Las maquiladoras: un reto a México

Son un alivio o una maldición? Los números tienen la palabra.

Para mejor apreciar los beneficios e inconvenientes que tiene para México el establecimiento de industrias maquiladoras internacionales en la zona fronteriza del norte, conviene que conozcamos los datos más importantes sobre dichas empresas: ¿cuántas son, en dónde están ubicadas, a qué actividades se dedican, con qué capitales cuentan y el origen de los mismos, qué tecnología utilizan, cuántos obreros y empleados ocupan y cuál es la derrama por concepto de sueldos y salarios, cuánto de esos ingresos se gasta realmente en el país, a qué mercados se destina la producción y qué seguridad hay de esos mercados, ayudan o no a la diversificación del mercado y al fortalecimiento del comercio exterior, y finalmente, acentúan o no la dependencia respecto a los Estados Unidos o a otros países?

Sin pretender agotar el tema, por información incompleta y por no haber tenido la oportunidad todavía de ver de cerca el problema en las propias zonas en donde operan esas empresas, daremos una visión panorámica que esperamos sea suficiente para apreciar en sus rasgos esenciales esta nueva modalidad de inversiones extranjeras en la industria manufacturera de nuestro país.

Cerca de 200 empresas maquiladoras

En los últimos cinco años, de 1966 a 1970, se han establecido en nuestra frontera norte cerca de 200 compañías maquiladoras, fundamentalmente filiales de grandes empresas norteamericanas, con un capital conjunto de alrededor de 160 millones de pesos, y que se distribuyen aproximadamente en la siguiente forma:

 

Capital

Estado

(Millones de Pesos)

 

Número

Mexicano

Extranjero

Total

Baja California:

75

19.2

20.1

39.3

    Mexicali

40

4.0

17.5

21.5

    Tijuana

27

7.6

1.5

9.1

    Tecate

7

7.4

1.1

8.5

    Ensenada

1

0.2

---

0.2

Sonora:

8

0.0

4.0

4.0

    Nogales

6

0.0

3.8

3.8

    Agua Prieta

2

0.0

0.1

0.1

Chihuahua:

42

16.6

31.6

54.3

    Ciudad Juárez

42

16.6

31.6

54.3

Coahuila:

10

1.3

6.9

8.2

    Piedras Negras

8

1.3

6.6

7.9

    Villa Acuña

2

0.0

0.4

0.4

Tamaulipas:

52

7.2

40.7

47.9

    Nuevo Laredo

18

3.3

26.2

29.6

    Matamoros

30

3.5

11.6

15.1

    Reynosa

4

0.3

2.9

3.2

Otras:

3

1.0

3.6

4.6

Gran total

190

45.4

112.9

158.4

Según la información que pudimos obtener (de fuentes nacionales y también norteamericanas, entre éstas la revista Fortune de abril de 1970) se han establecido cuando menos 190 empresas maquiladoras en la zona fronteriza norte, con un capital global de algo mas de 158 millones de pesos, de los cuales 113 millones son de origen extranjero y 45 de empresarios mexicanos. Cabe indicar que es probable que la cifra correspondiente a la inversión mexicana esté inflada por el muy conocido expediente de los “prestanombres”.

De acuerdo con la ubicación de las plantas, Baja California ocupa el primer lugar en número, con 75 empresas, siguiéndole Tamaulipas con 52 y Chihuahua, con 42. Sin embargo, desde el punto de vista del monto del capital Chihuahua ocupa el primer lugar, correspondiendo a Tamaulipas el segundo y a Baja California el tercero. Las localidades de mayor importancia, de acuerdo con el capital invertido, son en su orden, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Mexicali, que conjuntamente absorben más de dos terceras partes del total.

