A quién sirve la banca? Usa el dinero del público para consolidar monopolios

 

El panorama que presenta la banca de depósito del país no es muy alentadora: fuerte concentración monopolista y considerable participación de intereses extranjeros. Ambos aspectos presentan grandes inconvenientes. Ameritan sin duda una intervención oficial decidida para transformar radicalmente tan importante instrumento crediticio. Deberá convertirse en una verdadera columna para el desarrollo económico general, manejándose con criterio nacional y operado totalmente por mexicanos. En las condiciones actuales solamente sirve para consolidar monopolios nacionales y extranjeros, con el dinero del público. Y  una situación semejante ha llevado a otros países como Francia y Costa Rica a una intervención drástica como la nacionalización ¿qué espera México?

En el mundo moderno el crédito es indispensable para que el aparato productivo funcione adecuadamente. Las actividades productivas deben disponer de crédito abundante y en condiciones favorables de tasa de interés y de plazo. Si la industria, la agricultura, la ganadería, la minería, etc. y los servicios ligados a la producción no disponen de créditos oportunos y baratos, la producción se verá frenada y los costos de los productos que se elaboren subirán indebida e innecesariamente.

¿Y de dónde provienen los recursos para que este instrumento maravilloso, el crédito, se opere y utilice adecuadamente?

Los manantiales del crédito son diversos. Piedra angular en el sistema de crédito del país es el Banco de México, nuestro banco central, que tiene por ley la facultad exclusiva de emitir billetes y de disponer la acuñación de moneda metálica. Constituye el centro del sistema crediticio y sus operaciones proveen de dinero efectivo al público, al gobierno y al sector privado empresarial.

Al lado del Banco de México se sitúan los bancos privados, siendo los bancos de depósito o comerciales los que tienen mayor importancia por la magnitud de sus operaciones crediticias. Estas instituciones son en realidad intermediarios en el sistema crediticio, ya que la mayor parte de los recursos que manejan son propiedad ajena, del gran público que deposita en ellas sus recursos líquidos o en dinero. Los recursos propios de estos bancos son de escasa cuantía. De ahí que ser banquero constituya el mejor de los negocios, ya que con poco capital se pueden manejar enormes sumas ajenas, para beneficio propio.

También otro tipo de instituciones privadas tienen importancia en el sistema crediticio: las sociedades financieras, los bancos hipotecarios y otras. Estas instituciones también manejan recursos ajenos, pero la proporción de sus recursos propios es mayor que la requerida por los bancos comerciales. Además, el monto total de recurso que manejan es inferior al operado por los bancos de depósito. Ello no obstante, estas instituciones tienen señalada importancia en el otorgamiento de créditos a ciertas ramas productivas como son la industria, la construcción y otras.

Completan el sistema crediticio del país una serie de instituciones que han sido establecidas por el gobierno para atender ramas determinadas de la actividad económica que se ha necesitado impulsar y que el sector privado no ha atendido debidamente. Entre ellas destacan la Nacional Financiera, para el financiamiento industrial, los Bancos Agrícola, Ejidal y Nacional Agropecuario, para la agricultura, el Banco Nacional de Comercio Exterior, para fomentar las exportaciones y el cultivo de productos destinados al comercio exterior, el Banco de Fomento Cooperativo para apoyar el desarrollo de infinidad de cooperativas de pesca, artesanía, etc., y el Banco Nacional Hipotecario urbano y de Obras Públicas, dirigido a auxiliar al Gobierno Federal a los de los Estados y Municipios para la ejecución de obras públicas.

Los recursos que manejan las instituciones de crédito gubernamentales provienen en buena medida del propio gobierno aunque en el caso de Nacional Financiera una parte importante se origina en la emisión de valores y en créditos del exterior.

En el sistema crediticio según se ve, los bancos de depósito tienen gran importancia por la cuantía de los recursos que manejan. A nadie escapa la conveniencia de que este sector del sistema crediticio del país que opera principalmente con el dinero del público sea operado primordialmente con la finalidad de atender a las necesidades de la producción y que sea un sólido apoyo del desarrollo económico del país.

Por esa razón, debemos investigar la organización y funcionamiento de este importante sector bancario para precisar si sus operaciones responden a las necesidades económicas básicas y para beneficio general de la Nación.

Lo que primero descubrimos en la rama de bancos de depósito es que existe un alto grado de concentración. Seis grandes bancos controlan prácticamente la totalidad de los depósitos del país. El Banco Nacional de México y el Banco de Comercio, los mayores, disponen del 52% del total de depósitos, teniendo cada uno una importancia similar. Un poco a distancia les siguen el Banco Internacional (12.9%), el Banco de Londres y México (9.5%), el Banco Mexicano (7.5%) y finalmente el Banco C    omercial Mexicano (6.6%). Los seis en conjunto controlan el 88% de los depósitos totales del país. Prácticamente el crédito privado se encuentra concentrado en estos seis bancos.

