La revolución había dejado intacto, hasta 1934, el poder de la oligarquía nacional y extranjera.
A pesar de que la revolución mexicana tuvo un elevado costo en vidas (algunos las cifran en un millón) y en bienes, materiales, y no obstante lo prolongado de la lucha armada y la violencia que la caracterizó, su acción transformadora de la realidad mexicana fue muy lenta y zigzagueante.
El petróleo, la electricidad, las minas y plantas metalúrgicas, las más importantes industrias, el servicio telefónico y grandes extensiones de tierra eran propiedad de empresas extranjera. la Oligarquía mexicana controlaba el sistema bancario, poseía grandes latifundios y compartía co los extranjeros otras actividades. Cárdenas fortaleció el Capitalismo de Estado con sentidos nacionalista y popular:
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Desde la promulgación de la Constitución en 1917, hasta la llegada del general Cárdenas a la presidencia de la República en 1934, los cambios operados, aunque sin duda importantes, no habían llegado a afectar el régimen de propiedad de los medios productivos, elemento esencial en toda revolución especialmente de una revolución como la mexicana de tipo antilatifundista, nacionalista y popular.
En efecto, al tomar el poder el general Cárdenas el latifundismo estaba casi intacto, ya que se habían repartido solamente 7.6 millones de hectáreas; los recursos naturales se encontraban en manos de empresas extranjeras norteamericanas e inglesas; los servicios públicos eran manejados también por monopolios anglo-norteamericanos; las principales industrias y el gran comercio eran negocios controlados por intereses franceses, norteamericanos, ingleses y españoles, y el comercio exterior además de concentrarse abrumadoramente en un solo país, los Estados Unidos, era manejado por compañías extranjeras. Y el movimiento obrero, campesino y popular se encontraba débil, desorganizado y hostilizado por los sectores del poder económico y hasta por ex revolucionarios que se habían enriquecido y pasado a las filas de la contrarrevolución.
Tocó al general Cárdenas rescatar a la revolución y reorientarla por el verdadero camino de la independencia económica nacional y de la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo. Apoyándose en la Constitución de 1917 y en las corrientes más consecuentes de la revolución, especialmente en los campesinos, obreros y en las nuevas generaciones de intelectuales y profesionistas, y aprovechando las coyunturas internacionales creadas por la gran crisis de 1929-1932 que habían debilitado el poder de los monopolistas norteamericanos, el general Cárdenas dio un impulso vigoroso a la revolución mexicana orientándola hacia sus verdaderas metas.
La gestión del general Cárdenas en sus seis años de gobierno es muy vasta y comprende los aspectos más importantes del desarrollo económico y social del país, así como los de las relaciones internacionales, que no sería posible recogerla en la limitada extensión de un artículo, por lo que nos limitaremos a destacar los que son más relevantes para el propósito de establecer el surgimiento, desarrollo y fortalecimiento del capitalismo de estado de tipo nacionalista y popular en México.
Legislación Revolucionaria. La labor legislativa del gobierno del general Cárdenas fue muy intensa y de gran contenido revolucionario. Entre sus más importantes manifestaciones cabe señalar las siguientes leyes y disposiciones. Ley de Nacionalización de Bienes y su Reglamento, en 1935; Ley de Expropiación, en 1936; Ley de Crédito Agrícola, en 1935; Ley de Energía Eléctrica, en 1937; Acuerdo Expropiando los Ferrocarriles Nacionales de México, en 1937; Acuerdo Expropiando las Compañías Petroleras, en 1938; Reformas a la Ley Monetaria y a la Ley Orgánica del Banco de México, en 1938; Estatuto Jurídico de los Trabajadores al Servicio del Estado, en 1938; Ley de Vías Generales de Comunicación, en 1940; y Ley de Responsabilidades de Funcionarios y Empleados de la Federación, en 1940. Al terminar su período presidencial se presentaron al Congreso varias iniciativas de Ley, entre las que destacan la del Nuevo Código Agrario, las Reformas a la Ley del Banco de México y la Ley de Seguros Sociales.
Política de Nacionalización. Destacan en este renglón, que es uno de los que mejor caracterizan al gobierno del general Cárdenas, la expropiación de las Compañías Petroleras anglo-norteamericanas que controlaban esa gran riqueza nacional, en 1938; la expropiación de los Ferrocarriles de México, en 1937, y la expropiación de grandes latifundios propiedad de extranjeros. Cabe señalar el carácter eminentemente nacionalista de estas medidas expropiatorias.