Las actividades a que se dedican las maquiladoras consisten principalmente de operaciones de acabado y ensamble, sobresaliendo la confección de ropa (pantalones, camisas, vestidos de mujer y niños, trajes de baño, guantes, ropa íntima para mujer), manufactura de calzado (para hombre, niños, pantuflas, mocasines de gamuza, botas de distintos tipos), muebles y otros productos de madera (juegos de tipo colonial, puertas, ventanas, molduras, cajas para empacar), ensamble de productos eléctricos en general y muy especialmente para las industrias del radio y televisión, envasado y congelación de alimentos (carnes, frutas y verduras, mariscos), juguetes y adornos para el hogar, hechos de tela y de materiales plásticos, lámparas y candiles, algunos productos para la industria automotriz auxiliar (medidores, bobinas, bandas, etc.), y una serie de otros productos semejantes.

La aportación de las maquiladoras

Los beneficios que se atribuyen a las maquiladoras son los siguientes: aportan capitales y tecnología, dan ocupación a trabajadores que se encuentran desocupados, derraman ingresos por concepto de sueldos y salarios y por el consumo que realizan de algunos productos mexicanos, incrementan las exportaciones de productos manufacturados y aseguran para ellos un mercado, todo esto sin competir con la industria nacional establecida en el país. Veamos hasta qué grado eso es verdad.

El capital hasta ahora invertido, según los datos que presentamos, ascienden a 158.4 millones de pesos, de los cuales 113 millones corresponden a inversiones procedentes de los Estados Unidos, más una cantidad de inversión extranjera disfrazada que no podemos determinar por razones obvias. Esos capitales que han ingresado han tomado la forma fundamentalmente de maquinaria y equipo industrial para realizar las operaciones de ensamble y acabado, medios de producción que han sido importados al país con carácter temporal, por las facilidades otorgadas por las autoridades mexicanas y norteamericanas. Estas inversiones en maquinaria, por lo tanto, no representan verdaderas adquisiciones para el país, sino que más bien tienen el carácter de “gaviotas” que vienen cuando el “clima” es propicio se van cuando así conviene a sus propietarios. Otras partes de las inversiones toma la forma de materiales y materias primas que se adquieren en los Estados Unidos para importarlas a México, transformarlas o procesarlas para luego volverlas a enviar al otro lado. Tampoco aquí podemos encontrar un verdadero beneficio. Sólo se obtienen ventajas en la medida en que las empresas maquiladoras utilicen materias primas y materiales intermedios comprados en nuestro país, lo que seguramente tiene poca significación, aunque no disponemos de los datos precisos para cuantificarlos.

La tecnología que utilizan las maquiladoras, por la propia naturaleza de sus actividades de acabado y ensamblado de los productos que señalamos anteriormente, no parece representar una verdadera aportación ya que muchas plantas industriales en el país se encuentran en un grado más avanzado, aunque debemos admitir que los trabajadores que están al servicio de las maquiladoras estarán en condiciones de entrenarse en procesos industriales, que de otra manera no lo harían por estar desocupados. Pero en conjunto, por el lado tecnológico los beneficios son muy reducidos para nuestro país; para otro más atrasado, como Corea del Sur o Filipinas y Taiwan, es probable que represente mayores ventajas.

En relación a la ocupación de obreros mexicanos y a la derrama de ingresos por parte de las maquiladoras, tenemos la siguiente situación: se ocupan alrededor de 17 o 18 mil personas a las que se les pagan alrededor de 210 millones de pesos al año. Aunque podría decirse que más vale algo que nada, nos parece que aún el factor ocupacional no reviste importancia considerable, porque 18 o 20 mil trabajadores podrían ser utilizados de diversidad de formas por el gobierno mexicano o por los empresarios mexicanos; si, como se afirma en algunas partes, las maquiladoras vienen a sustituir al “bracerismo”, están en una gran desventaja ya que sólo dan ocupación a una proporción muy reducida de los trabajadores que emigraban a los Estados Unidos, que como se recordará montaban a varios cientos de millares de personas cada año.

Respecto a la derrama de ingresos la cifra de 210 millones de pesos puede parecer considerable, pero apenas significa un ingreso por persona de alrededor de 1,000 pesos anuales, que es reducido para una zona de vida cara como es la fronteriza. Pero hay todavía más. Según una fuente norteamericana los trabajadores de las maquiladoras gastan cuando menos un 70% de sus ingresos “al otro lado”, lo que significa que sólo algo así como un 30% de los 210 millones se gastan en México, o sea, unos 5 millones de dólares.

