Déficit del comercio exterior. El remedio: una gran ofensiva exportadora.

 

No sería exagerado afirmar que el problema más apremiante que afronta nuestro país en estos momentos es el del cuantioso déficit del comercio exterior, que se va agudizando de manera alarmante. Esto ha sido comprendido cabalmente por el nuevo gobierno según se desprende del énfasis que el señor Presidente puso en su Discurso Inaugural sobre la necesidad vital de fomentar las exportaciones, así como de las medidas que se están poniendo en práctica para hacerle frente.


He aquí la magnitud del problema:

Déficit en millones de dólares

 

Comercio exterior

Mercancías y servicios

Sexenio 1959-64

2, 145

1,453

Sexenio 1965-70

3,840

3,050

Sólo en 1970

800

650

Hasta ahora hemos “resuelto” el problema principalmente con capital exterior:

Sexenio 1959-64

Créditos

2,394
Inversiones directas568
Total2,962

Sexenio 1965-70

Créditos

4,200
Inversiones directas1,075
Total5,275

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las medidas que está adoptando el gobierno están plenamente justificadas. Sólo falta que se pongan en práctica con toda energía, visión y responsabilidad, removiendo todos los obstáculos económicos y políticos que hasta ahora han atado el desarrollo del comercio exterior. De ello dependerá que reduzcamos la dependencia respecto al capital extranjero, que ya ha llegado a un grado delicado.


Llamando las cosas por su nombre podemos afirmar que el comercio exterior de México padece una seria crisis, y no de tipo temporal, sino crónica, que se va acentuando y que obedece a razones profundas de estructura, de las que la más importante a nuestro juicio es el carácter capitalista dependiente de nuestro desarrollo.

En verdad, la crisis del Comercio Exterior entre otros factores refleja la elevada concentración de nuestras compras y ventas en un sólo país, los Estados Unidos la alta proporción de exportaciones de productos primarios, las elevadas importaciones de bienes no necesarios, la fuerte concentración del ingreso en un pequeño grupo, y las ataduras económicas y políticas que nos han aislado de grandes mercados potenciales.

La magnitud del déficit del Comercio Exterior puede apreciarse con los siguientes datos que tomamos de fuentes oficiales:

— Frente al superávit que el Comercio Exterior producía antes de la Segunda Guerra Mundial, en los últimos dos sexenios se han registrado cuantiosos déficits que van creciendo de manera acelerada en el sexenio 1959-64, el saldo negativo fue de 2,145 millones de dólares; y en el sexenio de 1965-70, se elevó a 3,840 millones de dólares. Estas cifras indican que lejos de reducirse el déficit, se incrementó en un 70% de un sexenio al otro.

— El creciente déficit del Comercio Exterior, a falta de una vigorosa política gubernamental tendiente a corregirlo, condujo a la utilización de capitales extranjeros en la forma de créditos y de inversiones directas, en cuantías crecientes. Así, durante el sexenio de 1959 a 1964 se utilizaron créditos exteriores por un valor de 2,394 millones de dólares, a los que se agregaron 568 millones de dólares de inversiones extranjeras directas, lo que hizo un total de 2,962 millones de dólares; en el siguiente sexenio la cifra se elevó sustancialmente alcanzando un monto global de 5,275 millones de dólares, correspondiendo 4,200 millones a créditos y 1,075 de inversiones extranjeras directas.

Ahora bien, como siguieron subsistiendo las condiciones en que se realiza nuestro comercio con el exterior los capitales extranjeros no vinieron sino a servir de paliativos, muy temporales, que al poco tiempo se convirtieron ellos mismos en importantes factores de desequilibrio por la creciente carga que impusieron a la Balanza de Pagos, como resultado de las elevadas sumas correspondientes a las amortizaciones e intereses de los créditos, y a las utilidades enviadas al exterior por concepto de utilidades, regalías y otros conceptos.