Creación de Instituciones y Empresas Estatales. El gobierno cardenista desplegó una gran actividad en la creación de organismos y empresas estatales por su particular preocupación de impulsar el desarrollo económico nacional, de apoyar a los sectores populares y de tomar en sus manos los bienes rescatados de manos de empresas extranjeras. Entre los más importantes cabe señalar los siguientes:
— Petróleos Mexicanos, encargado de manejar la industria petrolera nacional; Administración Nacional Obrera de los Ferrocarriles, responsabilizada del manejo de los ferrocarriles nacionales; Comisión Federal de Electricidad, organismo dirigido hacia la mexicanización de la Industria Eléctrica; fortalecimiento de Nacional Financiera, como institución encargada del financiamiento del desarrollo industrial; Banco Nacional Obrero de Fomento Industrial para el fomento de cooperativas obreras industriales de participación estatal; Banco Nacional de Crédito Ejidal dirigida a apoyar económica y técnicamente a los ejidos; Banco Nacional de Comercio Exterior para impulsar las exportaciones mexicanas de apoyar la producción agrícola; Comisión de Fomento Minero, encargado de explotar las reservas mineras nacionales; Seguros de México, encargada de manejar el negocio de seguros del Gobierno.
Como puede verse, es imponente la relación de organismos y empresas que fueron creadas durante la administración cardenista. Entre ellas figuran algunas que han llegado a convertirse en verdaderos gigantes, que han jugado un papel fundamental en el desarrollo económico del país.
— Reforma Agraria. Cárdenas es el verdadero impulsor de la Reforma Agraria, no sólo por las enormes proporciones que adquirió el reparto de la tierra, sino por la acertada orientación que le imprimió a la organización y explotación del ejido y por el apoyo crediticio y técnico que le otorgó a la producción ejidal. Durante los seis años de su gobierno, repartió 17.9 millones de hectáreas, o sea más del doble de la totalidad repartida desde 1915. Creó los Ejidos Colectivos, que es la organización más revolucionaria del agro mexicano; fortaleció al Banco Agrícola y creó el Banco Ejidal para dar crédito y asistencia técnica a los ejidatarios y pequeños productores; creó centrales de maquinaria para auxiliar a los ejidatarios en sus labores agrícolas y para vendérselas en condiciones razonables; fomentó las organizaciones campesinas para que este sector jugara el papel de uno de los más sólidos apoyos de la Revolución.
— Política Obrera. En materia obrera el gobierno del general Cárdenas se distinguió por un franco apoyo a los trabajadores, creando instituciones para proteger sus intereses, dando participación en empresas del Estado, organizando cooperativas obreras de producción, aplicando de manera justa el artículo 123 de la Constitución y las leyes y reglamentos emanados de ese precepto constitucional y fomentando la organización democrática de los obreros. Cabe señalar que en el sexenio cardenista se plantearon 2,871 conflictos huelguísticos, siendo resueltos en favor de los obreros 1,566, es decir más de la mitad, una proporción nunca antes alcanzada; también cabe señalar que durante el gobierno cardenista el sector obrero jugó un papel de primera importancia en el avance revolucionario del país.
— Cárdenas, el forjador del México moderno. La política nacionalista, antilatifundista y popular de gobierno del general Cárdenas cambió de fisonomía de México. La riqueza que era detentada por compañías extranjeras y por la oligarquía mexicana pasó en una proporción importante a manos del gobierno, de los trabajadores y de los campesinos; el juego de fuerzas se modificó substancialmente en favor de los sectores populares: el desarrollo económico nacional se aceleró, fortaleciéndose considerablemente la independencia nacional. Y todo ello sin el apoyo de capitales extranjeros, pues no se recibieron créditos exteriores, ni inversiones extranjeras directas. Estas últimas se redujeron en 644 millones de dólares durante el sexenio cardenista.
Con el avance revolucionario de la época cardenista se desarrolló y fortaleció el capitalismo de estado mexicano, como resultados de la necesidad de transformar el régimen de propiedad que impedía el desarrollo de la revolución, y como un imperativo de superar las condiciones de supeditación del país a intereses extranjeros. Fue resultado de una intensa y enconada lucha de las fuerzas revolucionarias contra la oligarquía extranjera y nacional, y por eso mismo adquirió el carácter de un capitalismo de estado nacionalista y popular. ¿Qué ha sucedido después? El capitalismo de estado mexicano que se ha extendido enormemente ¿ha conservado ese carácter o lo ha perdido?♦