Su crecimiento económico por habitante, es el menor del mundo, con la única excepción de África. Su comercio exterior languidece: bajo del 8.5% del comercio mundial en 1955 al 5.5% en 1967. Fuerte déficit de Balanza de Pagos: en el solo año de 1967 sufrió un déficit de 2,077 millones de dólares en sus transacciones de mercancías y servicios. México y Brasil fueron los de mayores déficit. | Descapitalización creciente: en 1967 salieron de la América Latina 4,651 millones de dólares por servicios del capital exterior y utilidades de empresas extranjeras, y sólo ingresaron 4,150 millones de dólares, por créditos e inversiones directas, dejando un saldo negativo de 501 millones de dólares. La CECLA, toma de conciencia de que el problema número uno de la América Latina es su Dependencia Económica. La Misión Económica al Brasil, esfuerzo que debe multiplicarse en la América Latina y en otros continentes. |
La hostilidad manifiesta con que ha sido recibido el enviado personal del presidente Nixon en algunos países de Centro y Sudamérica, y que ha llevado a los gobiernos de Perú, Venezuela y Chile a considerar inoportuna la visita del Sr. Nelson Rockefeller, ha puesto en evidencia la crisis en que está sumida la América Latina y la responsabilidad directa que en esa crisis tiene la política neocolonialista de los círculos monopolistas de los Estados Unidos.
Se ha generalizado una actitud de crítica y de censura hacia los Estados Unidos por la forma en que ha ido dominando la economía latinoamericana y en que ha invertido en los asuntos internos de los países de este continente. Ahora ya no son solamente los grupos de izquierda, sino amplios sectores empresariales, y altos funcionarios de gobierno, dirigentes políticos, presidentes y ex presidentes, se han sumado a la corriente que de manera abierta y cada vez con mayor claridad y precisión señalan 103 grandes perjuicios que está causando a la América Latina la política de dominación económico-militar y política de los Estados Unidos.
Con las explicables diferencias de forma y de énfasis, se han pronunciado en este sentido los presidentes de Chile y de Colombia, el canciller chileno, y los ex presidentes argentinos Illía y Frondizi y lo que es todavía más importante, los países latinoamericanos reunidos en la CECLA han decidido en Viña del Mar, Chile, presentar un frente unido ante los Estados Unidos. Es muy significativo que se haya logrado esta unanimidad y que la reunión de Viña del Mar, haya sido exclusivamente de latinoamericanos, sin la participación de delegados norteamericanos, hecho insólito en la historia de nuestro continente.
La crisis se agrava.
A pesar de algunos avances que la América Latina ha logrado en los últimos años en el camino del desarrollo económico, especialmente en el renglón industrial, los grandes problemas económicos y sociales lejos de resolverse, han tendido a agravarse. Un examen a grandes pinceladas de los aspectos de mayor relevancia, bastarán para demostrarlo.
Crecimiento, casi nulo. Las cifras oficiales sobre el aumento logrado en la producción de la América Latina revelan que ha sido muy modesta la mejoría que se ha alcanzado en la producción por habitante. En el período de 1960 a 1968 el ritmo de crecimiento de la producción por habitante fue apenas del 1.7%. Esto coloca a la América Latina entre las regiones de menor dinamismo económico en el mundo; solamente África se desarrolló con mayor lentitud a una tasa de 1.0%.
La desfavorable situación en que se encuentra la América Latina tiene todavía mayores alcances. No solamente adolece de falta de dinamismo, sino que presenta serios desajustes que están amenazando con empeorar todavía más su posición. Las perspectivas se presentan claramente inquietantes, en el próximo futuro. Su comercio exterior parece encontrarse en un callejón sin salida, los fuertes déficits de la balanza de pagos la han llevado a un grado alarmante de endeudamiento, sufre una considerable descapitalización por los enormes pagos por el servicio del capital extranjero, y renglones muy importantes de su actividad económica, especialmente los más dinámicos, están siendo dominados por empresas extranjeras fundamentalmente norteamericanas. Veamos algunos aspectos sobresalientes de estos problemas.
Comercio exterior en crisis. Las exportaciones latinoamericanas han logrado muy escasa diversificación en los años de la post-guerra, y siguen consistiendo en alto grado de un reducido grupo de productos primarios. Así, en 1966 las exportaciones totales tuvieron un valor de 11,660 millones de dólares, correspondiendo a alimentos 5,090 millones, o sea el 44% del total, y a materias primas 2,320 millones, es decir, el 20%. Esto significa que el 64% de las exportaciones latinoamericanas consiste de alimentos y materias primas. Si agregamos las exportaciones de combustibles (petróleo principalmente) que ascendieron a 2,700 millones de dólares, encontramos que la proporción de los tres renglones de productos primarios se eleva al 87% de las exportaciones totales.
