De las 311 empresas de mayor importancia en el país, 132 están bajo control extranjero.
¿Aceptarían vender voluntariamente estos gigantes la mayoría de las acciones de sus filiales o habría que buscar la forma de obligarlos?
La importancia que dio el Secretario de Industria y Comercio a la mexicanización de la industria en el acto inaugural del VI Congreso Nacional de Industriales, es revelador de la magnitud que reviste la inversión extranjera en ese importantísimo renglón de la actividad económica del país.
Las siguientes 10 ramas industriales se encuentran fuertemente dominadas por capitalistas extranjeros | |
Tabacos y cigarrillos | 97% del capital |
Productos químico-farmaceúticos | 94% del capital |
Llantas y otros productos de hule | 87% del capital |
Computadoras y equipo de oficina | 87% del capital |
Productos de tocador | 86% del capital |
Cobre y aluminio | 82% del capital |
Maquinaria y equipo | 63% del capital |
Minería y metalúrgica | 53% del capital |
Automotriz y auxiliar | 50% del capital |
Industria alimenticia | 48% del capital |
No obstante algunas importantes inversiones gubernamentales en diversas ramas industriales, especialmente en la petroquímica, y de las que el sector privado mexicano ha realizado en mayor cuantía y de manera más diversificada, las inversiones extranjeras directas tienen una fuerte influencia en la industria en su conjunto, influencia que se torna dominante en algunas líneas industriales básicas, En este sentido debe indicarse que la política de rescate de empresas ya establecidas ha sido bastante débil en lo que hace al sector industrial, ya que hasta ahora se ha referido principalmente a otros sectores, como el de la electricidad, la minería y algunos servicios, como el transporte aéreo.
Más de un tercio de la gran industria dominada por inversiones extranjeras
La gran industria de México en el año de 1968 estaba formada por 311 empresas, cuyos capitales globales ascendían a 34,154 millones de pesos. A la cabeza de las grandes industrias se encontraba Petróleos Mexicanos con 10,300 millones de pesos de capital (recursos propios) y al final de la lista figuraba Clemente Jacques, con 20 millones de pesos de capital.
La posición de las inversiones extranjeras en el grupo de esas 311 grandes empresas industriales, hasta donde hemos podido investigar con alguna precisión, aunque no de manera completa porque todavía no nos ha sido posible determinar la situación de algunas empresas, era la siguiente:
Dominaba más del 51% y en muchos casos hasta el 100%, del capital de 132 empresas cuyos capitales totales ascendían a 9, 615 millones de pesos, lo que representaba el 28% del capital global de las 311 grandes empresas. En otras 21 empresas las inversiones extranjeras tenían una “fuerte participación” que iba desde el 25% al 49% del capital de las mismas; el capital global de estas empresas ascendía a 2,696 millones de pesos, lo que representaba el 8% del grupo de las 311 grandes de la industria. Buena parte de estas últimas empresas se pueden considerar dominadas por los inversionistas extranjeros aunque no posean más de 50% del capital, por el control tecnológico, directivo, comercial, etc., que ejercen sobre ellas.
En conjunto, de acuerdo con estos datos, el capital extranjero domina el 36% del capital global de las 311 grandes empresas industriales del país, es decir, más de la tercera parte del total. En la realidad su importancia relativa es mayor que la revelada por estos datos por las siguientes razones: 1) la existencia de “inversionistas de paja” que hace aparecer como mexicanas o como empresas mixtas, un número considerable de empresas; 2) algunas compañías no fueron investigadas por falta de tiempo y por dificultades en la obtención de datos; de toda probabilidad algunas de ellas tienen inversiones extranjeras; 3) se incluyó a Petróleos Mexicanos con sus 12,300 millones de pesos de capital, y una parte muy importante de las actividades de esta empresa no son de tipo industrial propiamente dicho, sino de carácter extractivo; si sólo consideráramos el capital dedicado a las actividades propiamente industriales la importancia relativa de las inversiones extranjeras en el conjunto aumentaría en cierta proporción.
