El coloso fue parto de las dos guerras. Sacó provecho de ellas con más territorios e influencias para imponer al mundo su hegemonía. Cada conflagración da más vitalidad al imperio.
La falta de cohesión de los distintos estados de la Unión Americana que para 1860 no habían llegado a constituir una verdadera nación, y las fuertes diferencias de organización económica que existían entre los estados del Norte y los del Sur, llevaron en 1861 a la guerra civil, que hasta ahora ha sido sin duda la prueba más dura y difícil a la qué se ha enfrentado ese país. La Guerra de Secesión que duró cinco largos años, estuvo a punto de dividir a los Estados Unidos en dos naciones separadas y rivales.
El triunfo definitivo del Norte (los Unionistas) logró evitar el naufragio, con lo que se fortaleció la unificación nacional y se sentaron las bases económicas, políticas y sociales para que la Unión Americana acelerara su desarrollo y prosiguiera con ímpetu su expansión territorial y económica.
En efecto, la victoria de los Estados del Norte, que tenían una economía más avanzada de tipo industrial y comercial (y a ello debieron su triunfo sobre el Sur, agrícola y esclavista) dio un poderoso impulso al desarrollo económico del país que se encauzó de manera franca y acelerada por el camino de la industrialización y del desarrollo en todos los órdenes. La Guerra Civil significó en realidad, el rompimiento de las ataduras institucionales que imponía la economía esclavista de grandes plantaciones de los estados del Sur, y la liberación de las fuerzas más dinámicas del capitalismo industrial y comercial y financiero. A partir de 1865 los Estados Unidos ya consolidados como nación. Entraron en una etapa de desarrollo de proporciones gigantescas, que en pocas décadas le permitió superar a todas las grandes potencias europeas, inclusive a la Gran Bretaña que hasta entonces y desde la Revolución Industrial de principios del siglo XVIII, figuraba como el país más desarrollado del mundo.
Aunque es verdad que ya antes de la Guerra Civil los Estados Unidos habían logrado importantes adelantos económicos, tanto en materia de transportes (canales, caminos, marina mercante y ferrocarriles) como en el aspecto comercial industrial (textil, metalurgia, fabricación de armamento, de locomotoras, etc.), el verdadero impulso se produjo a raíz de la Guerra Civil.
Dos décadas después de terminada la guerra los Estados Unidos habían logrado superar en líneas industriales importantes a Francia y Alemania (esta última registraba también un desarrollo espectacular) y pisaban los talones a la misma Inglaterra.
En el quinquenio de 1880-84, la situación era la siguiente en algunos renglones importantes: en la producción de hierro de primera fusión correspondían a Inglaterra 8.1 millones de toneladas, a los Estados Unidos; 4.2 millones, a Alemania, 3.2 y a Francia, 1.9 millones de toneladas. En la producción de acero correspondían a Inglaterra 1.8 millones de toneladas, a los Estados Unidos, 1.6 millones, a Alemania 0.8 millones y a Francia, 0.4 millones de toneladas. En el consumo de algodón la posición relativa de los cuatro países era la siguiente: Inglaterra 12.9, Estados Unidos 8.3, Alemania. 2.9 y Francia 2.0.
Como se ve, los Estados Unidos superaban ampliamente a Alemania y Francia y se acercaban bastante a Inglaterra. Para estas fechas, por lo tanto, los Estados Unidos eran ya el segundo país industrial del mundo.
En los años siguientes los Estados Unidos continuaron desarrollándose con mayor celeridad que las más grandes potencias europeas. La metalurgia registró incrementos formidables, sobre la base de la feliz combinación de recursos de carbón y hierro, los ferrocarriles se multiplicaron, se introdujo y amplió con gran rapidez la generación de energía eléctrica, se descubrieron grandes depósitos de petróleo (a partir de 1859) y se ampliaron sus usos; se inició el desarrollo de la producción de automóviles; la industria química registró un marcado desarrollo; se multiplicó la marina mercante; se amplió y modernizó el ejército y la marina, y de manera semejante se desarrollaron una amplia gama de líneas industriales.
Gracias a este formidable desarrollo los Estados Unidos lograron superar a la Gran Bretaña y desplazarla del primer lugar entre las grandes potencias industriales del mundo. En vísperas de la Primera Guerra Mundial los Estados Unidos tenían una producción total con un valor de 2.7 veces la de la Gran Bretaña.
Las palancas del progreso de los Estados Unidos.
