Al ampliarse el capitalismo de estado, se produjo el debilitamiento de su contenido nacionalista.
Política de apoyo al Sector Privado:
| Política contraria a los intereses de las mayorías:
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El carácter y orientación del gobierno del general Ávila Camacho (1940-46) estuvo determinado por la Guerra Mundial de 1939-45 y por las consecuencias que acarreó al terminar la contienda. La contienda armada fue factor determinante en el viraje que tuvo lugar en la orientación de la política gubernamental la que fue perdiendo el carácter eminentemente nacionalista y popular del período cardenista y proyectándose en favor de los capitalistas, tanto nacionales como extranjeros.
En efecto, el gobierno del general Ávila Camacho al tiempo que frenaba la reforma agraria y adoptaba una política de mano dura hacia el movimiento obrero, hacía todos los esfuerzos por estimular a la inversión privada y por abrir la puerta de nuevo a los capitales del exterior, y adoptaba una política de concesiones frente a los Estados Unidos. En estas condiciones, aunque el capitalismo del Estado siguió ampliándose con nuevos organismos y empresas y con mayores intervenciones en la economía nacional, su carácter sufrió cambios importantes. En sus rasgos sobresalientes la intervención gubernamental en la vida económica fueron los siguientes:
Política de apoyo al sector privado. El interés del gobierno del general Ávila Camacho por favorecer al sector privado se manifestó en la adopción de una serie de medidas de tipo legal, financiero y administrativo que tendían a estimular las inversiones y a crear un clima propicio para que dichas inversiones pudieran alcanzar alta redituabilidad. Entre las más importantes debemos considerar las siguientes:
En 1940 se reorganizó la Nacional Financiera y se le dotó de mayores recursos y atribuciones para que se convirtiera en el principal promotor de la industrialización del país, mediante el apoyo financiero a los inversionistas privados. La política consistía en promover grandes empresas como fuertes aportaciones de Nacional Financiera en la forma de compra de obligaciones y del otorgamiento de créditos en condiciones favorables, dejando el control de las mismas a los inversionistas privados. En ocasiones Nacional Financiera adquiría también una proporción minoritaria del capital de las nuevas empresas, pero para ser vendidas a los interesados cuando el éxito de la empresa hubiera estado asegurado. Si la empresa fracasaba Nacional Financiera se hacía cargo del negocio quebrado y absorbía el grueso de las pérdidas, situación que se presentó en no pocas ocasiones.
En 1941 se promulgó la Ley de Industrias de Transformación mediante la cual se concedían exenciones fiscales muy generosas a la inversión privada en la rama industrial. En 1945 se ampliaron todavía más las exenciones fiscales extendiéndolas hasta un período de 10 años para las industrias que se consideraran fundamentales para el país. Estos estímulos se complementaban con una política de protección arancelaria para asegurar el mercado nacional para las nuevas empresas.
También en 1941 se modificó la Ley de Instituciones de Crédito con el propósito fundamental de dar impulso a la banca de inversión que no había podido desarrollarse con la legislación anterior, y de canalizar mayores recursos financieros hacia la inversión industrial.
La fundación de la Nacional Distribuidora y Reguladora, que tenía como finalidad la protección del consumidor contra los abusos de les intermediarios, mediante la operación directa en el mercado de los productos de primera necesidad, se orientó en realidad en el sentido de favorecer a los grandes productores y comerciantes.
En 1941 se creó el Banco Nacional Cinematográfico para otorgar apoyo financiero a los productores de películas, y en 1943 se creó la Financiera Nacional Azucarera para favorecer a los dueños de ingenios azucareros.
Con el objeto también de favorecer al sector capitalista, el gobierno del general Manuel Ávila Camacho adoptó una política obrera de sujeción y de oposición al aumento de salarios que al tiempo que perjudicó seriamente a los trabajadores, aumentó de manera exagerada las utilidades de los empresarios.
El resultado de la política en favor del sector capitalista seguida por el gobierno fue el de una exagerada concentración de los ingresos y la acumulación de grandes fortunas. Durante el sexenio Ávilacamachista las utilidades crecieron en una proporción tan elevada que absorbieron el 44% del ingreso nacional, es decir, casi la mitad de los ingresos del país.
