Si queremos aliviar nuestra balanza de pagos, hay tela de donde cortar. O controlamos las importaciones, o... controlar la entrada de autos de lujo; evitar que el papel sea usado en páginas sociales y pasquines.

a política de control de importaciones deberá tener dos objetivos esenciales, 1) reducir sustancialmente las compras al exterior de productos que el país esté en condiciones de elaborar en condiciones razonables, de costo y calidad y 2) balancear las compras con las ventas con países con los cuales tengamos una Balanza Comercial fuertemente deficitaria, con el fin de reducir o eliminar dicho déficit.


Se pueden reducir sustancialmente las importaciones de una serie de producto, como los siguientes:

 Millones de pesos Millones de pesos

Automóviles que se importaron (1960

Chasises para automóviles

Refacciones para automóviles

Total

Pasta de celulosa para fab. papel

Papel blanco para periódico

Papel y cartón y sus productos

1,300        

325         

761         

2,677         

413         

255         

444        

Forrajes y pasturas

Cueros y pieles sin curtir

Petróleo y sus derivados

Hule, caucho, látex natural y artif.

Leche condensada y en polvo

Chatarra acero

Vinos y licores

227

225

711

237

133

295

100

Eliminando intermediarios y mexicanizando las empresas de productos de exportación, se pueden obtener fuertes beneficios; como ejemplos, los siguientes:

Algodón, que se exportan 1,570 millones de dólares, ni una paca se exporta directamente por mexicanos, sino por Anderson Clayton y otras compañías norteamericanas y japonesas.

Sal común, que se exportan 125 millones de pesos, es producida y exportada por una empresa norteamericana.

Azufre, cuya exportación supera los 500 millones de pesos era exportado por empresas norteamericanas, y ahora por una mixta.

Metales de plomo, cobre, zinc y otros, son exportados por empresas extranjeras o mixtas con fuerte participación extranjera. Las exportaciones de estos productos superan los mil millones de pesos anuales.

Eliminar intermediarios en la exportación reportaría grandes sumas para los verdaderos productores mexicanos de algodón y otros productos.

Aunque de tiempo atrás se ha aplicado una política de control de importaciones con la finalidad que estamos señalando, todavía estamos comprando cantidades considerables de productos que de acuerdo con un apolítica sana deberíamos eliminar o reducir sustancialmente, se aporque no son indispensables para el desarrollo o porque podemos producirlos en el país. A manera de ejemplo, podemos referirnos a los siguientes:

Automóviles. Las cifras de importación de automóviles, de motores, de chasises y de refacciones alcanzan niveles tan elevados, que constituyen el principal renglón de nuestras compras al exterior. En 1969 (todavía no se publica el dato de 1970) las importaciones de estos productos se elevaron a 2,677 millones de pesos (más de 200 millones de dólares), correspondiendo a automóviles 1,291 millones de pesos, a chasises 625 y a refacciones 761 millones.

Petróleo y derivados. A pesar del importante desarrollo de nuestra industria petrolera, estamos importando más de 700 millones de pesos de derivados del petróleo como gasolina (100 millones), aceites lubricantes (100 millones), gas natural (250 millones) y otros productos.

Papel y sus productos. Las importaciones de papel, pasta de celulosa para producir papel, de cartón y sus productos se elevó en 1969 a 803 millones de pesos, y según cifras parciales en 1970 tuvo un incremento sustancial de cuando menos 300 millones de pesos, para alcanzar un total de 1,112 millones.

Cueros y pieles sin curtir. En el año de 1969 compramos al exterior 199 millones de estos productos, compras que tienen también una marcada tendencia ascendente pues en 1970 alcanzaron 225 millones, lo que revela un incremento de 26 millones en un solo año.

Forrajes y Pasturas. Las adquisiciones de pasturas y forrajes han ido aumentando en los últimos años y están absorbiendo una cantidad creciente de divisas. En 1969 las importaciones montaron a 163 millones de pesos, y en 1970, con motivo de la sequía, se elevaron en un 39% para llegar a 227 millones de pesos, lo que equivale a 18 millones de dólares.

Además de estos productos hacemos compras considerables de chatarra de fierro (24 millones de dólares), leche condensada y en polvo (11 millones de dólares), vinos y licores (8 millones de dólares cuando menos, incluyendo el contrabando), hule (19 millones de dólares), entre otros.

Las importaciones de todos estos productos pueden y deben reducirse sustancialmente porque algunos de ellos no son necesarios en las fuertes cantidades que adquirimos y otros pueden producirse en el país. Los automóviles, que constituyen el renglón mayor, están absorbiendo una cifra muy alta de divisas, más de 200 millones de dólares y si bien es cierto que el automóvil se ha convertido en un medio de transporte necesario, también lo es que los ricos y quienes presumen de serlo gastan sumas considerables en coches costosos como un medio de ostentación y de consumo “de prestigio”. El país no puede soportar una carga tan exagerada de alrededor de 140 mil coches nuevos cada año, de los cuales un 20% se compran en el exterior además de las partes y refacciones que también se adquieren fuera de México.