Las exportaciones de la América Latina han mostrado escaso dinamismo debido a una serie de razones. Por una parte, la demanda mundial de productos primarios ha crecido con lentitud y con bastante irregularidad; por la otra, se ha registrado una competencia creciente de otras áreas productoras así como de parte de materiales sintéticos; finalmente, la política proteccionista de los países más desarrollados que tienden a ser autosuficientes al máximo posible, han frenado las ventas latinoamericanas a esos países. Todos estos factores han tenido por resultado el lento crecimiento de las exportaciones latinoamericanas, y han determinado importantes caídas en los precios de algunos productos primarios, y en otros casos, han frenado la elevación de las cotizaciones en los mercados mundiales.
Los cambios que más han afectado a los países de la América Latina en sus exportaciones han sido los que han tenido lugar en los Estados Unidos. Así, por ejemplo, mientras que en 1955 los Estados Unidos eran fuertemente deficitarios en alimentos ya que importaban más de 1,000 millones de dólares en exceso, a lo que exportaban de estos productos, en 1966 sus ventas al exterior excedieron a sus compras en 860 millones de dólares. Algo semejante ha sucedido en el renglón de materias primas. En 1955 compraron 1,060 millones de dólares más de lo que vendieron al exterior, en tanto que en 1966 vendieron 150 millones de dólares más de lo que compraron. Esto ha significado un freno muy importante para la expansión de las exportaciones de alimentos y de materias primas de la América Latina, así como de otras regiones del mundo exportadoras de esos productos.
Los países europeos en cambio, han seguido siendo compradores importantes de alimentos y de materias primas. Los del Mercado Común Europeo aumentaron su déficit de 1,620 millones de dólares en 1955 a 3,650 millones en 1966; y los de la Asociación de Libre Comercio hicieron lo mismo aunque en menor proporción. El Japón también aumentó su déficit de alimentos y de materias primas en el lapso considerado.
Como resultado de los cambios operados, la importancia de la América Latina en el mercado mundial ha declinado de manera persistente. Mientras que en 1955 le correspondía el 8.5%, del comercio mundial, en 1968 esa proporción descendió al 5.5%.
Descapitalización creciente. Los problemas del comercio exterior han llevado a la América Latina a un proceso continuo y acelerado de endeudamiento, que está obligando actualmente a hacer fuertes pagos por concepto de amortizaciones e intereses, que están absorbiendo una alta proporción de los ingresos de divisas de los países latinoamericanos. A estas salidas de divisas se agregan los crecientes envíos de utilidades de 103 monopolios extranjeros que dominan importantes renglones de la actividad económica latinoamericana.
En el año de 1967 ingresaron a la América Latina 4,150 millones de dólares por concepto de préstamo a mediano y largo plazo, y por inversiones directas en negocios. Por otro lado, en el mismo año, salieron de la América Latina un total de 4,651 millones de dólares, por conceptos de amortización e intereses sobre deuda (2,296.5 millones) y por envíos de utilidades e intereses de empresas extranjeras (2,354.5 millones de dólares). Esto significa que salieron 501 millones en exceso a los ingresos de divisas.
Pero todavía más. A los 501 millones de saldo negativo neto por conceptos señalados, debemos agregar una cifra estimada en alrededor de 350 millones de dólares anuales que salen de la América Latina por concepto de fuga de capitales, que son envíos que las clases ricas hacen cada año a los bancos de los Estados Unidos, de Suiza y de otros países, por razones de "seguridad". La descapitalización que sufre la América Latina, como puede apreciarse, es de considerable magnitud, y está siendo uno de los factores que frenan su desarrollo.
En vista de los datos que hemos aportado se puede comprender la magnitud de la crisis que padece la América Latina y las causas de la gran intranquilidad que prevalece en todo el continente. En la raíz de esos problemas se encuentra la peligrosa dependencia en que nos encontramos respecto a fuerzas del exterior, particularmente con relación a los Estados Unidos. Eliminar esa dependencia constituye el problema número uno que tenemos planteado los latinoamericanos, si queremos progresar y ser verdaderamente libres.♦