Concesiones al extranjero. Con motivo de la guerra-mundial los Estados Unidos aumentaron su presión sobre México para obtener una serie de ventajas económicas. Como a partir de mayo de 1942 en que se declaró el Estado de guerra de nuestro país con las naciones del Eje, nos hicimos aliados de los Estados Unidos, las circunstancias fueron propicias para que nuestro gobierno cediera ante aquellas presiones. De esta manera, el gobierno del general Ávila Camacho adoptó una serie de medidas y accedió a la firma de algunos convenios que abrieron de nuevo la puerta a la influencia norteamericana. Entre los de mayor relevancia podemos consignar los siguientes:
Se firmó un Acuerdo de cambios, mediante el cual el tipo de cambio se fijaba en $4.85 por un dólar, que congeló la equivalencia de nuestra moneda en una época en que nuestra moneda tenía en realidad una capacidad mucho mayor debido a que nuestra Balanza Comercial y de Pagos se encontraba en una situación muy favorable. Por este convenio México perdió una crecida suma de dólares que en otra forma habrían aumentado nuestras reservas en divisas y nuestra capacidad para adquirir los bienes de inversión que requería el desarrollo, una vez que hubiera terminado la guerra.
Se firmó también un tratado comercial mediante el cual nuestro país se hacía más dependiente respecto a los Estados Unidos y otorgaba concesiones desfavorables para su esfuerzo industrializador.
De nueva cuenta se “abrió la puerta” al capital extranjero tanto en la forma de créditos, como en la de inversiones directas. Así, en 1942 se inició la corriente de créditos procedentes de los Estados Unidos, y la colocación de capitales norteamericanos en las actividades económicas del país. Estas últimas aumentaron en 163 millones de dólares durante el sexenio 1940-46, después de que se habían reducido considerablemente en el sexenio cardenista.
Política contraria a los intereses populares. Frente a la acción favorable al sector empresarial, el gobierno Ávilacamachista adoptó una serie de medidas en detrimento de los intereses de las mayorías del país. Sobresalen entre ellas las siguientes:
Redujo sustancialmente el reparto agrario distribuyendo en todo el sexenio solamente 5.5 millones de hectáreas, o sea, menos de la tercera parte de las tierras repartidas en el sexenio cardenista. Desatendió notoriamente a las instituciones dedicadas al financiamiento de los ejidos y de la auténtica pequeña propiedad, con lo que estos sectores resultaron seriamente perjudicados.
La política de control de la inflación fue muy débil e ineficaz con lo que la carestía de la vida alcanzó proporciones exageradas, con el consiguiente perjuicio de los sectores populares sobre los que se hizo gravitar los fuertes desajustes provocados por la guerra. Los salarios reales de los trabajadores bajaron durante el sexenio y descendió también la participación de los obreros en el Ingreso Nacional llegando a solamente el 24% del total o sea a menos de la cuarta parte.
En materia obrera el gobierno Ávilacamachista se significó por una acción contraria a los intereses de los trabajadores. Reprimió brutalmente a los obreros de Materiales de Guerra eliminó de la administración de los Ferrocarriles de México a sus representantes y deprimió los salarios reales a niveles inferiores a los que se encontraban al iniciarse el sexenio.
No todo fue negativo. Evidentemente que no todo fue desfavorable para el país en la política del general Ávila Camacho. Algunas medidas de su gobierno tuvieron una proyección nacional de alcance considerable y un carácter constructivo y favorable a algunos sectores populares y de la pequeña burguesía. Dentro de ese marco podemos considerar las siguientes:
Se promulgó la Ley del Seguro Social en enero de 1943 y se creó el Instituto Mexicano del Seguro Social para hacerse cargo de su cumplimiento. Recordemos sin embargo que entre las iniciativas de ley presentadas por el general Cárdenas al terminar sus funciones se encontraba la del Seguro Social.
Las cooperativas de pesca recibieron un importante estímulo y ayuda con la disposición (Decreto de octubre de 1942) de que se reservaban en exclusividad a las organizaciones cooperativas algunas de las especies de mayor valor, tales como la langosta, el camarón, la totoaba, el ostión y otros. Y con el propósito de auxiliar desde el punto de vista financiero a las cooperativas y a los artesanos se organizó el Banco Nacional de Fomento Cooperativo en sustitución del Banco Nacional Obrero y de Fomento Industrial.
Los pequeños comerciantes recibieron el auxilio del Banco del Pequeño Comercio que inició sus operaciones en 1943. Aunque el capital de este banco apenas fue de $600 000 visiblemente reducido para cumplir adecuadamente con su cometido.
Se congelaron las rentas de las habitaciones populares hasta $300.00 mensuales favoreciendo con ello a millares de inquilinos pobres.
Finalmente, con la creación de Altos Hornos de México como empresa estatal, el gobierno inició su participación directa como empresario en el ramo siderúrgico que tiene una importancia fundamental para el desarrollo del país.
Al hacer un balance del desarrollo del capitalismo de Estado durante el régimen del general Manuel Ávila Camacho podemos concluir que si bien recibió un impulso importante con la creación de una serie de organismos y empresas de control estatal y con la ampliación de las facultades y de la acción gubernamental en la vida económica, perdió mucho de su contenido nacionalista y popular que había alcanzado durante el gobierno del general Cárdenas.♦