El desajuste social lleva a México a la inflación

De dos cosas debemos estar seguros: que nos hemos de morir y que el costo de la vida subirá. Ello beneficia sólo a los grupos oligárquicos y amenaza la estabilidad

La inflación —proceso de elevación pronunciada y sostenida de los precios en general— se ha convertido en un fenómeno permanente  de la economía del mundo occidental, tanto de los países altamente desarrollados, como de los de menor desarrollo. Ya ni en periodos de malos negocios, de depresión, la inflación desaparece, como sucedía anteriormente. Se recordará, por ejemplo que en la gran depresión de 1929-1932 y en la que le siguió a finales de 1937, los precios en general sufrieron una caída catastrófica; esto ha dejado de suceder en la actual depresión que aqueja a los Estados Unidos y otros grandes países, en que están coexistiendo el desempleo de trabajadores y el subempleo de plantas productivas, con un aumento sostenido de los precios en general y especialmente con la elevación del costo de la vida.

¿A qué se debe la inflación crónica?

La opinión pública es materialmente bombardeada con una serie de “explicaciones” sobre las causas de la inflación, que no van al fondo del problema y siembran una gran confusión. Entre las corrientes más importantes de este tipo podemos distinguir dos: la que considera como causa de la inflación la abundancia de dinero en circulación y la que atribuye la elevación de los precios y su persistencia a las “desmedidas exigencias” de los trabajadores por aumentos de salarios.

— Mucho dinero en circulación. Las corrientes monetarias sostienen que la inflación se debe al exceso de dinero en circulación, que ocasiona un aumento también excesivo de la demanda de parte del público, lo que hace subir los precios porque la disponibilidad de mercancías no es suficiente para hacerle frente a esa gran demanda. Según esta concepción lo que debe hacerse para combatir el alza de los precios es restringir la cantidad de dinero en circulación en general, y restablecer el equilibrio en aquellos sectores que están propiciando la inflación especialmente en el sector gubernamental. Con estas medidas se restringirá la demanda general y se logrará el equilibrio con la disponibilidad de mercancías.

Esta “explicación” no va al fondo del problema, porque toma como causa el dinero excesivo, cuando en realidad ese es un efecto de desequilibrios estructurales del sistema económico como trataremos de precisar en párrafos siguientes.

— La culpa la tienen... los trabajadores. La otra corriente además de ser incorrecta desde el punto de vista científico, es reaccionaria y cínica. Atribuye la inflación a la acción de los sindicatos obreros que les permite lograr aumentos de salarios por encima de los aumentos de la productividad del trabajo de dichos obreros. Esto quiere decir que, los obreros van obteniendo una proporción creciente y desproporcionada de la producción nacional y que sus “exageradas” demandas provocan una elevación indebida de los costos de producción, lo que a su vez determina la elevación de los precios, estableciéndose una carrera de salarios y precios que llega a ser incontrolable.

No se requiere una profunda argumentación para demostrar que esta interpretación de los fenómenos inflacionarios no es correcta. Bastaría con precisar que en las economías capitalistas no son los obreros, sino los inversionistas, sobre todo los más grandes, lo que tienen el poder de decidir sobre el reparto de la producción y el que reparte y comparte... Si esto no fuera convincente, los datos de lo que pasa en la realidad no dejan lugar a dudas de que son los aumentos de precios los que obligan a los obreros a demandar mayores salarios, y que en esa carrera los aumentos de salarios con frecuencia solamente alcanzan para compensar a los trabajadores las pérdidas que han sufrido en su poder de compra por los aumentos de los precios. El contenido tendencioso de esta “explicación” es muy claro: intenta confundir a la opinión pública (y a los mismos obreros) lanzando la culpa de la inflación contra los trabajadores, tratando de evitar que se conozcan los verdaderos responsables.

