La columna vertebral de los negocios en México está formada por 400 empresas que en conjunto vendieron 50 mil millones de pesos en 1964: ¡el capital extranjero tiene decisiva influencia en el 58% de ellas!
Cuando se aborda el problema de la importancia de la inversión extranjera no basta con referirse a los datos globales de su cuantía y de su distribución por actividades. Desde luego que ya es impresionante la cifra de su valor total, 20 mil millones de pesos en 1964. También es muy reveladora la distribución general por actividades. Pero para apreciar en toda su magnitud la importancia e influencia que tienen, conviene darle una expresión más concreta, refiriéndola a la unidad básica que la representa, la empresa. Con este criterio hemos seleccionado algunos de los datos más notorios, que estamos seguros contribuirán a dar a nuestros lectores una imagen más acabada de la importancia de las inversiones extranjeras directas en la economía nacional.
La columna vertebral de los negocios en México está formada por 400 grandes empresas, que en conjunto realizaron ventas, en 1960, de 44 000 millones de pesos. Para 1964 es muy probable que hayan alcanzado la cifra de 50,000 millones de pesos, considerando en forma conservadora, un aumento medio anual del 5%. La posición de las empresas extranjeras en este grupo de las 400 nos dará, por lo tanto, una imagen muy clara de la importancia que dichas empresas tienen en nuestra economía.
De las 400 grandes empresas se encuentran bajo control extranjero, 160, las que realizan ventas de alrededor de 16 000 millones de pesos al año: es decir, las empresas extranjeras representan el 40% de las 400 grandes, en relación al número y el 36% en lo que se refiere al monto de sus ventas ¡Más de una tercera parte de las grandes empresas en México son extranjeras!
La influencia directa de las empresas extranjeras se amplía considerablemente por la participación que tienen en un buen número de compañías de capital mixto. Dentro de las 400 grandes al menos 73 empresas son de capital mixto y en ellas tienen participaciones que van del 20% al 49% del capital, grandes empresas de Estados Unidos y de Europa. Este sector de empresas realizó ventas de más de 8 000 millones, que representaron el 19% del total de las ventas de las 400 grandes. Como los socios extranjeros en estas empresas son compañías que disponen de grandes recursos financieros y técnicos, su influencia en las empresas mixtas es determinante en lo que hace a política de producción, de compras, de ventas y de precios. Por este motivo, podemos sumar este sector al formado por las empresas de control extranjero. En esta forma encontramos que los capitales extranjeros tienen una influencia decisiva en el 58% de las 400 grandes, con una participación del 55% del total de ventas realizadas por esas 400. El dominio de las empresas extranjeras por lo tanto, se extiende a más de la mitad de las 400 grandes, que son las que constituyen la estructura fundamental de los negocios en el país.
Pasemos ahora revista a algunas de las más importantes actividades económicas, para apreciar la posición de las empresas extranjeras frente a las de capital mexicano.
Minería. En esta actividad, de larga tradición en México y que antaño ocupaba el primer lugar en las exportaciones del país, tres empresas norteamericanas han tenido el dominio casi absoluto: La American Smelting, la American Metal (Peñoles) y la Anaconda (Cananea Copper Co.). En la última década dos compañías, también norteamericanas, la Pan American Sulphur de México y la Cía. Explotadora del Istmo, han controlado totalmente otra nueva riqueza: el azufre. Por ser suficientemente conocido el comportamiento de las empresas mineras en cuanto a explotación irracional de los recursos, de política obrera colonialista y de exportación de los minerales en bruto, no necesitamos abundar en ello.
Automóviles. Esta importante industria ha sido desde sus inicios un negocio de compañías extranjeras, especialmente norteamericanas. Sobresalen la General Motors y la Ford Motor Co., 100% norteamericanas; Fábricas Automex, de capital mixto mexicano-norteamericano y la Volkswagen, 100% alemana. El capital mexicano en esta industria está representado principalmente por Diesel Nacional, propiedad del gobierno, por la participación en Fábricas Automex y por las inversiones recientes de un grupo de empresarios que compraron las instalaciones de la antigua Borgward alemana, además de algunas otras participaciones en empresas menores. El capital extranjero es notoriamente dominante, extendiéndose también a la distribución de vehículos, pues muchos de los más importantes distribuidores son extranjeros.
Llantas. Actualmente la fabricación de llantas es una actividad totalmente controlada por empresas norteamericanas: las cinco empresas que componen esta rama industrial son filiales de empresas de los Estados Unidos: Good Year (Good Year Oxo) F. B. Goodrich (Goodrich Euzkadi), General Tire (General Popo), U. S. Rubber (U. S. Rubber Mexicana) y Firestone (El Centenario). En esta industria ha sido muy claro el fenómeno de desplazamiento de empresarios nacionales (o nacionalizados) por los grandes monopolios extranjeros. Casi todas las empresas fueron propiedad de mexicanos o de españoles residentes en México, los que fueron víctimas de la superioridad financiera y técnica de los monopolios extranjeros y fueron expulsados del negocio o convertidos en socios simbólicos.
