Las maquiladoras, ¿mayor dependencia respecto a los Estados Unidos?

Ocupan a 17 mil obreros que ganan sólo 210 millones de pesos al año. 

De 1966 a 1970 se han establecido 187 empresas de las cuales 158 son filiales norteamericanas; alrededor del 70% de los ingresos de los obreros y empleados se gastan al otro lado o sea 147 millones, lo que indica que en este lado gastan únicamente 63 millones de pesos; ¿qué haríamos si las maquiladoras se extendieran por todo el país?

La gran mayoría de las empresas utilizan materias primas, partes y componentes procedentes de EE.UU., libres de impuestos (también la maquinaria es importante y libre de impuestos). El consumo de materias primas mexicanas, de combustibles, energía eléctrica y algunos servicios alcanza cifras modestas. La tecnología utilizada en general, no es nueva para México, porque la mayoría de las empresas maquiladoras son filiales de grandes corporaciones que ya operan en otras partes del país en procesos industriales más avanzados. Las principales ramas de producción de las maquiladoras son: Ropa, pantalones, vestidos, trajes de baño, guantes, etc. Productos eléctricos y electrónicos: ensamble de semiconductores, transformadores, bobinas, componentes de radio y TV, etc. Calzado: zapatos para hombre y mujer mocasines de gamuza, juguetes, adornos, flores artificiales de plástico, etc. productos de madera: molduras, puertas y ventanas, muebles, etc.

En el panorama de la producción y el comercio en escala internacional ha surgido en los años recientes un nuevo tipo de negocios que está adquiriendo creciente importancia en algunos países, especialmente de Oriente y en México: la empresa maquiladora internacional. La novedad de estas empresas industriales consiste en que se dedican a las operaciones de ensamble y acabado, sobre la base de componentes y materiales importados con carácter temporal, produciendo con fines de exportación al país de procedencia de esos componentes y materiales que es también en la mayoría de los casos, el país de origen del capital utilizado.

¿Qué factores han dado origen a este nuevo tipo de corporación internacional y qué beneficios produce al país huésped y al inversionista? ¿Por qué se están extendiendo con tanta celeridad en algunos países como Corea del Sur, Taiwan, Filipinas, Hong Kong y también en México? ¿Por qué nuestras autoridades han decidido recientemente dar un impulso aún mayor a las empresas maquiladoras internacionales extendiéndolas a todas las fronteras y también a los litorales de la República?

Una invención de las empresas multinacionales

Las empresas maquiladoras internacionales son una nueva modalidad de la forma de operar de las grandes corporaciones que tienen ramificaciones en escala mundial. Las firmas internacionales siempre han actuado con el criterio de aprovechar todas las ventajas que les brinda la gran magnitud de sus operaciones y las amplias ramificaciones con que cuentan en escala mundial, con la finalidad de lograr los costos más bajos, la seguridad en los mercados y los más altos rendimientos de su inversión.

Las grandes empresas mineras y petroleras, por ejemplo, se extendieron por todo el mundo para controlar los más ricos depósitos y yacimientos y por ese medio asegurar la más amplia dotación de materias primas para sus plantas de refinación y procesamiento industrial ubicadas generalmente en la metrópoli o en algún otro país convenientemente situado. Para lograr los costos más bajos, las grandes corporaciones realizaban las operaciones indispensables de extracción y ciertos procesos de industrialización en el país de origen de los materiales, aprovechando la mano de obra barata y otras ventajas (bajos impuestos y facilidades de diverso tipo para sus operaciones) para luego remitir los productos en bruto o semi-procesados a bajo costo, a sus plantas en la metrópoli. Adicionalmente, las grandes empresas internacionales aseguraban de parte de sus gobiernos un tratamiento fiscal favorable a sus intereses, logrando bajas tarifas arancelarias para la importación de materias primas y productos semi-industrializados, por una parte, y altos aranceles para los productos industrializados en el exterior eliminando (o reduciendo substancialmente) la amenaza de la competencia de productores de otros países. Dentro de estas normas de operación lograban su objetivo básico de controlar el mercado de sus propios países (y también el de otros, cuando era posible) y con ello elevaban al máximo sus ganancias.

