadas como resultado del desarrollo alcanzado, las exportaciones siguen siendo un factor de bastante importancia para la situación general de nuestra economía. En estas condiciones, todo lo que venga a obstaculizar las ventas de nuestros productos al exterior, tiene repercusiones desfavorables en nuestro desarrollo. De ahí la amenaza que representa el intento norteamericano de adoptar medidas todavía más proteccionistas.
México, un gran cliente para los Estados Unidos
La importancia que tiene México como cliente (y proveedor) para los Estados Unidos, es realmente muy grande. En 1965, por ejemplo, México ocupó el primer lugar en el comercio exterior de los Estados Unidos con los países de la América Latina y el quinto lugar en el mundo. En ese año, el principal cliente de los Estados Unidos fue Canadá, siguiéndole Japón, Inglaterra y Alemania Federal. Nuestro país, por lo tanto, tiene mayor importancia comercial para los Estados Unidos que países como Francia, Italia, Suiza, etc.; que tienen un nivel más elevado de desarrollo.
Las compras que nuestro país hizo en 1965 en los Estados Unidos ascendieron a 1,105.2 millones de dólares y las ventas alcanzaron los 637.9 millones de dólares. En conjunto, el comercio exterior entre los dos países ascendió a 1,743.1 millones de dólares. Estas cifras nos revelan la gran importancia de las transacciones comerciales de los Estados Unidos con México.
Pero hay algo más. El comercio con México proporciona a los Estados Unidos un saldo fuertemente favorable. Mientras nos vende… 1,105 millones de dólares, sólo nos compra 638 millones, lo que le deja un saldo a su favor de 467 millones de dólares. En este sentido debemos señalar que en el comercio con los distintos países del mundo, solamente en el caso del comercio con el Canadá y con la India le proporciona a los Estados Unidos un saldo superior al que deriva de sus transacciones con nuestro país.
Esto quiere decir que México tiene una indiscutible importancia comercial para los Estados Unidos. No solamente alcanzan altas cifras sus transacciones, sino que le proporcionan un crecido saldo a su favor, saldo que viene a contribuir de manera considerable a reducir sus desajustes en Balanza de Pagos.
El que no compra, no vende, y viceversa.
En el mecanismo del comercio mundial actual, el que no compra al exterior, tiene dificultades para vender sus productos. Esto es así porque para poder adquirir las mercancías de otro país se necesitan divisas de dicho país, y para disponer de esas divisas es necesario haber vendido productos al país correspondiente. Claro que también se puede disponer de divisas norteamericanas por la vía de los créditos, pero a la postre esos créditos tienen que pagarse y ello requiere poder vender productos al exterior. De esto se deduce que si los Estados Unidos adoptan medidas de mayor protección, harán más difícil para nuestro país el poder venderles, y como resultado de ello, reducirán la disponibilidad de dólares para poder comprarles.
La política de sálvese quien pueda y de descargar sobre el vecino las consecuencias de la crisis que está padeciendo (con las medidas como las que señalamos) los Estados Unidos no solamente van a perjudicar a sus clientes, sino que habrán lanzado un boomerang que a la postre también los perjudicará.
Mayor independencia, un imperativo.
Los hechos que estamos comentando nos hacen insistir en la necesidad de robustecer nuestra economía, haciéndola menos dependiente de un solo mercado. No solamente debemos luchar por evitar que los Estados Unidos tomen medidas discriminatorias e injustas para nuestra relaciones comerciales, son que es menester que diversifiquemos mercados, que reduzcamos el saldo negativo de nuestras operaciones con los Estados Unidos y que aumentemos la inversión gubernamental para evitar los vaivenes que resultan de la dependencia de la situación de los mercados mundiales y en especial del mercado norteamericano con el que actualmente realizamos más de dos terceras partes de nuestro comercio exterior total. De otra forma, seguiremos dependiendo de fuerzas fuera de nuestro control que convierten a nuestra economía en una especie de acordeón que se infla cuando el mercado internacional es favorable, pero que se desinfla cuando la demanda y los precios de nuestros productos declinan.♦