La explosión demográfica

 

Fábricas de niños. Los pobres han acaparado esta gran industria

La población mundial, está creciendo con una celeridad que está provocando gran alarma en muchos círculos de los países industriales. La alarma proviene de la idea de que la producción de alimentos no será suficiente para asegurar la vida de los millones de seres humanos que año con año se van agregando a la población total del mundo. Es esta idea la que ha colocado en el foro de las discusiones internacionales el problema del control de la natalidad, asunto que está siendo abordado especialmente por los Estados Unidos y que ocupa también un lugar destacado en las deliberaciones del Concilio Ecuménico reunido en Roma.

No puede soslayarse la importancia que tiene para todos nosotros tener ideas claras acerca de este problema que, se nos dice, amenaza con impedir o aún anular el progreso y bienestar de la Humanidad. Nos parece, por lo tanto, que reviste gran interés que abordaremos este problema tratando de precisarlo, en su contenido y alcances y que tratemos de inquirir en su posible incidencia en el futuro.

Crecemos a saltos

En los miles de años transcurridos desde la aparición del Hombre sobre la Tierra hasta principios de la Era Cristiana, el total de la población mundial apenas había logrado alcanzar la cifra de 250 millones de personas. Y el crecimiento era bastante discontinuo, registrándose caídas de gran cuantía como resultado de pestes, pérdidas de cosechas u otras calamidades.

La población total logró duplicarse en el curso de los siguientes 16 siglos. Se estima que para el año 1600 existían 500 millones de habitantes sobre la Tierra. En los siguientes tres siglos la población se triplicó. Para 1900 la población mundial llegó a la cifra de 1,500 millones de habitantes.

Durante el siglo XX ha continuado el crecimiento acelerado de la población. En menos de dos tercios de siglo, la población se ha duplicado: para 1960  la población mundial fue de 3,000 millones de personas. En el solo año de 1964 el aumento fue de 65 millones de seres.

De acuerdo con los cálculos realizados por instituciones oficiales y de organismos especializados y de las Naciones Unidas, para el año 2,000 la población mundial alcanzará la cifra de 6,000 millones de habitantes. Es decir, se volverá a duplicar en un lapso de solo 40 años.

Los países pobres crecen con mayor rapidez

La explosión demográfica es particularmente violenta en las regiones sub-desarrolladas del mundo. La tasa de crecimiento de los países industriales es visiblemente menor, especialmente la de los países de la Europa Occidental, Los Estados Unidos están creciendo a ritmo considerable.

De los 3,000 millones de habitantes que poblaban la Tierra en 1960, correspondían 976 millones a los países desarrollados y más de 2,000 millones a los países de menor desarrollo. Es decir, alrededor de un tercio vivían en los países industriales y dos tercios en las regiones subdesarrolladas. Para el año 2000 las proporciones se modificarán a favor de una mayor proporción para los países subdesarrollados, a los que corresponderán más de 4,500 millones de habitantes, que representarán el 76% de la población total.

Dentro de las regiones subdesarrolladas las que registran el mayor ritmo de crecimiento de la población son América Latina y África. En ambos casos el número de habitantes para el año 2000 se espera que registre un aumento de más de vez y media. América Latina que actualmente tiene una población de cerca de 250 millones de habitantes, para el año 2000 dispondrá de alrededor de 630 millones de personas. Por su parte, África que en conjunto es habitada por alrededor de 300 millones de seres, para el año 2000 lo será por alrededor de 770 millones de personas.

En lo que se refiere al continente Asiático que aloja a más de la mitad de la población mundial, alrededor de 1,800 millones de seres para el año 2000 se estima que tendrá un población de 3,400 millones de habitantes, es decir, más de la población total del mundo de estos momentos.

De las regiones desarrolladas los Estados Unidos registran un fuerte crecimiento para el año 2000. De algo más de 200 millones de habitantes en la actualidad, llegarán a unos 350 millones a finales del presente siglo. Comparada con la América Latina, sin embargo, el crecimiento será menos de la mitad del que logrará nuestra región.

Los países europeos apenas aumentarán un 15% para el año 2000 aunque aún así, con sus 780 millones de habitantes será la región más poblada del mundo, después de Asia.

