E.U. combate el tabaco y México lo defiende

Un negocio que destruye la salud de usted y deja utilidades a compañías extranjeras.

La salud pública y los negocios

El gobierno de los Estados Unidos acaba de prohibir la publicidad para los cigarrillos y demás productos del tabaco ante las evidencias de los serios perjuicios que causa el tabaco a la salud humana, especialmente en lo que hace a enfermedades como el cáncer y los trastornos cardíacos, que son actualmente de los más devastadores azotes de la humanidad.

La medida nos parece muy atinada e inteligente, porque sin ser drástica, es probable que tenga resultados positivos en la reducción del consumo, porque en la vida moderna el producto que no se anuncia, no se vende, excepto cuando es imprescindible para la vida humana.

La política de desalentar el consumo de cigarrillos en los Estados Unidos tiene enormes méritos, si se toma en cuanta la importancia tan grande que tiene el cultivo de tabaco y la industria cigarrera en ese país. Para 1967, por ejemplo, tomando solamente la actividad industrial de productos del tabaco, tenemos las siguientes cifras: ocupó 75,000 personas, a las que pago sueldos y salarios por valor de 377 millones dólares; la producción tuvo un valor agregado de más de 2 mil millones de dólares. Por otra parte, la industria cigarrera es una de las más importantes fuentes de ingreso para el gobierno y sus gastos en publicidad son de gran magnitud. Considerando el aspecto agrícola, el cultivo del tabaco constituye un renglón muy importante en amplias regiones del país y da sustento a millares de familias. El comercio exterior de estos productos es también considerable.

Los datos anteriores nos ilustran sobre la magnitud de los ajustes que tendrán que hacerse para reducir la actividad cigarrera y el costo económico que eso significará para los sectores involucrados. Sin embargo, el gobierno norteamericano ha considerado con toda razón, que primero esta la salud de la sociedad, especialmente de las nuevas generaciones.

Las empresas cigarreras buscan salidas en otros países

Las restricciones que está imponiendo el gobierno de los Estados Unidos a la industria cigarrera está provocando una política de intensa expansión de parte de las grandes empresas de cigarrillos hacia el exterior, sobre todo a países en donde no existen limitaciones de ningún género para la elaboración y venta de productos del tabaco.

La importante revista norteamericana “U.S. News & World Report” nos proporciona algunos datos sobre el fenómeno de expansión de esas firmas en la República Federal Alemana, expansión que se está produciendo, según la revista mencionada, como resultado de las dificultades que está confrontando en la venta de sus productos en los Estados Unidos. Como casos concretos cita el establecimiento de una nueva empresa filial de la Philip Morris y la producción de cigarrillos con la marca Malboro de la propia Philip Morris; a la expansión de la R.J. Reynolds, que ahora produce el Camels en Alemania Occidental; y a una expansión similar de parte de la Liggett & Myers y de la Lorillard Corporation.

México es uno de lo países en donde es más notoria la expansión de las grandes firmas norteamericanas de cigarrillos. A las ya tradicionales empresas El Águila (fundada en 1923) y La Moderna, filiales ambas de empresas extranjeras, se han venido a sumar en los últimos años, fuertes intereses de otras grandes firmas norteamericanas que han adquirido el control de compañías ya existentes, o que han establecido nuevas filiales. Como resultado de este proceso de expansión, la industria cigarrera de nuestro país ha pasado casi totalmente a sus manos. Los siguientes datos no dejan lugar a dudas sobre el dominio extranjero de “nuestra industria cigarrera”:

Empresa

Accionistas principales

Capital    (millones $)

País

Cía. Cig. La Moderna

Brown and Williamson

285

EUA-GB

Cía. de Cig. El Águila

American Tobacco

166

EUA

La Tabacalera Mexicana

Liggett & Myers Co.

120

EUA

Cía. Cigarrera Nacional

Philip Morris

100

EUA

Tabaco en Rama

El Águila y La Moderna

50

EUA

Fab. de Cig. Baloyán 

Reynolds y P. Lorillard

40

EUA

Total

     761

Como puede observarse, las 6 empresas más importantes de la cigarrera del país son filiales de grandes empresas extranjeras.