Cuando las condiciones de los mercados de otros países fueron permitiendo la instalación en ellos de plantas industriales, las grandes firmas procedieron a establecer empresas filiales en el sector industrial propiamente dicho pero dedicadas principalmente a las operaciones de ensamble acabado o simplemente a las de envasado y etiquetado, a base de materiales, componentes y productos semi-procesados en sus plantas de la metrópoli, destinando la producción final para el mercado del país huésped. Procediendo en esta forma, las grandes corporaciones internacionales lograban altas utilidades para el conjunto de sus sistemas, considerando la matriz y sus filiales en la metrópoli y sus numerosas subsidiarias en el exterior: surtían a sus filiales en el exterior con la producción de sus plantas de la metrópoli, ampliando su mercado, y aprovechaban las grandes ventajas brindadas por el país huésped en la forma de mano de obra barata, tratamiento fiscal favorable, mercado cautivo, escasa competencia, etc. Esta ha sido la forma esencial en que las grandes corporaciones han penetrado y dominado la industria y el mercado de productos manufacturados de nuestros países.

Se produce en fecha reciente lo que podemos considerar como una tercera etapa en la forma de operar de las grandes corporaciones, especialmente de las norteamericanas: la del establecimiento de empresas maquiladoras internacionales. Las razones de la adopción de esa nueva modalidad son varias, pero las más importantes, a nuestro juicio son las siguientes:

La competencia internacional se ha ido agudizando para las firmas norteamericanas como resultado de los grandes avances logrados por otros países como el Japón y los más desarrollados de Europa, al grado de que el propio mercado de los Estados Unidos ha ido siendo penetrado fuertemente por las grandes firmas de esos países. En el mercado norteamericano se están vendiendo ahora grandes cantidades de automóviles japoneses (Toyota, Datsun y otros), alemanes (Volkswagen) principalmente y de otras procedencias; acero, barcos, textiles y ropa, calzado, radios y televisores, y muchos otros productos que aventajan al producto similar norteamericano sobre todo en sus precios más bajos. Esto plantea a las grandes firmas norteamericanas un creciente problema dentro de su propio mercado, que hasta hace poco constituía un territorio reservado casi exclusivamente a esas firmas.

Por otra parte, los diferenciales de salarios en los Estados Unidos, respecto a otros países (especialmente el Japón e Italia) son considerables, lo que significa una desventaja para las empresas norteamericanas en el terreno de costos y de competencia frente a la producción con países del exterior.

Ante esta realidad, las grandes empresas multinacionales norteamericanas han buscado formas que les permitan mejorar su posición competitiva frente a las grandes firmas de otros países, y una que les está dando buenos resultados es el establecimiento de empresas maquiladoras en países de mano de obra barata. Otras formas, como se sabe, consisten en influir sobre el gobierno norteamericano para que establezca un sistema de restricciones para la importación de productos como el acero, textiles, calzado y otros productos.

Para llevar a cabo sus objetivos, las grandes corporaciones norteamericanas han logrado del gobierno norteamericano la modificación del código aduanero en los términos siguientes:

“Los productos de los Estados Unidos pueden ser exportados para ser ensamblados o procesados en el exterior y ser importados a los Estados Unidos con la aplicación de aranceles favorables”.

Sobre esta base, las firmas norteamericanas pueden establecer plantas de ensamble y acabado en el exterior, operaciones que en general requieren abundante mano de obra especialmente en ciertas líneas, llevar de los Estados Unidos los materiales, procesarlos y luego introducir al mismo mercado de los Estados Unidos los productos terminados con el pago de aranceles favorables, ya que solamente se grava el valor agregado en el exterior, lo que da a las firmas norteamericanas una gran ventaja frente a productos similares manufacturados totalmente fuera de ese país.

Varios pájaros de un tiro

El establecimiento de empresas maquiladoras en el exterior permite a las grandes firmas internacionales norteamericanas matar varios pájaros de un solo tiro. En primer lugar, logran reducir sus costos por concepto de mano de obra, con lo que su margen de utilidades aumenta, en comparación a las que obtendrían produciendo totalmente el artículo dentro de los Estados Unidos. En segundo lugar, y como resultado de lo anterior, pueden aumentar sus operaciones con alta redituabilidad. En tercer lugar, mejoran su posición competitiva dentro del mercado norteamericano, frente a los productos japoneses, alemanes, italianos, etc. En cuarto lugar, no necesitan realizar grandes inversiones en las empresas maquiladoras porque éstas se dedican solamente a operaciones de ensamble y acabado, y en quinto lugar, no corren riesgos expropiatorios o de oposición de la opinión pública de los países en donde instalan las maquiladoras porque su producción no va a competir en sus mercados, sino que se destina a la exportación.

¿Y qué beneficios reportan las maquiladoras a nuestro país?

De esto nos ocuparemos la próxima semana.♦

Ceceña, José Luis [1971], "Las maquiladoras, mayor dependencia respecto a los Estados Unidos", México, Revista Siempre!, 931: 22-23, 28 de abril.