¡Cuidado ahí viene el golpe! E.U. sufrirá un déficit de 18,600 millones de dólares y la cola del ciclón amaga a México

El presidente Nixon dio a conocer el 29 de enero del presente año el nuevo Presupuesto Federal que corresponderá a las actividades del gobierno norteamericano durante el siguiente año fiscal, que como se sabe, comprende el periodo de julio de 1971 a junio de 1972. El nuevo programa de actividades tiene un enorme interés, no solamente para los norteamericanos sino también para el resto del mundo, y desde luego para México, por las grandes cifras de ingresos y gastos que contempla, así como por los cambios que se introducen en la composición de ambos conceptos.

La guerra es culpable

La Deuda Gubernamental ha sobrepasado el límite de los 380,000 millones de dólares.

El nuevo presupuesto, para julio 1971-junio 1972, fija las siguientes metas:

                                Ingresos............  217,600 millones de dólares

                                Gastos  ............  229,200 millones de dólares

                                         Déficit .....    11,600 millones de dólares

¿Cuál podrá ser el déficit real? Todo dependerá de la situación de los negocios y de la intensificación o reducción de los gastos militares. Si el déficit aumenta en esas o mayores proporciones, la Deuda gubernamental tendrá que elevarse a cifras estratosféricas, y con ella los pagos de intereses y amortizaciones. los déficit también impulsarán el proceso inflacionario.

México recibirá, sin duda, el impacto de lo que suceda en los Estados Unidos. Así que a estar preparados para al menos atenuar el golpe.

El rasgo que más llama la atención del nuevo presupuesto y de las cifras revisadas del que está en vigor (que concluirá el 30 de junio del presente año) es el enorme déficit que contempla. El presupuesto actual, de acuerdo con las nuevas cifras (que tomamos de U.S. News and World Report, de febrero 8 de 1971) arroja un déficit de 18,600 millones de dólares.

La importancia del déficit del presente año fiscal puede apreciarse por el hecho de que es el más elevado de todo el periodo de la posguerra (con la única excepción del correspondiente a 1967-68, que alcanzó los 25,200 millones de dólares) y porque en el presupuesto original se había estimado un superávit de unos 1,300 millones de dólares. Esto indica que los cálculos fallaron por una cifra cercana a los 20 mil millones de dólares.

¿Cuáles fueron las causas de que en lugar de obtener el superávit planeado se haya incurrido en un déficit tan grande? La principal explicación la encontramos en la mala situación de los negocios durante el año de 1970, situación que se intensificó en la segunda mitad del año y que continúa hasta el presente.

Los malos negocios afectaron la situación financiera del gobierno norteamericano por partida doble: por una parte, los ingresos no pudieron aumentar, y por la otra, los gastos se mantuvieron a un alto nivel porque el gobierno siguió una política deliberada de gastos deficitarios como para contrarrestar los efectos de la crisis económica. Los ingresos totales ascendieron a 194,200 millones de dólares, cifra aproximadamente igual a la del año anterior que fue de 193,700 millones. Los gastos, en cambio, se elevaron a 212,800 millones de dólares, frente a 196,600 millones en el año anterior.

Adicionalmente a estas consideraciones, cabe agregar que la situación deficitaria del gobierno norteamericano se ha hecho crónica, ya que si tomamos los últimos 17 años, sólo en cuatro se ha logrado un superávit, de proporciones modestas, mientras que en los otros 13 se han registrado déficit. En conjunto, los superávit suman 10,800 millones de dólares, frente al déficit de 101,700 millones de dólares, lo que significa un saldo negativo de 90,900 millones de dólares.

El nuevo presupuesto estima ingresos de 217,600 millones de dólares; frente a gastos por valor de 229,200 millones, lo que indica un déficit estimado en 11,600 millones de dólares. Puede apreciarse que, aunque el déficit que se espera para el próximo año es inferior al actual en 7,000 millones de dólares, de lograrse, todavía es de grandes proporciones, pues sería el cuarto en magnitud, en todo el periodo desde 1955.

