No basta nacionalizar, sino eliminar a las oligarquías
Los pueblos de la América Latina están atentos a la política nacionalista que está siguiendo el Gobierno del Perú, porque coincide, hasta ahora, con las grandes aspiraciones de progreso e independencia que ha sido la base de las luchas a través de la Historia. Al juzgar lo que está pasando en Perú, los sectores nacionalistas y democráticos se están planteando dos grandes interrogantes: ¿continuará el Gobierno Peruano la política de rescate de la riqueza nacional que ha aplicado en los últimos meses? ¿quién manejara las empresas “peruanizadas”?
La importancia de estas dos cuestiones es fundamental porque la solución adecuada que se dé a ambas asegurará el futuro desarrollo independiente y democrático del país, y extenderá su influencia benefactora a los otros países de la América Latina.
En efecto, si las medidas nacionalistas quedan limitadas al rescate de las propiedades de la International Petroleum Co. (filial de la poderosa Standard Oil de Nueva Jersey, del Grupo Financiero Rockefeller) y a las fincas azucareras que han sido expropiadas, subsistirá el enorme problema del dominio extranjero porque Perú es un país enajenado. Por otra parte, si las empresas “peruanizadas” son transferidas a grupos oligárquicos peruanos sólo se habrá sustituido el dominio de los monopolios extranjeros por los nacionales, sin modificar substancialmente las condiciones ahora imperantes de fuerte concentración de la riqueza y de los ingresos en pequeños grupos privilegiados.
La política nacionalista debe intensificarse
Los proyectos revelados recientemente por los funcionarios del Gobierno, de ampliar las medidas de rescate a algunos servicios públicos, y las crecientes presiones populares y de otros sectores nacionalistas del Perú, parecen indicar que se intensificará la política de “peruanización” de la riqueza nacional. Y en este sentido, hay mucha tela de donde cortar porque el dominio extranjero de la economía peruana es de grandes proporciones. Echemos un vistazo a las condiciones en que se encuentran algunas de las actividades económicas más importantes, según datos de Carlos Malpica, con su libro “Los Dueños del Perú”; editado en 1968.
Minería. Las actividades mineras constituyen el renglón más importante del comercio exterior del Perú, ya que proporcionan el 50% de las divisas que obtiene el país por la venta de mercancías y servicios al exterior. Esta importante actividad está dominada fuertemente por las empresas extranjeras, al grado de que dichas empresas controlan más del 85% de las exportaciones de productos mineros.
Entre las empresas extranjeras destacan tres que son filiales de monopolios norteamericanos: Cerro de Pasco, Southern Peru Copper Corp. y Marcona Mining Co. Cerro de Pasco pertenece a la American Metal Climax, con participaciones de la Newmont Mining y la Phelps Dodge; la Southern Peru Copper es filial de la American Smelting and Refining Co, y la Marcona está controlada por la Utah Construction and Mining Co. Estas tres empresas tienen una serie de otras filiales, que en conjunto controlan el 77% de las exportaciones mineras del Perú, con un valor cercano a los 300 millones de dólares, que representan 41% de los ingresos totales de divisas producto de las ventas al exterior de mercancías y servicios. Las empresas peruanas apenas exportan el 14% del valor de la exportación de productos mineros.
Petróleo. Hasta antes de la nacionalización de los bienes de la International Petroleum Co. La industria petrolera estaba dominada en alto grado por compañías extranjeras. Controlaban el 88.5% de la producción de petróleo crudo y 73% de la capacidad de refinación total del país.
Las principales empresas petroleras extranjeras eran las siguientes: International Petroleum Co. Compañía Petrolera Lobitos, y Belco Petroleum Corporation de Perú y la Refinería Conchan-Chevrón. Todas estas empresas son norteamericanas. La IPC es, como ya se dijo, filial de la Standard Oil de Nueva Jersey, la Lobitos es subsidiaría de la IPC, la Belco pertenece a la Belco Petroleum Corporation de Delaware, y la Conchan-Chevrón es filial de la Standard Oil of California, con una participación minoritaria del capital peruano.
Antes de la nacionalización de la IPC el Gobierno Peruano Controlaba a la Empresa Petrolera Fiscal que tenía en operación unos 300 pozos petroleros, cuya producción era de alrededor de 2 millones de barriles; contaba, además con dos refinerías con una capacidad de 20 mil barriles diarios de crudo. Con la nacionalización de la IPC el control gubernamental se ha ampliado considerablemente.
