Nada se arreglo con la devaluación del dólar. ¿Es correcta la decisión de mantener el tipo a $12.50? ¿O debemos revaluar a diez o a quince?
La devaluación del dólar, aunque esperada por largo tiempo, ha provocado un gran impacto en el mundo de los negocios y en la Opinión Pública mundial. ¿Qué consecuencias tendrá en el comercio, turismo, movimientos de capitales, en escala mundial? ¿De qué manera nos afecta en México? ¿Qué debemos hacer para evitar efectos negativos y, si posible, sacar ventajas de la situación? ¿Es atinada la decisión del Gobierno Mexicano de mantener el tipo de cambio de $12.50 por un dólar? O ¿Deberíamos haber devaluado, por ejemplo, a $15.00 por un dólar? ¿Qué otras medidas se hacen necesarias? Estas son algunas de las cuestiones en boca de todo el mundo. Tratemos de analizar el problema tan importante, y complejo, para aclarar nuestras ideas al respecto. Así sea de manera necesariamente esquemática y breve.
Impacto para Estados Unidos. La devaluación del dólar respecto al oro —de 35 dólares la onza de oro fino se modificó a 38 dólares— y con relación a una serie de unidades monetarias de países importantes —Japón, Alemania Federal, Suiza, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, entre otros— tenderá a repercutir en los siguientes renglones económicos:
Comercio Exterior: los productos norteamericanos se has abaratado para los países que revaluaron su divisa y aún para los que hayan devaluado pero en menor proporción a la del dólar, lo que dará una ventaja competitiva a los Estados Unidos en el comercio internacional, que permitirá a ese país aumentar sus ventas al exterior, es decir, elevar sus exportaciones. Al mismo tiempo, la devaluación del dólar encarecerá los productos que compra Estados Unidos en el exterior, lo que tenderá a reducir las importaciones norteamericanas. El doble efecto de aumentar las ventas de los Estados Unidos y de reducir sus compras, tenderá a ayudar a corregir al déficit de la Balanza de Pagos, en una suma que se estima entre 8 mil y 10 mil millones de dólares. El déficit de la Balanza de Pagos en el período de los nueve primeros meses de 1971 alcanzó la crecida suma de 23,400 millones de dólares.
Gastos militares en el exterior. Las erogaciones que los Estados Unidos están realizando fuera de sus fronteras tenderán a elevarse como resultado de la devaluación —sin considerar otros factores— debido a que el dólar ha perdido una parte de su capacidad de compra frente a las monedas de muchos países en donde efectúa gastos de sostenimiento de sus ejércitos y demás personal a su servicio.
Turismo. Los viajeros norteamericanos, al tener que pagar con dólares devaluados, verán que los costos de visitar Europa, Japón y otros lugares, han aumentado, por lo que tenderán a restringir sus viajes a esos lugares, lo que significará una reducción de los gastos norteamericanos por turismo en el exterior. Al mismo tiempo, los viajeros de otros países hacia los Estados Unidos se verán estimulados a visitar este país porque para ellos será ahora más barato hacerlo. La combinación de estos movimientos se espera que ejerza un efecto equilibrador de la Balanza de Pagos.
Capitales. La fuga de capitales que sufrió Estados Unidos en los últimos años, por efecto del debilitamiento del dólar en los mercados de cambio mundiales, por las mayores tasas de interés en el exterior y por otros factores alcanzó proporciones masivas en los primeros nueve meses de 1971, estimándose en unos 28,000 millones de dólares sólo en ese período. Con la devaluación del dólar y otras medidas que está adoptando el gobierno se espera que se revierta ese movimiento, regresen a los Estados Unidos también en forma masiva.
Un impacto de signo semejante se espera en el movimiento de las inversiones internacionales directas (en el manejo de negocios) por varios motivos. Las grandes empresas norteamericanas encontrarán menos atractiva la inversión en el exterior, porque los costos de esas inversiones habrán aumentado, especialmente en Japón y en los países europeos; en cambio, se verán estimulados a invertir más dentro de los propios Estados Unidos, especialmente en los renglones de exportación y de sustitución de importaciones. En la medida en que la economía norteamericana se reanime ese movimiento de mayores inversiones en los Estados Unidos tenderá a intensificarse. También se puede esperar que algunas grandes empresas de otros países se verán estimuladas a incrementar sus inversiones en los Estados Unidos, por las mismas razones, particularmente por el debilitamiento del dinamismo de las economías europeas y japonesa.
Producción. La devaluación en general actúa como un factor estimulante de la producción nacional, tanto porque tiende a favorecer las exportaciones, cuanto porque significa una barrera a las importaciones. Las mayores posibilidades de vender al exterior por la devaluación del dólar, estimulará la producción agropecuaria e industrial de los Estados Unidos y la mayor protección en el mercado nacional, frente a la competencia extranjera tendrá un efecto semejante. De esta manera resultarán directamente favorecidas algunas líneas importantes como la producción de carbón, algodón, granos, acero, automóviles, textiles, etc.
