Un panorama poco alentador se deduce de la situación.
El capital mexicano es casi inexistente, ya que en los últimos años se ha observado una mayor consolidación de los monopolios extranjeros.
La Industria Automotriz
Una de las industrias que ha crecido con mayor celeridad en nuestro país es la de construcción y ensamble de automóviles y camiones y la industria auxiliar automotriz. Este desarrollo es parte del proceso general de industrialización nacional y especialmente de la política llamada de mexicanización de la producción automotriz.
De acuerdo con los datos del último Censo Industrial, correspondiente al año de 1965, los distintos componentes de esta industria tenían la siguiente situación:
Construcción y ensamble de vehículos automóviles: en este renglón existían 17 establecimientos con una ocupación de cerca de 14 mil empleados y obreros y con inversiones que montaban a cerca de 3,500 millones de pesos. El valor de la producción bruta de estos establecimientos alcanzó la suma de 4,417 millones de pesos.
Fabricación de motores automóviles: las inversiones realizadas en este renglón ascendían a 806 millones de pesos, en 4 establecimientos que daban ocupación a 2,324 personas. El valor de la producción alcanzó la cifra de 363.4 millones de pesos. La desproporción que puede notarse entre el valor de la producción y el monto del capital invertido se debe a que en 1965 apenas iniciaban su producción los establecimientos de referencia.
Fabricación de accesorios y partes: estaban ocupados en esta línea de producción un total de 246 establecimientos, que daban trabajo a 16 mil obreros y empleados y en los que había un capital invertido que ascendía a 1,425 millones de pesos. El valor de la producción en este renglón ascendió a 1,289 millones de pesos.
Fabricación de llantas: los establecimientos dedicados a la producción de llantas y cámaras eran en número de 7, en donde laboraban algo más de 5 mil personas. Las inversiones de los 7 establecimientos ascendieron a 789 millones de pesos y el valor de la producción alcanzó la cifra de 1,305 millones de pesos.
A las líneas mencionadas habría que agregar las correspondientes a la fabricación de acumuladores, la de aceites lubricantes, y la de algunos productos de hule que se utilizan en los vehículos de motor. En conjunto estas líneas tuvieron una producción valuada en unos 800 millones de pesos. Esto elevaría a un poco más de 8 mil millones de pesos el valor de la producción de la industria de automóviles y las líneas conexas.
La política de mexicanización, lenta y tibia.
Desde el gobierno del licenciado López Mateos se inició una política llamada de mexicanización de la industria de automóviles y de la auxiliar automotriz. Dicha política dirigió su principal propósito hacia la producción en México de los automóviles y camiones y de las partes y accesorios para los mismos. Un poco en la penumbra se expresó el propósito de lograr mexicanizar también la propiedad de las empresas dedicadas a las distintas líneas que forman la industria. En los años que han transcurrido se han logrado avances importantes en lo que hace a la fabricación en México de un alto porcentaje del valor de los automóviles y camiones y en la producción de partes y accesorios.
En donde no se han logrado avances y más bien se ha retrocedido, es en lo que se refiere a la mexicanización de la propiedad de las empresas. En este sentido consideramos de interés presentar, en líneas generales, la situación en que se encuentra la industria en la actualidad.
Producción de automóviles y camiones: las empresas que operan en la fabricación de automóviles y camiones son esencialmente extranjeras. La General Motors, y la Ford, son totalmente norteamericanas; la Volkswagen, es alemana; la Nissan Motors (Datsun), es japonesa, y la Internacional Harvester es norteamericana. Por su parte Fábricas Automex tiene un 40% de capital norteamericano, y la VAMSA (Rambler) también tiene capital estadounidense en una proporción importante (American Motors), aunque minoritario.
El capital mexicano ha ampliado su participación en la industria de fabricación, teniendo el control de DINA (gubernamental), VAMSA (semioficial) y de Fábrica Nacional de Automóviles, que produce el Borgward. Además según la información de que se dispone, el capital mexicano tiene la mayoría del capital de Fábricas Automex, correspondiéndole el 60%, perteneciendo el otro 40% a la Chrysler Corporation.
A pesar de la considerable participación del capital mexicano todavía la industria de fabricación de automóviles y camiones está controlada en una proporción elevada por capitales extranjeros.
Llantas y cámaras: en esta línea el capital extranjero tiene un dominio absoluto. Las cinco empresas que la forman son filiales de las grandes empresas llanteras de Estados Unidos.
Aceites y lubricantes: aunque en esta línea Petróleos Mexicanos tiene una participación considerable, las empresas extranjeras tienen la proporción mayor del negocio. Esta situación resulta casi inexplicable ya que en ninguna de las empresas extranjeras fabrican propiamente los lubricantes, ya que son solamente mezcladoras. Todas ellas se abastecen, en lo esencial, de las bases que les vende Petróleos Mexicanos.
En esta rama se destacan las principales firmas norteamericanas, entre las que vale mencionar a la Mobil Oil, a la Sunoco, a la ESSO, a la Quaker State, a la Texaco y a Lubrizol.
Industria Auxiliar: esta línea está casi totalmente controlada por empresas norteamericanas. Se cuentan por decenas las filiales de las grandes empresas de los Estados Unidos que han establecido negocios en México. Por razones de espacio solamente nos es dable referirnos a las que tienen mayor relevancia en los distintos renglones que forman esta línea.
Además de las tres grandes norteamericanas (General Motors, Ford y Chrysler) que fabrican una diversidad de partes y refacciones, tenemos a las siguientes: Bendix Corp., TRW, Borg Warner, Dana Corporation, Clark Equipment, Eaton Yale & Towne, Eltra Corporation, Kesley-Hayes, The Budd Co., Timken Roller Bearing, Rockwell Manufacturing, A.O. Smith Co., Federal Mogul, Clevite Corp., A.C.F. Industries, H.K. Porter y American Chain and Cable.
El capital mexicano en esta línea de producción es casi inexistente. Se limita a algunas participaciones minoritarias en ciertas filiales norteamericanas y a la producción de las firmas productoras de automóviles que producen también algunas partes y refacciones.
El panorama de la mexicanización de la industria automotriz y de la auxiliar no es muy alentador, según se desprende de la información que hemos presentado. Se hace evidente que en los últimos años, no obstante algunos logros, se ha producido una mayor consolidación de los monopolios extranjeros que han logrado un mayor grado de integración en los más importantes eslabones que forman la industria, En esta sentido, la conclusión obligada es que la política de mexicanización ha sido inoperante en lo que se refiere a la propiedad de las empresas. Más bien podría afirmarse que la política gubernamental no ha puesto el énfasis suficiente en este aspecto que consideramos, es tanto o más importante que el de lograr un mayor grado de fabricación en el país de las unidades y de las partes y accesorios.
Tratándose de una industria que, como dijimos, alcanza un valor total superior a los 8 millones en su producción bruta, se hace indispensable y urgente que la política de mexicanización se dirija esencialmente a lograr el control de las empresas por capitales nacionales, y especialmente a aumentar la participación de las empresas nacionales en el manejo de esta industria tan importante para el desarrollo nacional.♦