Pero no es todo esto. Todavía falta ver si las estimaciones de ingresos, y también las de los gastos, llegan a verificarse en la realidad. En este sentido, existen algunas imponderables que debemos considerar.

Por el lado de los ingresos, la estimación de lograr la alta cifra de 217,600 millones de dólares, que respecto a los de la última estimación para el año fiscal actual, significa un incremento de 23,400 millones de dólares, se ha hecho sobre la base de que la situación económica del país va a mejorar substancialmente con lo que aumentarán los ingresos personales, las utilidades de las empresas, y el movimiento general del comercio. Esto, todavía está por verse, aunque los grandes gastos gubernamentales pueden contribuir a reanimar la actividad económica, pero las estimaciones pueden ser demasiado optimistas. Desde luego, nadie puede saberlo con exactitud, pero existen muchas dudas entre los economistas y hombres de negocios sobre la justeza de las proyecciones hechas por el gobierno.

Por el lado del gasto también deben considerarse algunos aspectos importantes. Uno de ellos se refiere a los gastos militares, que en el nuevo presupuesto se fijan en una cifra de 77,500 millones de dólares, que es aproximadamente igual a la del año fiscal actual y menor en cerca de 2 mil millones a la de 1969-70. Aunque deseamos que la tensión internacional mejore y los gastos militares de todos los grandes países se reduzcan, existen signos preocupantes que apuntan hacia la intensificación de los conflictos no solamente en el sureste de Asia, sino en otros lugares.

Otro problema a considerar es la inflación. No se ve en el horizonte un cambio importante en el proceso de elevación de precios, que se ha hecho crónico en el mundo occidental. Los mayores precios significarán gastos superiores para el gobierno norteamericano tanto en sus gastos corrientes, de tipo militar y los de las inversiones que realiza. También significarán mayores presiones de los obreros, empleados y de sectores rurales; por elevaciones de salarios, sueldos e ingresos en general, para hacerle frente a la disminución de su poder de compra del dinero.

Por otra parte, la política de gasto deficitario de parte del gobierno puede tener un efecto inflacionario, de alguna consideración, por lo que, si bien puede dicho gasto estimular la actividad económica, se enfrentará al problema de mayor inflación. En la medida que esto pase, no se podrá alcanzar el auge en los negocios en la medida que supone el gobierno norteamericano.

Todo esto nos hace pensar que es probable que el déficit gubernamental que ahora se estima, alcance mayores proporciones y que ello signifique, entre otras cosas, el aumento de la deuda gubernamental, que ya alcanza una cifra de grandes proporciones, 392,700 millones de dólares. En este sentido se presentan complicaciones, ya que el Congreso ha fijado un tope de 380 mil millones de dólares, que deberá regir para el primero de julio del presente año. De cumplirse lo dispuesto por el Congreso, la deuda tiene que disminuir a los 380 mil millones de dólares. Para elevarla, será menester una autorización del Congreso, lo cual, en las condiciones presentes es dudoso que se logre.

Un último factor a considerar es la campaña presidencial que se avecina, que plantea serios problemas en materia de impuestos y que muy probablemente obligará al gobierno a atender una serie de demandas populares que significarán mayores erogaciones.

De acuerdo con estas reflexiones podemos esperar que las dificultades económicas de los Estados Unidos continúen, que aumente el déficit presupuestal, y que la inflación siga su curso, y que se acentúen las medidas restriccionistas sobre el comercio exterior. Todos estos son factores que, de producirse, como parece, aunque no los deseemos, están llamados a afectar el curso de nuestra economía. Se hace pues necesario que nuestro país intensifique su política de lograr un mayor grado de independencia económica respecto al exterior, y muy especialmente respecto a los Estados Unidos.♦

Ceceña, José Luis [1971], "¡Cuidado ahí viene el golpe! E.U. sufrirá un déficit de 18,600 millones de dólares y la cola del ciclón amaga a México", México, Revista Siempre!, 921: 22-23, 17 de febrero.