México está urgido de un verdadero Plan de Desarrollo

El Plan Sexenal fue un breve ensayo sin consecuencias y las oportunidades de la Segunda Guerra las dejamos pasar sin ningún provecho.

El llamado Primer Plan Sexenal fue el programa de Gobierno del candidato del Partido Nacional Revolucionario, el General Lázaro Cárdenas. Si bien no fue un verdadero Plan Nacional de Desarrollo, sino solamente un programa, fijó una serie de metas económicas y sociales de gran alcance.

La parte medular del Primer Plan Sexenal lo constituyó el problema agrario. A más de tres lustros de distancia de la promulgación de la Constitución de 1917, el campesino mexicano seguía en una situación semejante a la que sufría bajo el régimen de Porfirio Díaz. La crisis de 1929-32 había empeorado todavía más las condiciones de vida del trabajador del campo y se acentuaba la intranquilidad de los campesinos, que habían sido el principal soporte de la Revolución Armada. Era, pues, urgente atacar de raíz el problema agrario. Esto explica que el Primer Plan Sexenal pusiera su principal énfasis en una serie de medidas tendientes a mejorar apreciablemente la economía campesina.

El reparto agrario fue la meta principal del Plan. Se fijaron metas ambiciosas, que en lo fundamental fueron alcanzadas, para el fraccionamiento de los latifundios y la restitución y dotación de tierras a las comunidades agrarias. Igualmente se fijaron metas generales para fortalecer la economía agraria, mediante la dotación de agua, de crédito en condiciones razonables de tasas de interés y plazos, de organización en ejidos colectivos y cooperativas agrícolas, de semillas mejoradas, etc.

Al lado de la superación de la economía campesina, el Plan Sexenal colocó a la educación popular y técnica como una de las grandes metas a alcanzar. Se establecieron objetivos generales de construcción de escuelas rurales, de escuelas de enseñanza y prácticas agrícolas, de escuelas de hijos de trabajadores, de internados indígenas, de misiones culturales, de escuelas normales, etc.. También aquí el esfuerzo desarrollado fue sin paralelo en la historia del país. Por primera vez la enseñanza adquirió un carácter masivo popular.

En un lugar también destacado el Primer Plan Sexenal colocaba al mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de la clase obrera, que ya iba teniendo una creciente importancia en la composición de la clase trabajadora del país. Con tal propósito se establecía como una meta a alcanzar el mejoramiento de los salarios, el cumplimiento estricto de las disposiciones del artículo 123 de la Constitución y el del disfrute de la más amplia libertad de asociación.

Aunque, como hemos indicado, el Primer Plan Sexenal no constituía un verdadero plan económico y social integral, ya que sólo establecía metas generales a alcanzar, sin ocuparse de aspectos esenciales como los de la tasa de desarrollo que debería lograrse, ni los recursos financieros de que se debía disponer para alcanzarlos, ni la participación del sector público frente a la del sector privado, etc., de todas maneras constituyó un importante jalón en el desarrollo del país y en los esfuerzos hacia una planificación  general de la economía.

Las experiencias y logros de este régimen, el del General Cárdenas, fueron también de incalculable valor y alcance, especialmente en lo relativo a la creciente participación gubernamental en la actividad económica en el manejo directo de empresas. Durante el régimen cardenista surgieron numerosos organismos y empresas estatales, y otros ya existentes fueron objeto de un fuerte estímulo, destacándose entre todos ellos los siguientes: Petróleos Mexicanos, Ferrocarriles Nacionales de México, Comisión Federal de Electricidad, Nacional Financiera, Banco Nacional de Crédito Ejidal, Banco Nacional de Crédito Agrícola, Banco Industrial de Fomento Cooperativo, y el Banco Nacional de Comercio Exterior.

Una de las mayores aportaciones del Gobierno del General Cárdenas fue la de sentar las bases del desarrollo democrático e independiente del país, y constituir un núcleo de organismos y de empresas gubernamentales en actividades básicas de la economía nacional.