En efecto, si tomamos los datos de los dos últimos años, encontramos la situación siguiente:

  • En 1969 utilizamos capitales extranjeros por un total de 1,146 millones de dólares, correspondiendo a créditos 949 millones y a inversiones extranjeras directas 197 millones de dólares; en ese mismo año las salidas de divisas por concepto se servicio del capital extranjero ascendieron a 965.2 millones de dólares, correspondiendo a pago de amortizaciones de la deuda 499.3 millones de dólares, a intereses 174.6 millones y a remesas de utilidades 291.3 millones de dólares. Esto significa que del capital extranjero que ingresó al país en ese año el 85 por ciento tuvo que utilizarse para cubrir el servicio de la deuda y el pago de utilidades, quedando solamente un 15 por ciento (apenas 181.1 millones de dólares) para ser invertido en el desarrollo del país. Y en ese proceso, la deuda exterior aumentó en 449.4 millones de dólares, y las propiedades de los inversionistas extranjeros se elevaron en cerca de  300 millones de dólares, es decir, la carga se elevó en 741 millones de dólares.

  • Para 1971 la situación se presenta todavía más desfavorable. Según se ha anunciado el déficit comercial asciende ya a más de 800 millones de dólares, lo que nos hace estimar que si se toma en consideración el turismo y otros renglones superavitarios el saldo final puede llegar a alrededor de los 700 millones de dólares. Como por otro lado la deuda ha crecido, y también las propiedades extranjeras, es muy probable que las salidas de divisas por estos conceptos sean superiores a las registradas en 1970. Esto agravará el desajuste de la Balanza de Pagos y a corto plazo aumentará la necesidad de utilizar capitales del exterior.

El actual gobierno, debido a estas razones tiene planteado un problema de extrema seriedad: tendrá que obtener créditos exteriores por más de mil millones de dólares en 1970, que agregados a unos 200 millones de dólares de inversiones extranjeras directas, hagan un total de alrededor de 1,200 millones de dólares.

Pero estos 1,200 millones de dólares no vendrán a inyectarse a la economía nacional, sino que se utilizarán fundamentalmente para los abonos e intereses de la deuda exterior y para que las empresas extranjeras envíen sus utilidades a sus matrices. Puede estimarse que los abonos de la deuda exterior asciendan a unos 550 millones de dólares, los intereses a alrededor de 185 millones y las remesas de utilidades a unos 320 millones de dólares, haciendo un total de 1,055 millones de dólares. De esto resulta que de los 1,200 millones de dólares de capital extranjero que ingresará al país, volverá a salir 1,055 millones y sólo se incorporará a la inversión nacional unos 145 millones de dólares,  es decir, apenas el 12 por ciento. Y en el proceso, la deuda exterior habrá aumentado en unos 450 millones de dólares más, y las propiedades extranjeras habrán crecido en 200 millones de dólares adicionales.

No falta reflexionar mucho para darse cuenta que muy pronto los fuertes capitales que recibimos del exterior sólo serán contabilizados como entradas, para luego enviarlos al exterior para cubrir las obligaciones de la deuda y para el pago de dividendos de las empresas extranjeras. Las entradas serán virtuales, no habrá un incremento neto de la inversión nacional, y además la deuda se elevará todavía más, así como el valor de la riqueza enajenada.

Este es el serio problema que se presenta al nuevo gobierno. No será tarea fácil resolverlo, porque obedece a causas profundas de nuestra estructura económica y de la situación de dependencia en que nos encontramos. No es posible esperar que sea resuelto a corto plazo, en un año o en el actual sexenio. Pero es tiempo ya de que se le de la atención que merece. De ello depende la continuidad de nuestro desarrollo y el aseguramiento de nuestra independencia. Por ello no podemos menos que aplaudir las medidas que se están adoptando y desear que tengan el mayor éxito. En esta tarea, toda la ciudadanía debe cooperar porque está en juego nuestro bienestar futuro y también nuestra vida como país independiente.♦

Ceceña, José Luis [1970], "Déficit del comercio exterior. El remedio: una gran ofensiva exportadora", México, Revista Siempre!, 913: 24-25, 23 de diciembre.