1.— Con 3 mil millones de pesos, un pequeño grupo de inversionistas, controlan bancos y financieras que disponen de más de 80 mil. Con esos inmensos recursos, ajenos, controlan y financian enjambres de grandes empresas industriales, comerciales y de servicios. | 2.— Solo se necesitarían 3 mil millones de pesos para nacionalizar (mediante compra de la mayoría de acciones), esas ciudadelas del poder oligárquico y eliminar la amenaza de la Revolución Mexicana. Los recursos los hay, sin lugar a dudas, pero ¿habrá la decisión de enfrentarse al poder de la oligarquía? |
En el programa mínimo de la Revolución Mexicana, que bosquejamos en nuestro artículo anterior, situamos en un lugar destacado la nacionalización de la banca. Las razones que nos llevaron a dar esa importancia al control gubernamental de las instituciones de crédito, especialmente de los bancos de depósito y las sociedades financieras son muchas y todas ellas de peso indiscutible. Conviene que precisemos algunas de las de mayor relevancia.
Factor de poder monopolista. El crédito constituye uno de los más importantes puestos de mando en una economía monetaria como la nuestra: quien tenga bajo su control los bancos de depósito, las sociedades financieras y demás instituciones crediticias, ejercerá el dominio sobre la economía en su conjunto. En efecto, a través de las instituciones de crédito se capta el ahorro de la colectividad y se le canaliza hacia las actividades económicas. De esta manera, el manejo de la banca es fundamental tanto para lograr una alta tasa de desarrollo como para imprimirle a ese desarrollo la orientación que exija el interés nacional.El control del crédito por pequeños grupos privados, lejos de asegurar el buen uso de los recursos financieros de la nación se traduce fundamentalmente en el fortalecimiento de esos grupos que aumentan desmesuradamente su poder monopolista. De esta manera, los bancos y las sociedades financieras dominadas por un reducido número de inversionistas, no más del 30, constituyen núcleos de poder que se extiende a las principales industrias, empresas comerciales, etc., y que forman grandes aglomeraciones que dominan la economía nacional.
Mal uso del crédito. El control privado de los recursos financieros del país es el factor más importante en la mala utilización del crédito. Por una parte, la mayor proporción del crédito se canaliza hacia las propias empresas que forman las aglomeraciones bajo el control de los banqueros (en las mejores condiciones de tasas de interés y de plazos de pago) con lo que dichos grupos aumentan su poder monopolista. Los empresarios independientes, en cambio encuentran toda clase de obstáculos para obtener apoyo financiero, a no ser que estén dispuestos a perder su independencia sumándose en una forma u otra a los círculos monopolistas.
Por otra parte, el afán de lucro de los detentadores del crédito los lleva a financiar preferentemente las operaciones especulativas y de menor riesgo, dejando de lado aquéllas que como la agricultura y otras actividades productivas no presentan, a su juicio, las necesarias seguridades de recuperación y de grandes ganancias. En el mejor de los casos, estas actividades reciben créditos escasos y a altas tasas de interés.
Y más todavía, una parte importante de los créditos se otorga a grandes empresas extranjeras que, desde luego, tienen la fortaleza financiera suficiente para asegurar su recuperación. Un ejemplo, entre muchos otros, es el crédito que recientemente otorgó la Cía. General de Aceptaciones, (ligada al Banco de Londres y México y a la Goodrich) a la Compañía Hulera Euzkadi filial de la Goodrich de los Estados Unidos, por valor de 62.5 millones de pesos.
Altas tasas de interés. La tasa de interés vigente para el público en general alcanza niveles verdaderamente prohibitivos. El industrial independiente, el agricultor, el artesano, etc., tienen que pagar intereses reales del 18 y 20% anual, y aún así tienen grandes dificultades para obtener apoyo financiero. Este es resultado principalmente del monopolio que los pequeños grupos privados ejercen sobre el crédito, que lo encarecen al máximo para los empresarios ajenos a sus grupos y que buscan elevar sus utilidades de manera exagerada.
Estos son pues, algunos de los inconvenientes que tiene para el país el control del dinero por los grupos oligárquicos: fortalecimiento del poder monopolista de pequeños grupos, mal uso del crédito y elevadas tasas de interés.
El remedio: nacionalización de la banca
El control gubernamental del crédito, mediante la nacionalización de los bancos de depósito y de las sociedades financieras constituye, sin lugar a dudas, la medida de mayor importancia en los momentos actuales. Sin el control gubernamental directo de las instituciones crediticias no será posible llevar a feliz término el programa de la Revolución Mexicana de acelerar el desarrollo independiente del país y con justicia social.
La nacionalización de la banca, es indispensable para una planeación eficaz de la economía, y para evitar que los grupos oligárquicos sigan controlando la economía nacional. Si el crédito continúa en manos del sector privado la planeación será un intento condenado al fracaso y la justicia social una mera aspiración. La revolución tiene como tarea insoslayable derribar esas ciudadelas del poder de la oligarquía, so pena de naufragar.
Para llevar a cabo la nacionalización no se requiere necesariamente "despojar" a los banqueros de sus inversiones en las instituciones de crédito; puede realizarse mediante compra de la mayoría de acciones de los bancos de depósito y financieras mas importantes, que son unas cuantas, lo que requería una suma mas bien modesta, algo así como unos 3 mil millones de pesos, o sea, una cifra semejante a la que se gasta en el Metro de la Ciudad de México. Con esta inversión, el gobierno tendría el manejo de una gigantesca suma de recursos que se eleva a más de 80 mil millones de pesos, recursos que podría canalizar adecuadamente hacia las actividades esencialmente productivas de acuerdo con el plan de desarrollo, y al hacerla, dar un poderoso impulso al desarrollo económico nacional. Al mismo tiempo, se eliminaría uno de los bastiones más poderosos del poder de la oligarquía.
Problema político
La nacionalización de la banca, como se ve, no presenta problemas de tipo económico, ya que la inversión involucrada está al alcance del gobierno, sin mayores sacrificios. El problema real que se presenta es de tipo político. La magnitud de este problema es realmente grande, por el poder inmenso que ha adquirido la oligarquía. Una medida de esta naturaleza seguramente que provocará una reacción violenta de los grupos que controlan la riqueza nacional, tanto de los nacionales como de los extranjeros. Es natural que estos grupos no se vayan a resignar a perder uno de los instrumentos más importantes en que descansa su poder. Desatarán campañas contra la "tendencia socializante o comunista del Gobierno", contra la "ineficiencia” del gobierno para manejar el crédito, contra la "estatificación de la economía", etc., etc. Y es probable también que amplios sectores de la opinión pública se dejen influir por esas campañas. Pero el futuro de la Revolución Mexicana está en juego. Las fuerzas revolucionarias deben darse cuenta de que ha llegado el momento de hacerle frente a ese problema vital y deben tener confianza en que el pueblo dará todo su apoyo a una medida de la que depende en mucho su futuro.
El dilema está planteado: o la Revolución cambia el status quo y se decide a tomar los puestos de mando de la economía, o la oligarquía nacional y extranjera se entroniza en el poder. No hay alternativa para la Revolución Mexicana y tampoco hay demasiado tiempo, mañana puede ser demasiado tarde.♦