Empleo. El aumento de producción, en la medida que se logre significará mayor empleo para los trabajadores norteamericanos; se estima que la devaluación permitirá ocupar unos 300 mil a 700 mil trabajadores adicionales en los Estados Unidos.
El Consumidor norteamericano. El efecto directo de la devaluación se dejará sentir en los consumidores que tendrán que pagar más por los productos importados y también por los de producción nacional, sobre todo por los que sustituyan importaciones. El efecto puede extenderse a todo el sistema de precios, si es que no se toman las medidas adecuadas para evitarlo.
Impacto mundial. Dada la gran magnitud de la economía norteamericana en el conjunto de la economía mundial, la devaluación del dólar esta llamada a ejercer una influencia considerable en escala internacional; la ventaja competitiva de los norteamericanos, afectará a los empresarios japoneses, europeos y de otras latitudes; las menores compras norteamericanas significarán naturalmente menores ventas de otros países; la reducción del turismo norteamericano, disminuirá los ingresos de muchos países; el movimiento de capitales hacia Estados Unidos puede provocar desajustes en los mercados de capitales de algunos países también. De esta manera, las ganancias en la producción, empleo y Balanza de Pagos de los Estados Unidos, pueden significar reducción de la producción, desempleo y otros trastornos a las economías de otros países. Es muy probable que todo esto suceda, al menos a corto plazo.
Desde luego que, a largo plazo, si la economía norteamericana logra reanimarse en medida importante, aquellos defectos tenderán a atenuarse y aún podría ayudar a cierta recuperación de la economía mundial.
Impacto en México. El Gobierno Mexicano decidió mantener el tipo de cambio en $12.50 por un dólar, lo que equivale a la aceptación de la devaluación del Peso respecto al oro y a una serie de monedas que se revaluaron, pero conservar el poder de compra de nuestra moneda respecto a la divisa norteamericana. ¿Por qué se adoptó esta medida y qué consecuencias se espera que tenga?
La razón más importante que podemos descubrir en la decisión de mantener el tipo de cambio es la importancia decisiva que tienen los Estados Unidos en las transacciones internacionales de México: El 71 por ciento de nuestras exportaciones; un alto porcentaje del turismo, y de la deuda exterior y de las inversiones extranjeras directas. Al mantener el tipo de cambio respecto al dólar se intenta evitar que la devaluación norteamericana provoque desajustes, que serían de gran cuantía, en las transacciones internacionales de nuestro país. Con esa medida se pretende asegurar, al menos, que las relaciones comerciales, de turismo y de suministro de capitales no empeoren. Además, se argumenta que con esa decisión podemos sacar algunas ventajas. Veamos más de cerca el problema:
Comercio Exterior. El tipo de cambio de $12.50 no modificará el comercio con los Estados Unidos, nuestro principal cliente y proveedor, y además puede permitir aumentar las exportaciones a los países con monedas revaluadas (Europa, Japón, y otros) porque nuestros productos se han abaratado, ya al mismo tiempo, disminuir nuestras compras procedentes de esos países cuyos productos se han hecho más caros. Nos parece que se puede esperar que se mantenga el comercio con los Estados Unidos y que exista la posibilidad de vender más y comprar menos a los países de moneda revaluada. Sin embargo, debemos considerar que en el mercado mundial tendremos como competidor a los Estados Unidos con una mayor fuerza competitiva, y por otro lado, para vender necesitamos comprar. Esto nos hace pensar que no se puede ser muy optimista respecto a las ventajas que podemos derivar de “seguir al dólar en su devaluación”, en lo que respecta al comercio exterior. Sin embargo la posibilidad existe y con medidas adecuadas podríamos aprovecharla en alguna medida.
Turismo. Se espera un incremento importante del turismo en nuestro país, porque al proveniente de los Estados Unidos, que se mantendrá porque los costos no se han modificado, se podrá sumar parte del procedente de Europa y Japón que buscará visitar lugares más baratos. Es probable que las cosas sucedan en esa forma, aunque hay que considerar que los turistas mexicanos que van al exterior y que en general son personas de altos países, a pesar de que les cueste más, con lo que los gastos totales de turismo en el exterior aumentarán y contrarrestarán, no sabemos hasta qué grado, los incrementos que se esperan en los ingresos procedentes de los viajeros que nos visiten. No hay que ser muy optimistas al respecto.
Capitales. La reevaluación del Yen y de las monedas europeas con el Marco Alemán y otras, hará más caros los créditos procedentes de esos mercados de capitales. Por ello, habrá la tendencia natural a concentrarnos en los créditos en dólares. Claro que esa tendencia podrá ser contrarrestada, en parte, por la política que se siga al respecto.
La conclusión que podemos derivar es que la medida de mantener el tipo de cambio de $12.50 por un dólar evitará desajustes de la Balanza de Pagos que pudieran empeorar los desequilibrios que ya padecemos, y que también pudiera presentarnos una coyuntura favorable para incrementar los ingresos (sigue en la Pág. 70).