El Lic. Miguel Alemán dio un gran impulso al desarrollo del aparato productivo del país: industrialización; producción agrícola de exportación; riego, electrificación, ferrocarriles; caminos; construcción (obras públicas, multifamiliares, Ciudad Universitaria); rédito industrial. Creó las grandes Comisiones de Desarrollo Regional: Comisión del Papaloapan; Tepalcatepec; Río Grijalva; Río Fuerte, Río Lerma-Chapala-Santiago; Hidrológica del Valle de México. Creó Comisiones de Investigación y Fomento de productos básicos; Comisión del Maíz; del Café; del Olivo; de la Caña de Azúcar. Creó el gran complejo industrial de grado y amplió Altos Hornos. | La política alemanista fue decididamente favorable para los capitalistas: Apoyo decidido a la inversión capitalista en la industria y en la gran explotación capitalista agrícola y ganadera. Política obrera favorable al capital; congelación de salarios, sujeción obrera por medio del "charrismo" y otros medios; política de precios débil e ineficaz; devaluación del peso. Las utilidades se elevaron desmesuradamente, alcanzando el 48.7% del Ingreso Nacional, más que en la época de Ávila Camacho. La gran empresa privada se convirtió en el factor decisivo del poder económico y político. |
Las aspiraciones populares sufrieron serio quebranto: el reparto agrario se redujo sustancialmente: solamente se distribuyeron 3.5 millones de hectáreas, frente a 5.5 millones con Ávila Camacho y 17.9 con Cárdenas. Se ampliaron las extensiones de la "pequeña propiedad" y se restituyó el amparo en materia agraria, en detrimento de los campesinos. la inflación se agudizó mutilando la capacidad de compra del pueblo, se congelaron los salarios. Disminuyó considerablemente la proporción del ingreso nacional correspondiente a los trabajadores: bajó al 22.8% del total.
Se debilitaron sensiblemente las dos columnas fundamentales de la Revolución: el sector obrero y el campesino. Se hicieron concesiones importantes al capitalismo exterior: se entregó la riqueza azufrera a compañías extranjeras; se entregó la electricidad de la Comisión Federal de Electricidad a las compañías extranjeras a bajo precio, se avalaron créditos exteriores en favor de estas compañías, se renovó la concesión a la Mexican Light and Power Co. Se abrió la puerta al capital extranjero: los créditos se elevaron a 362 millones de dólares, y las inversiones directas aumentaron a 207 millones de dólares. El capitalismo de estado creció, pero se debilitó peligrosamente su contenido nacionalista y popular.
En el sexenio del licenciado Miguel Alemán (1946-1952) el aparato productivo del país recibió un considerable impulso. El desarrollo industrial recibió una atención preferente, desarrollándose también la gran agricultura de exportación, los ferrocarriles, caminos, la producción de energía (electricidad y petróleo), el riego, la industria de la construcción (obras públicas, multifamiliares, Ciudad Universitaria, etc.) y el sistema crediticio principalmente de tipo industrial.
El gobierno del licenciado Alemán fue el iniciador de los grandes programas de desarrollo regional, con la creación de una pluralidad de comisiones especiales encargadas de la construcción de obras de riego de propósito múltiple y de impulsar la producción agrícola e industrial en importantes zonas del país, así como de mejorar las condiciones sanitarias, de vivienda y culturales de la población de esas regiones. Durante el sexenio se crearon con ese propósito la Comisión del Papaloapan, la del Tepalcatepec, la del Río Grijalba, la del Río Fuerte, la Lerma-Chapala-Santiago y la Comisión Hidrológica del Valle de México.
La investigación científica y el fomento de la producción de productos agrícolas de importancia básica para la alimentación popular y para la exportación, también fueron objeto de una atención destacada. Mediante la creación de comisiones especiales como la Comisión del Maíz, la del café, la de la caña de azúcar y la del olivo.
También se lograron avances señalados en el fortalecimiento de la estructura industrial del país, con la organización, modernización y ampliación de grandes empresas (algunas de ellas de control estatal), en renglones industriales básicos como la industria pesada de maquinaria y equipo de transporte, la de productos químicos, la del hierro y acero y otros ramos. En 1951 y 1952 se organizó el gran complejo industrial de Irolo, compuesto de tres grandes empresas productoras de automóviles, equipo ferroviario y maquinaria para la industria textil; en el mismo sexenio se dio un fuerte impulso a Altos Hornos de México y se creó la Cía. Mexicana de Coque y Derivados, fortaleciendo con ello la industria siderúrgica del país.
No cabe duda, por lo tanto, que el gobierno del licenciado Alemán dio un gran impulso a la industrialización del país y al desarrollo de otras actividades básicas de la economía nacional.
Política en favor del Gran Capital.
El gobierno del licenciado Alemán tuvo una orientación decididamente favorable a la gran, “empresa privada”, La política de industrialización y de desarrollo de las actividades agropecuarias se dirigió hacia la creación de las condiciones más propicias para que la inversión privada pudiera operar con la mayor redituabilidad. Con tal propósito se adoptaron una serie de medidas en materia fiscal, crediticia, de comercio exterior, de salarios y relaciones obrero-patronales, de legislación agraria, y de organización campesina. De igual manera, los organismos descentralizados y las empresas de propiedad estatal orientaron sus actividades en el sentido de apoyar y fortalecer al sector privado. Cabe señalar, por su importancia las siguientes medidas y acciones en favor de la gran empresa privada.
Apoyo financiero para la formación de nuevas empresas industriales y la ampliación y modernización de las existentes a través de disposiciones del Banco de México y de la compra de acciones y bonos y otorgamiento de créditos por parte de la Nacional Financiera.