Pesca. El Perú figura entre los más importantes países pesqueros del mundo, correspondiéndole el primero en la producción de harina de pescado. En los últimos años la exportación de productos pesqueros aportó 27% de las divisas del comercio exterior peruano.
Aunque en sus orígenes las actividades pesqueras estaban controladas por empresarios peruanos, a medida que se fue desarrollando atrajo el interés de capitalistas extranjeros. Actualmente de los 28 grupos más importantes que se dedican a esta actividad 17 son propiedad extranjera, con algunas participaciones minoritarias de empresarios peruanos.
Las empresas extranjeras más importantes en la rama pesquera del Perú son las siguientes: H. J. Heinz, que produce alrededor de 60 mil toneladas de harina de pescado y otros productos; Ralston Purina, con una producción de cerca de 70 mil toneladas; Deltec Perú S. A., con 44 mil toneladas; Grace, con 35 mil toneladas; y otras 7 empresas norteamericanas más, una japonesa, una escocesa, y otra francesa.
Otras actividades. La penetración de capitales extranjeros en la economía del Perú se está extendiendo a todos los renglones importantes, en los que está ejerciendo un creciente dominio. En la industria de automóviles, de llantas, de alimentos y grasas, en productos químicos, en medicinas, azúcar, artículos de hogar, etc.; en el comercio a través de cadenas de supermercados, y en la Bancax (Chase Manhattan y Banca Italiana).
Dependencia Exterior y estancamiento.
Como puede verse el Perú tiene un grave problema de dominio económico extranjero, que ha determinado una situación de dependencia peligrosa respecto a los monopolios extranjeros, especialmente norteamericanos. Esta dependencia está originando serios problemas que amenazan con anular los esfuerzos de los peruanos por acelerar su desarrollo y fortalecer su independencia económica.
En efecto, el ritmo de desarrollo del Perú ha ido descendiendo de manera persistente, hasta llegar a un estado de verdadero estancamiento. Así, mientras que en el periodo 1960-66 la tasa de desarrollo anual fue de 6.4% en promedio, en 1967 bajó al 4.6%, y en 1968 apenas alcanzó el 3.5%. En este último año prácticamente no hubo desarrollo, ya que la población aumentó en 3.1%, lo que significa que el producto por habitante se mantuvo al nivel del año anterior.
Por otra parte, la dependencia económica está determinando un desequilibrio persistente y que tiende a crecer de manera comprometedora, en su Balanza de Pagos. Su comercio exterior es deficitario y se enfrenta a problemas de mercados porque depende demasiado de la exportación de productos primarios. A ello se agrega el control que las empresas extranjeras tienen de sus actividades de producción para la exportación y de los canales del comercio exterior.
El desequilibrio externo ha llevado al Perú a un continuo y creciente endeudamiento, lo que acentúa su grado de dependencia económica respecto al exterior.
En estas condiciones se puede ver con toda claridad que para el Perú representa un problema vital el rescatar la riqueza nacional ahora detentada por intereses extranjeros, mediante una vigorosa política nacionalista. Éste es el único camino que tiene el Perú (al igual que los demás países de la América Latina que se encuentran en condiciones similares) y que tendrá que emprender, más bien vigorizar, porque ya lo ha iniciado, pues de ello depende su futuro como país dinámico e independiente.
¿Quién maneja las empresas?
Si bien el rescate de la riqueza de manos extranjeras reviste una importancia fundamental, sólo es una parte del problema. Importa igualmente asegurar que los negocios sean manejados en función de los intereses nacionales de acelerar el desarrollo, repartir de manera justa los beneficios y de consolidar la independencia.
Esta segunda parte del problema reclama mayor intervención del Estado como empresario y participación de los obreros y empleados en el manejo de los negocios. Entregar las empresas peruanizadas a los grupos de mayor poder económico del sector privado sería un grave error, porque además de que nunca habría seguridad de que a tras mano siguieran dominados por intereses extranjeros, el desmedido afán de lucro de estos es contrario a los intereses nacionales.
En este sentido parece ser que el Gobierno Peruano se está orientando correctamente, ya que los bienes de la IPC han pasado al control gubernamental y los ingenios azucareros expropiados han sido entregados a los trabajadores. Si continúa esta política el Perú habrá encontrado su camino hacia el progreso y la consolidación de su independencia económica, y su ejemplo servirá de estímulo para que otros hagan lo mismo.♦