— La causa real, el móvil del lucro. Cuando se profundiza en las verdaderas causas de la inflación crónica que caracteriza a las economías capitalistas de nuestro tiempo, se encuentran, sin dificultad, porque están ligadas íntimamente a las leyes del funcionamiento del sistema capitalista, especialmente del capitalismo monopolista de estado que rige en los principales países desarrollados del mundo occidental (con influencia determinante en los países menos desarrollados). Veamos los rasgos esenciales del funcionamiento de la economía capitalista actual, y la manera en que se genera la inflación crónica que las caracteriza.

La fuerza esencial que impulsa el sistema capitalista es el móvil de lucro. El deseo de obtener utilidades máximas empuja a los capitalistas a hacer los mayores esfuerzos para ampliar la diferencia entre sus costos y los precios de mercado, ya que ello constituye sus utilidades. Para lograr ese propósito esencial, el capitalista actúa en dos direcciones: por un lado, trata de reducir sus costos, y por el otro, intenta influir sobre los precios para elevarlos al máximo posible. Esto tiene que hacerlo acicateado por la competencia de los otros capitalistas que intentan hacer lo mismo.

El recurso que los capitalistas tienen para lograr sus propósitos de reducir costos y de influir sobre el mercado es el de crecer, integrarse, para dominar el mercado o al menos asegurar una importante participación en él. Así, al lograr aumentar las dimensiones de sus empresas, los capitalistas pueden reducir sus costos porque tendrán más recursos para operar y podrán aprovechar al máximo las ventajas derivadas de la mayor escala de producción. Al mismo tiempo, su mayor producción les permitirá aumentar su influencia en el mercado, lo que aprovechará para elevar los precios en la medida que sea posible atendiendo a las condiciones de la competencia de otros empresarios y de la demanda por sus productos o servicios. En la medida en que logre ambos propósitos elevará sus utilidades.

De esta manera, la dinámica misma del sistema económico basado en el móvil de lucro lleva a la formación de grandes monopolios que de manera creciente se apoderan del mercado. Este proceso tiene a su vez, dos consecuencias económicas importantes, entre otras: por una parte, los precios tienden a subir por la fuerza de los monopolios, y por la otra, la riqueza y los ingresos se van concentrando en los pequeños grupos de grandes monopolistas.  La acción de estos dos fenómenos se combina y ocasiona serios trastornos económicos (y también sociales y políticos) cuyas manifestaciones más evidentes y serias son la inflación y las crisis económicas. Los elevados precios, unidos a la concentración de la riqueza, determinan que en un momento dado la demanda efectiva resulte insuficiente, ya que la mayor parte de los consumidores sufren una reducción relativa y a veces absoluta, de su capacidad de compra.

Si la fuerza de los monopolios es muy grande, pueden mantener los precios a un alto nivel aunque los negocios anden mal, con lo que pueden evitar que sus utilidades desciendan a bajos niveles. En lugar de bajar los precios se inclinarán por reducir su producción, despidiendo obreros y dejando de utilizar parte de sus instalaciones. Con esto la crisis y la inflación, no solamente coexisten, sino que se tornan más serias.

Es así como la economía capitalista, dominada por los monopolios, no se desenvuelve con suavidad, sin tropiezos, sino con frecuentes y serias fluctuaciones. Esa es la forma típica de la dinámica capitalista y obedece a la acción de las propias leyes económico-sociales del sistema capitalista. Y, bien entendido, las crisis constituyen el principal dolor de cabeza no solamente del pueblo que las sufre de manera desproporcionada y sin ser responsables de ellas, sino también de la propia clase capitalista que ve reducidas sus ganancias y que se enfrenta a la intranquilidad social que se produce con la falta de trabajo y la reducción de los ingresos de las mayorías.

Pero, los capitalistas tienen un importantísimo aliado que sale al rescate: el gobierno. ¿Cómo actúa el gobierno y qué consecuencias tiene su intervención en los países dominados por los monopolios? De esto nos ocuparemos en la próxima ocasión.♦

Ceceña, José Luis [1970], "El desajuste social lleva a México a la inflación", México, Revista Siempre!, 891: 24-25, 22 de julio.