En resumidas cuentas, las maquiladoras nos dejan una ocupación de unos cuantos miles de personas, y una aportación al mercado nacional de 5 millones de dólares por salarios y sueldos que son gastados en la región fronteriza del país, más una cifra que no podemos precisar correspondiente al consumo de energía eléctrica, combustibles y algunos materiales.

El reverso de la medalla

Frente a los reducidos beneficios que hemos señalado, las maquiladoras internacionales presentan algunos inconvenientes, que conviene precisar para contraponerlos a aquéllos y formarnos una opinión más o menos justa de si conviene o no fomentar su desarrollo.

En primer lugar, podemos ver con claridad que las maquiladoras internacionales constituyen una inversión “gaviota”, como señalamos anteriormente, lo que les da una gran inestabilidad por lo que no pueden ser un factor de desarrollo industrial de las zonas fronterizas. Su establecimiento ha obedecido a la ventaja que encuentran las grandes empresas norteamericanas en la mano de obra barata en nuestro país que les reduce costos y aumenta sus utilidades. Podrán seguir operando en la medida en que el distinto juego de intereses en los Estados Unidos les permita hacerlo. Por ejemplo, los sindicatos obreros norteamericanos las ven con bastante antipatía ya que consideran que los privan de empleos, por lo que están ejerciendo presiones sobre el gobierno norteamericano para que les deje de otorgar las concesiones fiscales que les han ayudado a establecerse en México (y en otros países de mano de obra barata). Si tales presiones producen resultados, las maquiladoras cerrarán sus puertas y dejarán un vacío, como el que dejaban las compañías mineras cuando las condiciones del mercado no eran buenas.

Por otra parte, si el número de maquiladoras aumenta a cifras mayores, el gobierno de los Estados Unidos podrá utilizarlas como un factor de presión frente a nuestro país, amenazando con levantarles las franquicias cuando quiera que México siga una determinada política (o deje de seguir alguna otra que considere inconveniente para sus intereses). La dependencia respecto a ese país, por lo tanto, aumenta con las maquiladoras, y precisamente lo que México necesita es suprimir, o al menos reducir, esa dependencia.

Finalmente, el argumento de que las maquiladoras no compiten con la producción nacional ya que su producción se exporta, es sólo cierto a corto plazo. Pero a largo plazo, me parece que tendrá efectos contrarios para México en su esfuerzo de exportar una mayor proporción de productos de fabricación nacional a los Estados Unidos y a otros mercados. Esto es así porque con maquiladoras que operen en México (y en verdad, con las que operen en otros países como filiales de grandes empresas norteamericanas) el mercado norteamericano estará siendo abastecido con producción de más bajo costo, la realizada en el extranjero con mano de obra barata, por lo que no tendrá necesidad de adquirir la producción de nuestro país (fuera de la de las maquiladoras). Esto quiere decir que las maquiladoras a la larga harán competencia a la producción nacional en el mercado norteamericano.

Parece ser que las autoridades mexicanas comparten al menos algunas de las preocupaciones que estamos presentando, según se desprende de las recientes medidas que se han anunciado de otorgar diversos estímulos para que los empresarios mexicanos abastezcan el mercado fronterizo, y de estimular el establecimiento de grandes mercados de autoservicio con mercancías de buena calidad y de precio competitivo, aunque al principio se piensa que vendan 50% de productos norteamericanos. Sin embargo, también se han tomado medidas para extender a todas las regiones fronterizas y a los litorales el sistema de maquiladoras internacionales. Y esto, debe ser objeto de una mayor reflexión y en cualquier forma, tratar de eliminar de dicho sistema los inconvenientes que tiene, mediante la fijación de ciertas normas respecto a la integración del capital de las maquiladoras y en relación a otros factores importantes.♦

Ceceña, José Luis [1971], "Las maquiladoras: un reto a México", México, Revista Siempre!, 932: 20-21, 5 de mayo.