Un segundo aspecto que se descubre es que cada banco de depósito es el núcleo de amplios grupos de grandes empresas financieras, de seguros, industriales, comerciales, etc., en cuyos consejos de administración figuran los principales consejeros de dichos bancos. Estas amplias interconexiones determinan una canalización obligada de los recursos que manejan los bancos hacia esas empresas con las que tienen comunidad de intereses. De esta suerte, los recursos del gran público son utilizados por los banqueros no para apoyar las operaciones de todos los empresarios que necesitan créditos, sino preponderantemente para fortalecer las empresas a las que los banqueros se encuentran ligados, es decir, para sus propios negocios.

Para ejemplificar diremos que el Banco Nacional de México es el núcleo de un enjambre de cuando menos 83 grandes empresas (seguros, financieras, industriales, comerciales, etc.) con recursos superiores a los de 20 mil millones de pesos; que el Banco de Comercio agrupa a más de 60 empresas importantes en distintos ramos, con más de 10 mil millones de pesos de recursos; el Banco Internacional tiene intereses comunes directos con otras 60 empresas, con recursos superiores a los 8 mil millones de pesos de recursos; el Banco de Londres y México agrupa a más de 40 grandes negocios con recursos conjuntos de cuando menos 8 mil millones y el Banco Comercial Mexicano sirve de núcleo a más de 30 empresas importantes, cuyos activos ascienden a más de 7 millones de pesos.

El resultado de la concentración bancaria, por lo tanto, es el de que sólo disponen de créditos oportunos y en buenas condiciones las empresas que forman parte de esos grupos, quedando fuera del beneficio del crédito los empresarios que no tienen la fortuna de formar parte de esos grupos cerrados. El dinero del público sirve así para fortalecer las formaciones monopolistas en los negocios y para discriminar a todos los demás. Esta situación es visiblemente perjudicial porque además de aumentar el problema del desarrollo monopolista  impide que millares de medianos y pequeños empresarios dispongan del indispensable crédito en condiciones favorables para tener éxito en sus negocios.

Finalmente, se observa en la banca de depósito una fuerte participación de intereses extranjeros, representados por altos directivos de negociaciones de distintas nacionalidades, especialmente norteamericanas. Así en el consejo de administración del Banco Nacional de México figuran varios ciudadanos franceses y un británico; en el Banco Comercio participan capitales norteamericanos representados por los intereses Jenkins y por la Anderson and Clayton; en el Banco de Londres y México intervienen como consejeros norteamericanos (el presidente de la Goodrich), alemanes (dueños de la Fábrica de Papel de Loreto y Peña Pobre), franceses (su presidente, que a su vez lo es de la gran negociación “Al Puerto de Liverpool”, entre otras) y mexicanos funcionarios de empresas 100% norteamericanas como el Lic. Manuel Gómez Morín (dirigente de Goodrich Euzkadi); en el Banco Internacional participan el presidente de Groodrich y el de la Fresnillo Mining Co., y finalmente, en el Banco Comercial Mexicano intervienen norteamericanos (el que fuera presidente de las empresas eléctricas de la American and Foreign Power), alemanes (con importantes propiedades ganaderas en el Norte del país), suecos (funcionarios y accionistas de Teléfonos de México), entre otros.

Dada la importancia de los personajes que participan en los consejos de administración de los principales bancos de depósito se puede considerar sin riesgo de incurrir en exageraciones, que su influencia en dichas instituciones es considerable.

El panorama que presenta la banca de depósito del país no es muy alentadora: fuerte concentración monopolista y considerable participación de intereses extranjeros. Ambos aspectos presentan grandes inconvenientes. Ameritan sin duda una intervención oficial decidida para transformar radicalmente tan importante instrumento crediticio. Deberá convertirse en una verdadera columna para el desarrollo económico general, manejándose con criterio nacional y operado totalmente por mexicanos. En las condiciones actuales solamente sirve para consolidar monopolios nacionales y extranjeros, con el dinero del público.

Una situación semejante ha llevado a algunos países a una intervención tan drástica como la de la nacionalización.

Tal es el caso de Francia en done los principales bancos comerciales fueron nacionalizados y orientados hacia los fines del desarrollo económico general del país. Las bases en las que se decidió la nacionalización fueron que manejando esencialmente dinero público debían ponerse al servicio general de la Nación. También Costa Rica procedió en forma semejante. Y en ambos casos los resultados han sido altamente beneficiosos.

En el caso de México existe una razón adicional y muy importante: la fuerte influencia de intereses extranjeros en esos bancos. ¿No procedería hacer lo mismo?♦

Ceceña, José Luis [1965], "A quién sirve la banca? Usa el dinero del público para consolidar monopolios", México, Revista Siempre!, 636: 20-21, 1° de septiembre.