Maquinaria. La producción de maquinaria, que es base de la industrialización, se encuentra bajo el control casi total de firmas norteamericanos. La excepción más importante corresponde al combinado en Ciudad Sahagún; que ahora es propiedad del gobierno mexicano. Sobresalen en la industria las siguientes. International Harvester (100% de Estados Unidos), que arma camiones pesados y tractores; la John Deere (100% de Estados Unidos), que está armando tractores; la México Tractor and Machinery (filial de la Caterpillar norteamericana) que vende los productos Caterpillar; la Singer de Máquinas de Coser (filial de la Singer de Estados Unidos) que es la firma más importante en su ramo; la SKF Golfo y Caribe (filial de la SKF de Filadelfia) que distribuye una gran variedad de productos industriales; The National Cash Register (filial de The National Cash Register de Estados Unidos) y casi única en su ramo; la Worthington de México (filial de la Worthington de Estados Unidos), importante productora de bombas de pozo profundo, y muchas otras empresas que operan en diversos ramos de la producción y distribución de máquinas y aparatos.
Equipo eléctrico. La empresa líder de esta industria en Estados Unidos, la General Electric, tiene en México dos subsidiarias que fabrican o distribuyen una amplia variedad de productos eléctricos. Al lado de ella, otras grandes firmas norteamericanas operan en México a través de filiales o de participaciones importantes en empresas mixtas. La Westinghouse tiene una participación de alrededor del 30% en Industria Eléctrica de México, "IEM", en sociedad con inversionistas mexicanos; la RCA, la Philco, Square "D" y otras más, tienen filiales que fabrican productos de su especialidad. En este ramo figura también una importante firma holandesa, la Phillips, a través de una filial que produce aparatos de TV y radio-receptores. La inversión mexicana en esta industria es de escasa cuantía, fuera de la representada por la "IEM".
Algodón. Con el surgimiento de México como un importante productor y exportador de algodón, gracias a las obras de riego construidas por el gobierno Federal, se abrió un nuevo filón para los monopolios norteamericanos que controlaban el comercio en esta fibra en escala mundial. Rápidamente las firmas algodoneras de los Estados Unidos, sobre todo la mayor de ellas, la Anderson and Clayton, se apoderaron del comercio exterior del algodón y se constituyeron en el factor decisivo en esta nueva línea de la economía mexicana.
A través del otorgamiento de créditos "atados" a los agricultores, sujetos a la obligación de darle preferencia en la venta de las cosechas, lograron disponer de la producción destinada a la exportación, en condiciones excesivamente favorables para el monopolio y notoriamente injustas para los agricultores. Desde su nacimiento, el negocio del algodón quedó así sujeto a los dictados de la Anderson, la que se constituyó en intermediaria obligada, quedándose como es natural, con la crema de los beneficios del negocio.
Otras firmas más, también norteamericanas (McFadden, Hohenberg, Cook, etc.) y algunas japonesas (C. Itoh y Mitsubishi) completaron el círculo de dominio extranjero de nuestro algodón. Podemos imaginarnos las consecuencias para el país de que las exportaciones de algodón, que proporcionan alrededor del 30% de los dólares producto de las exportaciones totales de mercancías, se encuentre en manos de empresas extranjeras y no de mexicanos.
Finanzas. Dada la importancia que los bancos, compañías de seguros, sociedades financieras y otras instituciones de crédito tienen en el financiamiento de la actividad económica, ha sido una legítima aspiración nacional que estos negocios sean manejados por intereses nacionales. Como prueba de ello tenemos una serie de disposiciones tendientes a suprimir la existencia de sucursales de grandes bancos del exterior y de compañías de seguros. Por fortuna solamente opera en nuestro país una sucursal de un banco extranjero, del First National City Bank, de Nueva York y, según parece, ninguna sucursal de compañías de seguros extranjeras. Los bancos y aseguradoras que anteriormente eran filiales o propiedad de capital extranjero, se han convertido en empresas mixtas o en negocios preponderantemente mexicanos.
Sin embargo, el capital extranjero sigue teniendo una gran participación que en algunos casos llega al dominio efectivo de instituciones de crédito importantes. Tal sucede con el Banco de Londres y México, el Banco Internacional, el Banco de Comercio y en alguna medida también el Banco Comercial Mexicano. Todos estos bancos tienen en sus Consejos de Administración a destacados directivos de empresas extranjeras.
Una situación semejante se encuentra en las sociedades financieras y en las compañías de seguros. A esta participación directa se agrega el hecho de que las firmas extranjeras son importantes cuenta-habientes o clientes de dichas instituciones. Por lo tanto, el capital extranjero constituye también un factor muy importante de influencia en e1 ramo de las finanzas del país.
La preeminencia de la inversión extranjera directa se extiende a muchas otras actividades importantes como la de producción de medicinas, de cemento, de cigarrillos, de jabones y cosméticos, de alimentos, de productos químicos industriales, etc. Por razones de espacio no podemos verlas con detalle. Sin embargo, creemos que con los datos presentados el público de México podrá apreciar con justeza la magnitud de la intervención de monopolios extranjeros en la vida económica del país. Sobre esa base estamos seguros de que convendrá con nosotros en que el dominio extranjero sobre nuestra economía constituye el problema más serio al que nos enfrentamos y que exige de todos nosotros el máximo esfuerzo para resolverlo. Si lo subestimamos, haciéndonos eco de la propaganda interesada en minimizarlo, o lo ignoramos por negligencia o por falta de una apreciación justa de su significado y alcances, podemos convertimos inevitablemente en una colonia de los Estados Unidos. Tales la gravedad del problema que tenemos planteado.♦