Decidido apoyo a la gran explotación capitalista agrícola y ganadera a través del Banco de Comercio Exterior y del Banco Nacional Agrícola y Ganadero.
Ampliación de la “pequeña propiedad” agrícola y ganadera y restitución del recurso de amparo en materia agraria dando con ello un gran impulso al desarrollo capitalista en el campo.
Política obrera favorable al gran capital: congelación de salarios, sujeción obrera mediante el “charrismo” y otros medios, política de control de precios débil e ineficaz, devaluación del peso frente al dólar.
Destrucción deliberada del ejido colectivo y desatención intencionada del Banco Ejidal, propiciando con ello el debilitamiento de la economía campesina y la supeditación de la población rural a los grandes empresarios agrícolas.
El resultado de esta política en favor de los capitalistas fue de grandes alcances. Por una parte, aumentaron las utilidades de los empresarios en una proporción tan exagerada, que durante el sexenio llegaron a elevarse al 48.7% del Ingreso Nacional. Por la otra, el juego de fuerzas en el ámbito nacional se inclinó decisivamente en favor del gran capital, tanto nacional como extranjero.
Los intereses populares sufrieron serio quebranto.
La política alemanista en favor del desarrollo capitalista del país ocasionó serios perjuicios a los obreros, campesinos y demás sectores mayoritarios de la población. No solamente se desatendieron sus intereses y demandas, sino que se echó marcha atrás en muchas de las conquistas que había logrado hasta entonces.
En materia agraria el gobierno alemanista siguió una política francamente antirrevolucionaria. Al tiempo que favoreció el surgimiento del neolatifundismo capitalista, frenó el reparto agrario (sólo repartió 3.5 millones de hectáreas), destruyó el ejido colectivo, fomentó la titulación de la parcela individual, desatendió las necesidades crediticias y técnicas de los ejidos e intervino en las organizaciones campesinas para sujetarlas al control gubernamental.
En materia obrera se fomentó el “charrismo”, se congelaron los salarios, se limitaron seriamente los derechos sindicales y de lucha obrera, y se siguió una política desfavorable para los obreros en los tribunales del trabajo.
En materia de precios el gobierno alemanista fue intencionadamente ineficaz, ya que la filosofía imperante consideraba que la elevación de precios era favorable ya que era un factor estimulante de la inversión privada. En el sexenio de 1946-52 los precios se elevaron en una proporción mayor que el aumento nominal de los salarios, con lo que de nuevo se redujo la capacidad de compra de los trabajadores. Consecuentemente, disminuyó la proporción de los salarios en la distribución del Ingreso Nacional llegando a representar apenas el 22.8% del total, es decir, menos aún que durante el sexenio anterior.
Concesiones al capitalismo exterior.
La política alemanista de impulsar el desarrollo capitalista del país se tradujo en el otorgamiento de concesiones importantes al capitalismo extranjero, especialmente a los monopolios norteamericanos. Entre las más importantes podemos consignar a las siguientes:
Entrega de la riqueza azufrera a compañías extranjeras. En un breve plazo la explotación de los ricos domos azufreros del Istmo quedó bajo el control de la Pan American Sulphur, de la Texas Gulf Sulphur y de la Freeport Sulphur Corp. de los Estados Unidos y no solamente pasaron a estas empresas las concesiones de particulares mexicanos, sino que la Comisión de Fomento Minero, organismo gubernamental, encargado de explotar las reservas nacionales, cedió mediante contratos con esas compañías extensiones considerables de las zonas azufreras de mayor riqueza.
En el ramo de electricidad el gobierno alemanista puso a la Comisión Federal de Electricidad al servicio de las empresas eléctricas extranjeras, al entregarles la energía generada a bajo precio; renovó la concesión de la Mexican Light and Power Co., en lugar de aprovechar la oportunidad para incorporar los bienes de esa empresa al patrimonio nacional de acuerdo con los términos de la concesión original, y finalmente otorgó el aval del Gobierno Federal para la contratación de créditos exteriores por parte de las compañías eléctricas extranjeras.
El capital extranjero disfrutó de grandes facilidades, aumentando considerablemente sus inversiones directas, que de 163 millones de dólares en el sexenio anterior, se elevaron a más de 200 millones en el período alemanista. En cuanto a créditos exteriores, durante el sexenio se utilizaron 362 millones de dólares, frente a solamente 55 millones en el gobierno del general Ávila Camacho.
En materia petrolera, aunque se mantuvo y fortaleció la industria nacionalizada, se otorgaron contratos importantes de perforación y explotación con varias empresas norteamericanas. Recientemente Petróleos Mexicanos canceló estos contratos.
Al hacer un balance del gobierno del Lic. Miguel Alemán podemos afirmar que si bien durante su sexenio tuvo lugar un importante crecimiento económico, la orientación de desarrollo fue de tipo capitalista, y por lo tanto significó un retroceso del proceso revolucionario, ya que al tiempo que fortaleció a la gran empresa privada, debilitó peligrosamente al sector obrero y campesino, que constituyen las dos columnas en que se sustenta la revolución. El camino revolucionario no puede ser otro que el de impulsor el desarrollo fortaleciendo a esos sectores, y para beneficio general del pueblo.
Con el Lic. Alemán el Capitalismo de Estado se desarrolló considerablemente, pero se puso al servicio del gran capital y dio origen al enriquecimiento del pequeño grupo burocrático que manejó los puestos de mando de ese Capitalismo de Estado.♦