La ciencia, la técnica: ¿bendición o amenaza?

Miles de millones gasta el hombre con una sola meta: la de destruirse. Bombas de hidrógeno, de cobalto, atómicas; gases neurotóxicos, aplicación canallesca del ingenio

Dos noticias aparecidas en la prensa mundial en los últimos días han servido para que hasta los más indiferentes, que por desgracia son muchos, tomen conciencia de los graves peligros que amenazan a la sociedad humana. La primera dio cuenta del hundimiento en las profundidades del Océano Atlántico, en un lugar cercano a la Florida, de una fuerte cantidad de gases neurotóxicos de pavoroso poder destructivo de hombres (no de bienes materiales), que el gobierno norteamericano efectuó no porque haya decidido renunciar a la guerra química, sino porque la manera en que estaba envasado no daba suficientes seguridades de conservación. La otra, hizo del conocimiento de la opinión pública la negativa del Congreso Norteamericano de prohibir el uso de desfoliadores (sustancias químicas que destruyen las hojas de las plantas) en la guerra de Vietnam, prohibición que había sido solicitada por el senador por el Estado de Washington, Gaylord Nelson.

Estos dos hechos nos muestran ejemplos claros de cómo la ciencia  y  la técnica, que son el fruto del esfuerzo de toda la humanidad a través de los siglos, está siendo utilizada por algunos círculos poderosos, no para lograr el bienestar de la sociedad, sino para destruirla. Ante hechos de esta naturaleza no es posible cerrar los ojos y considerarlos como inevitables, producto de la “naturaleza humana”, en una actitud fatalista e irresponsable.

Hoy más que nunca estamos obligados a reflexionar sobre lo que es la ciencia y la tecnología, cuáles son sus posibilidades para el progreso y bienestar de la sociedad, por qué se le ha convertido en una amenaza para la existencia misma del género humano, y qué debemos hacer para evitar que esa amenaza se convierta en realidad.

Particularidades de la ciencia y la técnica

Aunque es bastante difícil definir lo que es la ciencia, según opinión de destacados científicos, se puede tener una idea aproximada diciendo que es el conocimiento de las leyes de la naturaleza y de la sociedad. Por su parte, la técnica consiste en la aplicación de los conocimientos que va adquiriendo el hombre sobre el mundo que lo rodea, para producir más y mejor, con menor esfuerzo y mayor productividad.

Entre la ciencia y la técnica existe una relación muy estrecha, influyéndose recíprocamente. Así, los adelantos científicos contribuyen  a mejorar la tecnología, y las experiencias tecnológicas hacen aportaciones muy valiosas a la ciencia. Cuando la relación entre ciencia y técnica, por diversos motivos, pierde esa conexión estrecha, tanto una como la otra sufren las consecuencias. El adelanto científico se hace lento y la tecnología también se frena.

En relación tan estrecha entre la ciencia y la técnica nos indica que ambas son producto del esfuerzo de una gran cantidad y diversidad de personas. Se desarrollan ambas mediante la contribución no solamente de los sabios y genios, como con frecuencia se cree, sino también de ingenieros, de obreros calificados y aun de trabajadores modestos. La historia de la ciencia y de la técnica nos confirma plenamente que los avances, aun los más importantes, han tenido lugar por este esfuerzo colectivo.

En los actuales momentos esta característica se hace todavía más evidente. Los avances científicos más importantes se realizan por grandes equipos de investigadores en universidades, institutos, grandes empresas privadas y organismos gubernamentales que trabajan en estrecho contacto con la industria y aprovechando las experiencias tecnológicas que se van adquiriendo. Y no solamente esto, sino que cada vez más los contactos e intercambios en escala mundial son mayores, lo que permite que cada país incorpore los logros de los demás en un proceso de universalización de la ciencia y de la tecnología, aunque todavía existen trabas económicas y políticas que limitan este proceso.

Por lo tanto, es evidente que los avances científicos y tecnológicos son el producto de un gran esfuerzo colectivo y que  por esa razón viene a ser un patrimonio de toda la humanidad, y deben estar a su servicio.

Las grandes tareas de la ciencia y de la técnica

Las enormes necesidades que tiene la humanidad por su deseo de mejorar sus condiciones de vida, elevar sus niveles culturales, hacer realidad su deseo de trabajar en un ambiente de paz y seguridad, de disfrutar de una vida sana y prolongada y de explicarse satisfactoriamente el mundo que lo rodea, plantea a la ciencia y a la tecnología grandes y vitales tareas de investigación y de aplicaciones prácticas, de las que depende el progreso y bienestar de la presente generación y de las que vendrán después.

Los portentosos avances de la ciencia y de la técnica en los años recientes nos revelan el enorme camino que el hombre tiene que recorrer todavía para desentrañar los secretos del universo y de la vida, pero al mismo tiempo, dan testimonio de las casi ilimitadas posibilidades que tiene la investigación científica, en estrecho contacto con las aplicaciones técnicas. Cada gran descubrimiento resuelve algunos problemas teóricos y prácticos, pero plantea multitud de nuevos problemas que se convierten en nuevas tareas que deben ser atendidas.

Dos ejemplos nos pueden  ilustrar con bastante claridad este proceso. Recientemente se hizo el descubrimiento de un tipo especial de estrellas que emite, por impulsos, ondas de radio, luz y rayos X, a las cuales se les dio el nombre de estrellas-pulsares. Estas estrellas tienen una capacidad enorme para emitir potencia, en comparación a su tamaño, tratándose, según se cree de estrellas neutrónicas, o sea núcleos atómicos gigantescos, pero muy compactos. Lo compacto de estos núcleos atómicos puede apreciarse por la consideración que se estima que un centímetro cúbico de su materia pesaría en la Tierra unos mil millones de toneladas.  De esta manera, el descubrimiento de las estrellas-pulsares plantea grandes interrogantes a la ciencia porque las condiciones físicas de dichas estrellas difieren de lo que hasta ahora ha sido establecido por el conocimiento científico.

Otro descubrimiento sorprendente que se efectuó en fechas recientes gracias a la utilización de poderosos radiotelescopios, fue la existencia de estrellas que se encuentran a una distancia calculada en 5 000 millones de años luz (el año luz es la distancia que recorre la luz en un año y equivale a 9 billones de kilómetros) y que emiten una energía de tales proporciones que se estima en el equivalente a una explosión termonuclear simultánea de cien millones de estrellas del tamaño del Sol. Este descubrimiento plantea la existencia de leyes nuevas de la materia hasta ahora desconocidas.

A las enormes tareas científicas y tecnológicas que plantean descubrimientos como los mencionados, se agregan multitud de otras que se refieren a la producción de más y mejores alimentos, la disposición de nuevas fuentes de energía abundante y barata, el combate de las enfermedades, el descubrimiento de los secretos de la vida, y a los mil y un problemas que tiene la Humanidad para asegurar su progreso material y cultural. Hacerle frente a estas tareas requerirá de un esfuerzo gigantesco y sistemático, y la asignación de enormes recursos financieros, materiales y humanos, si es que el hombre ha de avanzar y asegurar su dominio sobre la naturaleza, para su propio beneficio.

Estas reflexiones nos llevan a considerar que el mal uso que se está haciendo de la ciencia y de la técnica al desviarla de su objetivo de ser palancas del progreso humano, hacia la destrucción de la propia humanidad, debe recibir el repudio más enérgico de parte de todos los pueblos del mundo.♦

Ceceña, José Luis [1970], "La ciencia, la técnica: ¿bendición o amenaza?", México, Revista Siempre!, 898: 24-25, 9 de septiembre.