Algunos botones de muestra
La importancia de las inversiones extranjeras en el sector industrial puede apreciarse con mayor claridad si consideramos algunas de las ramas en las que ejercen mayor influencia. Tomando como base el grupo de las 311 de mayor tamaño del país, la participación que tienen en 10 ramas importantes es la siguiente:
Tabaco y cigarrillos | 97% del capital |
Productos químico-farmacéutica | 94% del capital |
Llantas y otros productos de hule | 87% del capital |
Computadoras y equipo de oficina | 87% del capital |
Productos de tocador | 86% del capital |
Cobre y aluminio | 82% del capital |
Maquinaria y equipo | 63% del capital |
Automotriz y auxiliar | 50% del capital |
Industria alimenticia | 48% del capital |
Productos químicos industriales | 45% del capital |
Como puede observarse, la inversión extranjera tiene una posición de verdadera preponderancia en ramas industriales de gran significación, que incluyen renglones básicos de bienes de producción y otros artículos de consumo final que alcanzan gran cuantía. Esta importancia, como dijimos, es todavía mayor por la existencia de “prestanombres”, que alcanza proporciones considerables, por más que no sea fácil determinar la cuantía, de los capitales que representa.
La mexicanización requiere algo más, mucho más, que la “buena voluntad” de las empresas extranjeras.
El panorama que presenta la extensión y profundidad de las inversiones extranjeras en la industria del país justifica y hace impostergable, una política de mexicanización no solamente referida a las nuevas inversiones, sino a las ya existentes. La necesidad de esta política es reconocida tanto por los más avanzados sectores gubernamentales, y los representados por algunos inversionistas mexicanos, como por los más amplios sectores progresistas del país. Sin embargo, la forma de llevarla a cabo que ha sido expresada por los organismos responsables del gobierno y que estamos comentando nos parece inadecuada porque a todas luces es débil para hacerle frente a un problema de la envergadura y complejidad como el que presenta la inversión extranjera en el sector industrial (y en otros sectores). Si la política de mexicanización se limita a la compra por parte de mexicanos de las acciones que desean buenamente vender las empresas extranjeras, dicha política está condenada al fracaso. Veamos algunos elementos relevantes del problema.
Las inversiones extranjeras están representadas por intereses de las más grandes empresas monopolistas de los Estados Unidos (y de otros países en mínima proporción) que tienen un interés vital en extenderse por todos los rincones de la Tierra en busca de utilidades, las máximas que puedan obtener. Su propósito es naturalmente aumentar sus inversiones y con ello ampliar su dominio sobre recursos naturales y otras actividades económicas, así como los mercados en donde operan, y no precisamente reducir esas inversiones y ese dominio. Esta política del capital extranjero no se modificará en tanto no haya factores de suficiente peso, que se lo impidan. Podrán voluntariamente desprenderse de inversiones en ramas de escasa redituabilidad (como en algunos servicios públicos), o cuando el país les imponga limitaciones directas, o indirectas por medios de ventajas especiales si así lo hacen (como en la minería, el petróleo, la electricidad). Pero en el sector industrial que es el que hoy por hoy representa el principal filón de grandes utilidades, es muy difícil que lo hagan voluntariamente.
¿Podríamos esperar, por ejemplo, que la General Motors, la Ford, la Dupont, la Monsanto, la Volkswagen, las empresas productoras de medicinas, etc., se desprendan voluntariamente del control de sus empresas, que ahora controlan en un 100%, o en una proporción mayoritaria? La realidad indica que estas empresas, lejos de ceder voluntariamente el control de sus negocios a empresarios mexicanos, lo han consolidado al aumentar sus inversiones y el dominio que ejercen en sus respectivas actividades.
Por otra parte, si las grandes empresas extranjeras disponen de solícitos presta-nombres ¿qué garantía habría que una operación de venta de sus acciones sería real y no una maquinación?.
Parece evidente, por lo tanto, que una política de mexicanización debe ir más allá, mucho más allá, de una simple venta voluntaria de acciones de los propios monopolios extranjeros. Será necesario promulgar una Ley de Control de Inversiones Extranjeras, que de acuerdo con un Plan Económico Nacional fije las normas y las actividades en que pueden participar; será necesario que las acciones de las empresas no sean al portador, sino nominativas y domiciliadas (como en Suiza); será menester que se establezca un registro para las empresas con participación de capitales extranjeros; se hace indispensable que el gobierno sea uno de los principales participantes en los capitales de dichas empresas para garantizar su mexicanización; y sobre todo, se hace necesario que la política toda del gobierno, de los inversionistas mexicanos y de los sectores populares sea de defensa de los intereses nacionales frente a la amenaza de dominación extranjera.♦