La Planificación en la Segunda Guerra Mundial

La guerra crea condiciones de emergencia que obliga a una amplia intervención estatal en las actividades económicas. Se hace necesario concentrar la atención en el esfuerzo bélico, lo que obliga a tomar una serie de medidas dirigidas a asegurar una abundante dotación de materias primas para la industria de armamentos y de suministros para las fuerzas combatientes, a mantener un buenas condiciones el sistema de transportes y de comunicaciones, a utilizar en forma óptima los recursos financieros para apoyar el esfuerzo bélico y a evitar las concomitantes presiones inflacionarias que resultan de la reducción de la producción para la población civil, llegándose con frecuencia al más riguroso racionamiento de alimentos y demás artículos de consumo necesario.

Para los países que sin ser beligerantes propiamente, se encuentran colocados en la órbita de un gran país envuelto en el conflicto, también se imponen exigencias que obligan a ampliar la intervención estatal en la economía en general. Tal fue el caso de México, que además sufrió el cierre de sus mercados de abastecimiento, así como los de colocación de su producción en exportación. Por ese motivo, durante la Segunda Guerra Mundial, que correspondió por entero al régimen presidencial del General Manuel Ávila Camacho, se adoptaron en nuestro país una serie de medidas de control de la actividad económica, para hacer frente a los desajustes provocados por la contienda armada. De esas medidas cabe destacar, además del sistema de control de precios y de una política de subsidios al consumo, la integración del Consejo Mixto de Economía Regional y la formación de la Comisión Federal de Planificación Económica, ambos, organizados en el año de 1942.

El Consejo Mixto de Economía Regional se integró por representantes del Gobierno Federal y de los Gobiernos de los Estados, así como de los sectores de la empresa privada, funcionando secciones en cada uno de los Estados de la República, y cuya misión consistía en realizar estudios socio-económicos de sus respectivas regiones, con cuyos estudios se tendía a integrar un Plan de conjunto para acelerar el desarrollo económico del País.

La Comisión Federal de Planificación Económica, por su parte, se creó con el carácter de organismo consultivo de la entonces Secretaría de la Economía Nacional, quedando integrado con representantes de las Secretarías de Economía, Hacienda, Agricultura, Comunicaciones y Transportes, Trabajo, Marina y del Departamento del Distrito Federal. Fungieron como asesores de este organismo representantes de los Ferrocarriles Nacionales de México, de Petróleos Mexicanos y de las organizaciones obreras y empresariales.

Los objetivos principales que se persiguieron con la creación de esta Comisión eran los de buscar soluciones a los complejos problemas creados por la guerra. La tarea concreta de la Comisión consistió en realizar estudios de la economía nacional en su conjunto, dar opinión respecto a los distintos proyectos de inversiones del Gobierno Federal y asesorar en todo lo relativo a la mejor solución de los problemas que el conflicto armado estaba generando.

Como puede apreciarse, no obstante los serios problemas que se derivaron de la guerra y a pesar de los importantes antecedentes de planificación de los años inmediato anteriores, durante esta época no se avanzó en materia de planificación general de la economía, sino que más bien se retrocedió. Los organismos que hemos mencionado tuvieron alcances bastante limitados, y por ello no se produjo ni siquiera un intento serio de planificar la economía, no obstante la urgencia y necesidad vital que se tenía de ella. La razón fundamental de este retroceso en la materia que nos ocupa la encontraremos en el hecho de que la guerra misma creó una gran euforia económica, que aunque tenía mucho de oropelesco, y anormal, había servido para fortalecer a importantes grupos del sector privado, nacional y extranjero, que no veían con buenos ojos que el Estado ampliara su intervención en las actividades económicas, por considerar, y no sin razón, desde su punto de vista, que ello podría afectar sus intereses.♦

Ceceña, José Luis [1970], "México está urgido de un verdadero Plan de Desarrollo", México, Revista Siempre!, 904: 28-29, 21 de octubre.