El creciente número de automóviles está dando lugar también a necesidades crecientes de combustibles, lubricantes, llantas, refacciones y otros productos que, por no producirse en el país en cantidades suficientes, tienden a gravitar fuertemente en nuestra Balanza Comercial. Ello explica las importaciones considerables de productos petroleros, de hule, de refacciones y de partes. Esto, además de los grandes problemas que está causando en otros aspectos, como el de la contaminación atmosférica, el congestionamiento de la Ciudad de México, y problemas de estacionamiento. Menor aumento en el número de automóviles, precios más bajos, eliminación total de los costosos, utilización mayor de transportes de tipo colectivo e integración mayor de la industria automovilística del país son metas que deben lograrse.

Las grandes importaciones de celulosa, papel y sus productos nos presentan otro renglón en donde hay mucha tela de dónde cortar. México dispone según diversos estudios hechos por técnicos competentes en el ramo, de reservas boscosas de gran importancia que podrían y deberían ser utilizadas racionalmente para la fabricación de papel y cartón, y dispone además de grandes cantidades de bagazo de caña y de otras materias primas adecuadas para el mismo propósito. Con un esfuerzo en esta dirección no habría necesidad de importaciones tan elevadas como las que se efectúan actualmente. Por otra parte, es notorio el enorme desperdicio y empleo irracional que se hace de papel en las secciones de “sociales” de los grandes diarios, consagradas a servir la vanidad de los ricos, y en la edición de pasquines que por centenares de millares se publican en nuestro país y que no sirven a un fin educativo, sino que por el contrario tienen un efecto muy negativo.

Las elevadas compras de productos agropecuarios que hemos mencionado pueden también ser reducidas drásticamente, sustituyéndolas con producción nacional con el consiguiente beneficio para la población rural que ahora padece tantas carencias. Tales son los casos de los forrajes y pasturas, los cueros y pieles y la leche condensada y en polvo. No hay razón para que gastemos más de 500 millones de pesos anuales en comprar estos productos en el exterior; tenemos todos los elementos necesarios para producirlos en el país, excepto algunos muy especiales que tendremos que seguir adquiriendo en el extranjero.

Vender para comprar. El otro aspecto importante de nuestra política comercial, según señalamos, consiste en ajustar nuestras transacciones especialmente con los países con los que tenemos un fuerte déficit. En este sentido no haremos sino lo que todos los países del mundo intentan lograr: balancear las comparas y las ventas, sobre la base del principio de que para comprar hay que vender.

Los países con los que tenemos una balanza comercial fuertemente deficitaria son los siguientes (datos de 1969):

 Millones de pesos de déficit

Estados Unidos 

República Federal Alemana 

Francia  

Reino Unido 

Suecia

Canadá 

6,148        

1,590        

969        

717        

500        

315        

México debe concentrar esfuerzos en lograr de estos paíes que nos compren más, con el objeto de incrementar nuestras ventas al exterior y al mismo tiempo reducir o eliminar el fuerte déficit que ahora registra nuestro comercio con ellos. En este sentido la acción tiene que ser muy vigorosa respecto al comercio con los Estados Unidos pues el déficit con ese país es cuantioso y tiende a crecer de manera explosiva: en 1969 alcanzó 6,148 millones de pesos, y en 1970 dio un gran salto superando los 9 mil millones, lo que significa un incremento, en un solo año del 50%.

Mexicanizar la producción y el comercio

La política de exportar más, que está en un primerísimo lugar en estos momentos, debe ser acompañada de un esfuerzo a fondo por mexicanizar la producción en general y de productos de exportación, en particular, así como mexicanizar los canales de la comercialización de esos productos. En las condiciones actuales, compañías extranjeras dominan muchos productos de exportación lo que determina que ellas deciden el destino final de esos productos y además, que una parte importante de los beneficios no revierten al país, sino que salen en forma de utilidades que dichas empresas envían a sus matrices.

Casos sobresalientes los encontramos en el algodón, en donde a pesar de que constituye nuestra más importante fuente de divisas, la exportación total la realizan empresas extranjeras como Anderson Clayton, Mc Fadden, C. Itho y otras empresas norteamericanas y japonesas.

La exportación de otros productos importantes se hace de manera semejante, tales como las de metales, azufre, sal común y muchos otros productos.

De acuerdo con estos planteamientos es claro que existe una serie de posibilidades concretas para mejorar las condiciones de nuestro comercio exterior, a efecto de que logremos de ese comercio los mayores beneficios tanto por el acopio de una mayor cuantía de divisas, cuanto en lo que se refiere a utilizar el comercio internacional como un factor coadyuvante para acelerar nuestro desarrollo económico."

Ceceña, José Luis [1971], "Si queremos aliviar nuestra balanza de pagos, hay tela de donde cortar. O controlamos la importaciones, o... controlar la entrada de autos de lujo; evitar que el papel sea usado en páginas sociales y pasquines", México, Revista Siempre!, 927: 20-21, 31 de marzo.