Nuestro país no cuenta todavía con un Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social a pesar de que desde 1932 se realizaron los primeros intentos planificadores y de que en distintas ocasiones, en el largo período de 35 años transcurridos, se han puesto en práctica programas de acción que han recibido impropiamente el nombre de Planes. En últimas fechas sin embargo, hay evidencias de que se está dando una atención especial a la elaboración de un Plan Nacional de Desarrollo y sería de esperarse, desde luego necesario y muy deseable que en el próximo régimen presidencial el país contara con un Plan bien integrado y no solamente para el sector oficial, sino para el conjunto de la economía.
Son muchos los factores que han influido en la tendencia planificadora en nuestro país, y muchos también los que la han obstaculizado y los que explican el porqué no se ha tenido todavía el éxito deseado en los esfuerzos tendientes a planificar nuestro desarrollo económico y social. La precisión de esos factores, tanto los coadyuvantes, como los de tipo negativo, reviste un gran interés ya que nos ayudará a entender muchos aspectos fundamentales de nuestro desarrollo y las perspectivas que se nos presentan en el futuro mediato e inmediato. En este sentido, consideramos de gran utilidad hacer el análisis así sea en sus grandes rasgos, de los distintos intentos planificadores que se han realizado en el México posrevolucionario.
Primera Ley de Planificación Económica.
En el año de 1932, siendo Presidente de la República el ingeniero Pascual Ortiz Rubio, se expidió un Decreto, en el cual se expedía la primera “Ley Nacional de Planeación para México”. Los factores determinantes de ese primer intento de planificación económica en nuestro país fueron tres: primero, los propósitos revolucionarios de impulsar el desarrollo nacional sobre bases firmes de encauzamiento racional de los esfuerzos, evitando duplicaciones, desperdicios y desequilibrios; segundo, hacerle frente a los grades perjuicios que estaba causando la Gran Crisis Mundial, que se había iniciado en 1929 en los Estados Unidos, y tercero, la aplicación del Primer Plan Quinquenal de la Unión Soviética que estaba ejerciendo gran influencia mundial porque contrariamente a lo que estaba aconteciendo en el resto del mundo, en ese país la economía se desenvolvía sin crisis.
De acuerdo con la Ley que de 1932, los objetivos perseguidos eran dos: la coordinación y dirección de las actividades de las distintas dependencias del gobierno, y la realización material y constructiva del desarrollo del país, en una forma ordenada y armónica tomando en cuenta su topografía, clima, población, historia, tradición, vida económica y social, defensa nacional, salubridad pública y sus necesidades presentes y futuras.
Como instrumento para alcanzar esos objetivos, la Ley señalaba la necesidad de elaborar un llamado “Plan Nacional de México” que se basara en la división del país en zonas o regiones económicas, y la constitución de una Comisión Nacional de Planificación, con carácter de organismo consultivo. Además, se establecía una Comisión de Programa como el órgano gubernamental para la elaboración del Plan, que quedaría adscrita a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. La Comisión Nacional de Planificación sería un organismo integrado por personas idóneas de amplios conocimientos técnicos y de resonada experiencia, y que representaran además a los distintos sectores sociales interesados en el Plan.
En relación a esta Ley y a sus disposiciones, cabe hacer las siguientes consideraciones. Primero, es uno de los primeros intentos en el mundo de planificar la economía, ya que solamente fue antecedida por los planes soviéticos, y se anticipó el New Deal del Presidente Roosevelt en los Estados Unidos. En segundo lugar, establece la participación de los distintos sectores sociales interesados en el desarrollo del país y la colaboración de un amplio cuerpo de técnicos en las distintas especialidades, lo cual es un gran acierto porque así no solamente su elaboración no será defectuosa, sino que su aplicación que es lo más importante, no podrá tener éxito si excluye los distintos sectores interesados en su realización exitosa.
En tercer lugar, debemos señalar que el Plan a que se refiere la Ley aludida, es de tipo limitado, circunscribiéndose en lo fundamental, a la esfera gubernamental. Aunque ésta es una deficiencia de la Ley, debemos considerar que se trata de un primer intento y que no estaban creadas las condiciones para la elaboración y sobre todo para la puesta en práctica de un Plan Nacional integrado que comprendiera toda la economía. Además, la experiencia sobre planificación era muy reducida no solamente en México, sino en el mundo.
Por último, cabe señalar que no existía una idea clara sobre el aparato administrativo que debería encargarse de la elaboración del Plan y menos de su ejecución, lo que se demuestra en el hecho de haber ubicado la Comisión de Programas en la Secretaría de Comunicaciones y no en la propia Presidencia de la República ya que sólo así podría tener todo el peso de autoridad que se requiere para el desempeño de tan importante tarea, como lo es la de la elaboración y aplicación de un Plan Nacional de Desarrollo.
Con todo y sus limitaciones, debemos reconocer los grandes méritos de este primer intento de planificación de la economía nacional, que sirvió de base al Primer Plan Sexenal que habría de servir de norma al Gobierno del General Cárdenas en el sexenio de 1935 a 1940, y del cual nos ocuparemos próximamente.♦