Volvamos al camino revolucionario en materia ganadera

 

La necesidad de acelerar el desarrollo económico del país para beneficio de las mayorías, hace que se plantee como indispensable y con carácter de urgente, la liquidación de los latifundios que han estado impidiendo el logro de ambos propósitos.

Los latifundios, como lo hemos señalado en ocasiones anteriores, han significado en materia ganadera la descapitalización de tierras y pastos, la explotación de los ejidatarios y pequeños propietarios, el monopolio del comercio del ganado, la venta de becerros al exterior, la desatención de las necesidades del consumo interno y en una palabra, la anulación de la posibilidad de lograr el desarrollo integral de las explotaciones ganaderas, en íntima conexión con la agricultura y la industria. Por todas esas razones, se hace urgente la aplicación de una política que modifique a fondo la situación que ahora prevalece en esa actividad, dominada por grandes latifundistas.

La política que a nuestro juicio debe aplicarse para operar la transformación de la actividad ganadera en el sentido revolucionario, debería contener una serie de medidas de tipo legislativo, de carácter administrativo, crediticio y técnico, y sobre todas las cosas, estar inspirada verdaderamente en los postulados de la Revolución. Si existe la convicción revolucionaria, todo puede lograrse. Sin ella, ningún plan tendrá éxito.

Las medidas que deberían ser adoptadas, entre otras, son las siguientes:

1.— Se hace indispensable volver a la legislación anterior a las modificaciones contrarrevolucionarias del Lic. Alemán. En especial deberán ajustarse las dimensiones y los criterios para determinar la pequeña propiedad, así como suprimir el recurso de amparo en materia agraria.

No podrá operarse una verdadera transformación en el sentido revolucionario si no se revisa la legislación en el sentido indicado. Lo único que se lograría aplicando las leyes actuales, sería legalizar y perpetuar el latifundismo, lo que sería la anulación más completa de una de las metas más importantes de la Revolución.

2.— Sobre la base de la nueva legislación revolucionaria, deberán someterse a revisión todas las concesiones de inafectabilidad agrícola y ganadera (tanto temporales como permanentes), así como todos los latifundios hasta ahora convertidos en “santuarios intocables”, para ajustarlos a dicha legislación.

En la revisión que debe realizarse se requiere aplicar un criterio técnico y revolucionario para impedir que continúen latifundios disfrazados. Es bien sabido que muchos latifundistas han “fraccionado” sus propiedades poniéndolas a nombre de familiares, empleados y amigos, aunque sin perder el control sobre esas propiedades. Aplicando un criterio justiciero, revolucionario, será fácil precisar estos casos y evitarlos.

Igualmente deberá aplicarse un criterio revolucionario para evitar que una misma persona tenga multiplicidad de “pequeñas propiedades” diseminadas por toda la República. Hasta ahora un potentado puede tener una “pequeña propiedad” (latifundio más bien) en Sonora, otra en Baja California, otra más en Sinaloa, y así sucesivamente. Estas situaciones deben desaparecer porque contravienen lo establecido por el Código Agrario y están en contra de los ideales revolucionarios de equidad y justicia.

3.— Las concesiones de inafectabilidad ganadera temporal que hayan cumplido ya los 25 años, no deberán ser renovadas. En este sentido aplaudimos la declaración hecha por el Sr. Presidente en su Primer Informe de Gobierno. Pero consideramos que al adjudicárseles la pequeña propiedad, deberán aplicarse las nuevas normas que recomendamos tanto en cuanto a las dimensiones de esas propiedades, como en lo que hace para evitar que se logren disimular sus latifundios.

4.— Respecto a las concesiones de inafectabilidad ganadera temporal que no hayan vencido, deberán ser sometidas a análisis para determinar si llenan los requisitos que las leyes revolucionarias marquen y comprobar si han cumplido con las obligaciones que las concesiones le impusieron. Aquellas que no se ajusten a estas normas, deberán ser canceladas desde luego y adjudicarles la pequeña propiedad, sin perjuicio de que se les obligue a hacerle frente a las responsabilidades en que hayan incurrido por falta del pago del 2% de crías o por evasión fiscal.

5.— Al lado de las reformas legales y las medidas para suprimir los latifundios, se hace necesario llevar al cabo ciertos trabajos técnicos básicos, que es indispensable realizar para estructurar racionalmente una política de fomento de las actividades agropecuarias y forestales.

Destaca, por su importancia, el levantamiento de un Inventario de Recursos Agropecuarios y Forestales, con la utilización de los medios modernos de la fotografía aérea y la estereofotogrametría (lectura sobre la tercera dimensión de los datos captados por la fotografía aérea). En el plano agrológico (conocimiento de suelos); el plano orográfico; el hidrográfico, escurrimientos acuíferos) y el geohidrográfico (aguas subterráneas) y el plano agrostológico (posturas y forrajes).