La mayor de ellas, La Moderna, es filial de la Brown & Williamson, la que a su vez es filial de la poderosa British-American Tobacco, propiedad de intereses británicos y de EE.UU., y que encabeza la lista de las grandes empresas cigarreras del mundo. En conjunto las seis empresas poseen capitales que ascienden a 761 millones de pesos.

Las fuertes inversiones extranjeras en la industria cigarrera han provocado un verdadero auge en la elaboración de productos del tabaco, especialmente en la de cigarrillos. Así de 1,876 millones de cajetillas que se produjeron en 1967, la producción saltó a 1,978 millones en 1968, es decir, 102 millones de cajetillas de aumento en un solo año. La cifra de 1969 seguramente revelará un aumento mayor todavía (no nos fue posible obtenerla).

Pero no solamente ha aumentado sustancialmente la producción de cigarrillos, sino que se han registrado otros dos fenómenos de importancia. Primero, se han incorporado varias de las marcas norteamericanas más importantes de cigarrillos, como el Camel y Salem, de la Reynolds, que se producen ahora por la fábrica Baloyán, Philip Morris producida por la Cía. Cigarrera Nacional, y la L & M, de la Liggett & Myers, elaborada por La Tabacalera Mexicana. Segundo, se ha intensificado la publicidad de todas las marcas, pero especialmente de las nuevamente introducidas y de algunas de las otras más importantes como Raleigh, de La Moderna.

La aparición de nuevas marcas de cigarrillos norteamericanos de gran prestigio a precios bastante inferiores a los de importación, y la intensificación de la publicidad, es muy probable que vayan a dar por resultado aumentos importantes en el consumo nacional. Esto sucederá, paradójicamente en un momento en que las opiniones más autorizadas del mundo, y del país coinciden en señalar la gravedad real de la afición al consumo del tabaco. Sobre este particular merece ser mencionada la opinión del destacado cancerólogo doctor Conrado Zuckermann, aparecida en algunos diarios en esta fecha (abril 11) sobre la conexión directa que existe en el consumo de tabaco y males tan serios como el cáncer y los trastornos cardíacos.

La salud pública es lo primero

No cabe duda que en el caso que nos ocupa se hace necesario adoptar medidas  semejantes a las que están siendo aplicadas en los Estados Unidos, porque la salud del pueblo y sobre todo de las nuevas generaciones, está en juego. Es cierto que si se aplican medidas restrictivas a la industria cigarrera y al consumo de los productos del tabaco se afectarán grandes intereses, no solamente de los empresarios extranjeros que dominan la industria, sino también de las numerosas familias que viven de cultivar tabaco y de las que obtienen su sustento como empleados y asalariados en el proceso industrial. También resultara afectado el fisco porque se reducirán sus ingresos provenientes de está actividad, los cuales sobrepasan los 900 millones de pesos anuales.

Sin embargo, las medidas restrictivas se imponen para proteger a la población y sobre todo a la juventud de los graves males que les puede producir el consumo de tabaco. Antes que los negocios está la salud de la sociedad. Así como se combate el consumo y tráfico de marihuana y de otras drogas por los perjuicios que ocasionan, así se debe actuar para reducir substancialmente el consumo de cigarrillos y otros productos, que aunque de efectos aparentemente más tenues a la larga son tan perjudiciales como esas drogas. Igual criterio debería aplicarse, desde luego, para reducir substancialmente el consumo de cerveza, vinos y licores, que también en los últimos años ha alcanzado niveles alarmantes.

Una política enérgica contra el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas no solamente liberaría a nuestro pueblo de esos vicios, sino que permitiría que sus ingresos, sobre todo de los trabajadores y campesinos se utilizara de manera más racional, para la satisfacción de sus necesidades vitales. Además permitiría la utilización de los cuantiosos recursos que ahora se utilizan de manera tan improductiva, sólo en la industria de cigarrillos están invertidos más de 1,700 millones de pesos, se canalizarán a la producción de alimentos, telas, calzado, y de los mil y un artículos que se requieren para elevar las condiciones de vida de las mayorías.♦

Ceceña, José Luis [1970], "E.U. combate el tabaco y México lo defiende", México, Revista Siempre!, 878: 18-19, 22 de abril.