El desarrollo espectacular de los Estados Unidos hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial descansó fundamentalmente en los siguientes factores: un enorme territorio con inmensas riquezas naturales (tierras, bosques, ríos, costas, hierro, carbón, petróleo, metales industriales no ferrosos, oro y plata); una población en fuerte crecimiento, a la que se agregaban constantemente millones de inmigrantes jóvenes y adultos capaces y deseosos de mejorar, además de millones de esclavos negros que aumentaron la fuerza de trabajo a bajo costo; un mercado interno enorme y de creciente capacidad de compra; un amplio y en constante mejoría sistema de comunicaciones y transportes (canales, caminos, ferrocarriles, marina mercante); la notable capacidad creadora de sus técnicos, hombres de ciencia y promotores de negocios; formas avanzadas de organización y financiamiento de las empresas de todo tipo; política arancelaria fuertemente proteccionista favorable al desarrollo industrial; el aprovechamiento de capitales y técnicas avanzadas europeas; un acentuado afán de lucro de sus sectores capitalistas; las dificultades y luchas de las grandes potencias europeas y de importantes países asiáticos, y finalmente, las nuevas adquisiciones de territorios que aumentaron sus recursos naturales, ampliaron sus mercados y las zonas de colocación de capitales.
Hacia Pago Pago, el Paraíso Hawaiano y el Caribe.
A medida que se fueron alcanzando mayores niveles de desarrollo económico y como resultado de la dinámica misma del capitalismo fueron formándose empresas cada vez mayores en las distintas actividades industriales, comerciales, del transporte y financieras. Se puede considerar que a partir de 1870 se acentuó el proceso de concentración económica y de integración de grandes empresas monopolistas, proceso que fue intensificándose con el transcurso del tiempo y que continúa incontenible hasta nuestros días.
De esta suerte, la economía norteamericana fue siendo dominada de manera creciente por los grandes trusts, holding companies, y grandes compañías por acciones, que a través de fusiones, compras de empresas menores, guerras de precios, mayor capacidad técnica y financiera y de muchos otros medios, fueron apoderándose una por una de las más importantes actividades económicas del país: petróleo, ferrocarriles, las finanzas, el acero, la electricidad, la industria química, la fabricación de maquinaria y posteriormente la industria de automóviles y de aviación, etc.. etc.
La fuerza expansiva de los grandes monopolios no podrá limitarse a controlar los negocios dentro de los Estados Unidos solamente, sino que con un gran impulso los proyectó hacia el exterior en busca de materias primas, de mercancías y de mejores oportunidades para la inversión de capitales. De esta suerte los Estados Unidos, por el impulso de sus monopolios, y con base en su gran desarrollo económico, se convirtieron en un país típicamente imperialista, proyectándose hacia el mundo en un afán de ampliar sus posesiones territoriales y sus mercados aun si para ello tenía que enfrentarse a otras potencias colonialistas y a los movimientos independentistas de algunos de estos territorios.
En el año de 1889 los Estados Unidos se apoderaron de las Islas Samoa, en el Pacífico Sur. En 1894, extendieron sus dominios hacia las Islas Hawai, después de provocar una rebelión contra la Reina de ese archipiélago. En 1898, aprovechando un incidente que parece haber sido provocado por ellos mismos, declararon la guerra a España lanzando sus marines a Cuba y a las Filipinas, en donde estaban en marcha movimientos revolucionarios de independencia contra el dominio español. De este conflicto obtuvieron un cuantioso botín: Puerto Rico, ocupación temporal de Cuba, Filipinas y Guam. En el caso de Filipinas los Estados Unidos compensaron a España con 20 millones de dólares. Cabe señalar que la intervención armada de los Estados Unidos en Cuba y en las Filipinas fue presentada ante la opinión pública norteamericana y del mundo, como una “colaboración” a los patriotas que luchaban por su independencia. Los hechos mostraron la falsedad de esa "colaboración" y revelaron la esencia imperialista de los Estados Unidos.
A principios del presente siglo, los Estados Unidos pusieron sus ojos en el Istmo de Panamá, que hasta 1903 era parte integrante de Colombia. Al fracasar en su intento de lograr una concesión para construir un canal interoceánico que acortara la distancia por mar de la Costa del Atlántico a la del Pacífico, los Estados Unidos alentaron el sentimiento separatista de los panameños y ayudaron a la rebelión que determinó la formación de Panamá, como República independiente de Colombia como compensación obligaron al nuevo gobierno a otorgarles la concesión del canal y los “derechos” de ocupación permanente de la Zona del Canal mediante la firma de un “tratado” unilateral e injusto.
Para esta época los Estados Unidos eran la primera potencia mundial, como lo revelan las distintas intervenciones en Asia y en la América Latina, y la participación como árbitro en la concentración de la paz entre Japón y Rusia, en 1905.
Posteriormente ya no han habido adquisiciones territoriales adicionales importantes, pero la expansión norteamericana ha adoptado otras formas no menos efectivas y redituables, aunque también no menos inaceptables.♦