Problemas que plantea la explosión demográfica

¿Por qué está provocando tanta alarma la explosión demográfica? ¿Qué no es deseable que la Humanidad crezca y se enriquezca con más y más seres, de los cuales puedan resultar muchos hombres de ciencia, técnicos y artistas notables? ¿Qué problemas plantea el acelerado ritmo de crecimiento de la población?

No cabe duda que el crecimiento acelerado de la población genera una serie de problemas. Entre ellos, los de la vivienda, del abastecimiento de agua potable, de transporte y comunicaciones, de servicios de limpia y alcantarillado, de sitios de recreación, de facilidades educativas y sobre todo de ocupación y trabajo y de alimentación. Es precisamente este último problema el que se señala como de vital importancia, ya que según los pensadores de los círculos de donde emanan las señales de alarma, su solución presenta serias limitaciones y es casi insoluble.

Ya a principios del siglo XIX se planteó en términos angustiosos y hasta alarmistas el problema de peligro de que la producción de alimentos fuera insuficiente para hacer frente al crecimiento de la población. El economista inglés Roberto Malthus se ocupó en extenso del asunto, presentando la teoría de que la humanidad estaba condenada a detenerse en su crecimiento por falta de alimentos, ya que, según afirmaba, la población crece en progresión geométrica y la producción de alimentos lo hace en progresión aritmética.

Las ideas de Malthus hicieron escuela, que influyó mucho en el siglo XIX y que ha revivido con gran fuerza en la época actual: el neomaltusianismo se encuentra en la base de las tendencias alarmistas sobre la explosión demográfica y la insuficiencia de alimentos.

Las conclusiones lógicas de la posición maltusiana son que todo lo que tienda a reducir el ritmo de crecimiento de la población será útil para la humanidad (la que logre subsistir) porque permitirá lograr el equilibrio necesario entre población y alimentos. Muchos maltusianos fueron llevados a posiciones seudo-científicas tan absurdas, como las de considerar que la naturaleza era tan sabia que producía calamidades como las guerras, las epidemias, las inundaciones, las sequías, etc., que diezmaban la población y en esa forma se mantenía, en forma natural el balance entre la producción de alimentos y la población. Se consideraba así que la antigua China y la India “eran muy afortunadas” con la serie de calamidades que sufrían casi en forma permanente, porque eso frenaba el crecimiento de su población. ¿Qué sería de ellos y del mundo, si no sufrieran esas hecatombes? El peligro amarillo sería así una amenaza para el resto del género humano.

El peligro, existe realmente?

La realidad demostró en el siglo pasado (el XIX) que las ideas maltusianas no eran correctas. No se produjo el colapso y la población mundial siguió creciendo con celeridad. Y ello no obstante que progresivamente se fueron eliminando las causas de muchas calamidades que en épocas anteriores ocasionaban estragos en la población.

La producción de alimentos y de un sinnúmero de bienes se fue elevando a niveles cada vez mayores, permitiendo la subsistencia de millones adicionales de habitantes. Los adelantos científicos, las mejoras técnicas, la utilización de más abundantes recursos naturales y el empleo creciente de obreros hizo el milagro.

En la época presente, en que presenciamos un fabuloso desarrollo científico en todos los órdenes, en que el Hombre tiene mayor dominio de las leyes de la naturaleza y el desenvolvimiento de la sociedad, las posibilidades de que la producción supere al crecimiento de la población son todavía mayores que antes. Si en el siglo pasado no se produjo ningún cataclismo maltusiano, debemos pensar que para el futuro existen mucho menos peligros.

¿Por qué hay, pues, tanta alarma y se llega a considerar que la explosión demográfica constituye el “problema mayor del mundo actual”, como la califica la importante revista norteamericana, la US News and World Report? ¿Por qué se considera de vital importancia realizar campañas de alcance internacional para controlar la natalidad? ¿Por qué se tiene el proyecto de establecer una Subsecretaría de Asuntos de Población, en el Departamento de Estado de los Estados Unidos, encargada de llevar al cabo una labor de esa naturaleza en escala mundial? Nos ocuparemos de este tópico en nuestro próximo artículo.

Ceceña, José Luis [1965], "La explosión demográfica", México, Revista Siempre!, 642: 20-21, 13 de octubre.