Estos trabajos harían posible formar el plano catastral con los señalamientos de la ubicación y ocupación de las distintas áreas, de los linderos y la situación jurídica y fiscal de las propiedades.

Sobre esta base se podría preciar el uso y aprovechamiento actual de aguas y tierras y planear su aprovechamientoóptimo en el futuro, así como planear también las formas de propiedad y usufructo más convenientes.

Igualmente se podría planear la asistencia técnica requerida, la investigación científica y la experimentación.

6.— El levantamiento del inventario de recursos y la elaboración de los planes catastrales, etc., daría base sólida para la determinación de unidades orohidrográficas para la explotación óptima desde el punto de vista técnico y económico, en forma integral, que comprendiera la agricultura, ganadería, silvicultura y la industria conexa a ellas.

7.— Sobre la base de unidades orohidrográficas se formarían regiones socio-económicas, sustituyéndose los criterios jurídicos y políticos actuales, por el criterio económico y social.

8.— Dentro de este marco, se deberá organizar a los ejidos y a la genuina pequeña propiedad, en explotaciones racionales, que con todo el apoyo gubernamental, se conviertan en unidades altamente productivas. En esa organización deberá incluirse la formación de cooperativas de compras y de ventas, así como de cooperativas de consumo, para eliminar intermediarios y asegurarle a los productores mayores ingresos.

9.— Deberá también reorientarse la política ganadera para dirigirla más vigorosamente hacia la satisfacción del mercado interno, que actualmente sufre de grandes limitaciones y deficiencias. Habrá que aumentar sustancialmente la producción ganadera para que el pueblo coma más carne a precios razonables. Desde luego que no deberá desdeñarse la exportación de ganado en pie, pero sí debe cambiarse radicalmente el sistema actual que tan escasos beneficios deja al país.

10.— Habrá que darse mucho mayor importancia al mejoramiento de las razas de ganado, mediante la utilización racional y en gran escala de la inseminación artificial, que es económica y permite un control más riguroso de la producción de razas mejoradas. Deberá entrenarse a los propios vaqueros en estos sistemas, porque ello aseguraría mejores resultados y a costos menores. También habrá que seguir utilizando los métodos de monta directa pero con sementales superiores probados y en las condiciones más propicias que sea posible.

11.— De igual importancia es lograr el mejoramiento de pasturas y forrajes y del uso del agua. En este sentido está indicada la proliferación de las praderas artificiales, con las variedades de pastos y forrajes más convenientes, debidamente experimentados, y también la utilización de los residuos de cosechas. La explotación integral agropecuaria permitirá resultados insospechados en este sentido.

12.— El crédito deberá ser canalizado hacia las exportaciones agropecuarias en las cuantías suficientes y en las condiciones de plazo y tasas de intereses más favorables. Sería muy útil la organización de uniones de créditos regionales con agencias locales para la mejor canalización de los recursos financieros hacia las unidades verdaderamente productivas. Actualmente el crédito, tanto el privado como el oficial, favorecen preferentemente al comercio del ganado y no a la producción y se canaliza a través de los grandes bancos dominados por los latifundistas.

Desde luego es indispensable que el Banco de México y el Fondo de Fomento a la Agricultura y Ganadería reorienten su política a favor de los ejidos y las pequeñas propiedades, en sus operaciones de redescuento y en las actividades de asistencia técnica que requiere el desarrollo de la ganadería.

13.— Las asociaciones ganaderas deberán ser objeto de una radical transformación en el sentido de hacerlas representativas de los genuinos productores, ejidales y pequeños propietarios, ya que ahora (dominadas por los latifundistas ganaderos comerciantes) siguen una política contraria a sus intereses. Esta transformación requiere la modificación de la Ley actual que considera como ganaderos a los comerciantes en ganado.

14.— El plan de Desarrollo de la Producción Ejidal y de Particulares deberá quedar enmarcado en un Plan Nacional de Desarrollo Económico social, en donde estén debidamente integradas la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la industria y las demás actividades productivas y los servicios.

Estas son algunas de las medidas que a nuestro juicio deben ponerse en práctica para imprimirle a la economía campesina un sello revolucionario, único camino para acelerar el desarrollo económico con justicia social. Esta vuelta al camino revolucionario nos consta, es también preocupación del señor ingeniero Norberto Aguirre Palancares, actual jefe del Departamento Agrario y de Colonización. ¿La compartirá el Sr. Secretario de Agricultura? Queda, sin embargo, la interrogación de si las presiones de los grupos oligárquicos, que sin duda son muy fuertes, impedirán que se aplique una política revolucionaria. Estamos conscientes de que los obstáculos son muy grandes, pero consideramos que no son insuperables. Con decisión y convicción revolucionaria pueden salvarse. El país lo necesita y el pueblo lo reclama y seguramente las masas campesinas y populares darán su apoyo para que alcance esa meta tan importante.

Ceceña, José Luis [1965], "Volvamos al camino revolucionario en materia ganadera", México, Revista Siempre!, 641: 20-21, 6 de octubre.