Veamos cómo y hasta dónde se justifica la protección del gobierno a la industria azucarera

 

Los logros son buenos pero los beneficios no están bien repartidos.

La industria azucarera es una de las más favorecidas por el gobierno en los últimos 35 años. La acción gubernamental se ha ejercido a través de una amplísimo apoyo financiero, además de una variedad de otros instrumentos que van desde la organización de los productores con apoyo oficial y la fijación de precios remunerativos, hasta la constitución en forma compulsiva de zonas de abastecimiento para los ingenios azucareros.

¿Los resultados obtenidos justifican el decidido apoyo otorgado por el gobierno a la industria del azúcar? Con la acción oficial ¿se ha buscado el beneficio general de los millares de obreros y campesinos que se dedican a esta actividad y a los millones de consumidores del país? Veamos algunos aspectos importantes del problema, para tener una respuesta satisfactoria a nuestras interrogantes.

En la producción de azúcar concurren dos sectores fundamentales: la parte agrícola, representada por la producción de la caña, y la parte industrial, constituida por los ingenios, en donde se elabora el azúcar.

Cada uno de estos sectores tiene particularidades propias, la que conviene precisar para entender el papel que juegan con el conjunto de la actividad de la producción azucarera.

Sector industrial

La parte industrial de la producción de azúcar está formada por empresarios privados, en su mayoría, por algunas cooperativas con participación estatal y por algunos ingenios propiedad del Banco Nacional de Crédito Ejidal. Todos ellos se encuentran agrupados en una organización de participación estatal, denominada Unión Nacional de Productores de Azúcar, S.A. de C.V. (UNPASA).

La UNPASA viene a ser el factor determinante, el elemento rector, de la actividad azucarera del país. Su organización es típicamente monopolista, conocida como cartel, porque controla producción total de azúcar del país, se encarga de la distribución en toda la República y maneja el financiamiento de los propios ingenios y a través de éstos, el de la producción de caña.

Heredera de “Azúcar”, S. A., que se formó por los productores azucareros en 1932, para hacerle frente a la caída de los precios ocasionada por la gran crisis, la UNPASA se encuentra controlada fuertemente por un puñado de grandes empresarios. Por lo demás, esto es lo que sucede con todas las organizaciones monopolistas.

Los cuatro principales magnates azucareros controlan el 35 por ciento de la producción total del país. Si se agregan otros cuatro más, el control se eleva al 51 por ciento de la producción total. La posición de estos grandes empresarios, en 1965 fue la siguiente:

Lic. Aarón Sáenz.— Es el más importante magnate de la industria azucarera, teniendo bajo control 5 grandes ingenios, con una producción total de 284,152 toneladas de azúcar, equivalentes al 14 por ciento de la producción total del país. Estos ingenios son los siguientes: Los Mochis, Sinaloa, con producción de 80,970 toneladas; Xicoténcatl, Tamaulipas, con 77,326; Tamazula, Jalisco con 64,205; Cuatotolapan, Veracruz, con 39,591 y Oacalco, Morelos, con 22,060 toneladas de azúcar.

Roberto García Mora.— Ocupa el segundo lugar en la industria, aunque solamente controla un ingenio, el de San Cristóbal, Veracruz, que es el ingenio más grande del mundo. La producción de San Cristóbal fue de 191,492 toneladas en 1965, que representó casi el 10 por ciento de la producción total del país.

Roberto Machado.— Le corresponde el tercer sitio en la industria por el control que ejerce sobre tres ingenios y la participación en uno más. La producción total de estos cuatro negocios fue de 134,090 toneladas en 1965, lo que equivale al 7 por ciento del total de la República. Los ingenios del Sr. Machado son los siguientes: Matzorongo, Veracruz, con una producción de 57,531 toneladas; Margarita, Oaxaca, con 37,310 toneladas y Central Progreso, Veracruz, con 19,395 toneladas de azúcar: El ingenio de Santa Isabel, Oaxaca, en el que tiene participación de alguna importancia, produjo 19,854 toneladas de azúcar.

Lic. Juan Perdomo González.— Es el cuarto en importancia, teniendo bajo su control tres ingenios, todos en el Estado de Veracruz, con una producción total de 104,837 toneladas de azúcar en 1965. Los ingenios del Sr. Perdomo son los siguientes: La Providencia, con 42,405 toneladas; El Carmen, con 34,230 y San José de Abajo, con 28,202 toneladas de azúcar.

Los otros cuatro grandes magnates azucareros son los siguientes: Erich Koenig, propietario de El Potrero, con una producción de 99,777 toneladas de azúcar; José Seoane Lavin, dueño del ingenio San Pedro, Veracruz, con una producción de 91,315 toneladas; el Sr. Lorenzo Cue, propietario del ingenio de Atencingo, Puebla, con 54,362 toneladas y el Sr. Manuel Suárez,  propietario del Ingenio Primavera, Sinaloa, con 50,258 toneladas y del de Santo Domingo, Oaxaca, con 1,845 toneladas.

Como se ve, la industria azucarera se encuentra concentrada en un pequeño grupo de 8 empresarios, los que controlan más de la mitad de la producción total de la República. Con esta fuerza, es natural que este pequeño grupo tenga la voz cantante en las decisiones de la UNPASA. Este pequeño grupo tiene mayoría en el consejo de administración, lo que le permite, en términos generales, determinar la política azucarera del país.

El gobierno federal por su parte, ha ido aumentando su influencia en la industria productora de azúcar, mediante una directa intervención en UNPASA y en la Financiera Nacional Azucarera, y también como empresario azucarero. La participación en las dos instituciones mencionadas se ejerce a través de representantes en el consejo de administración y mediante el derecho de veto a las decisiones que tomen los consejos de dichos organismos. Teóricamente, al menos, el gobierno federal tiene el poder suficiente para decidir sobre la política general que deben seguir tanto la UNPASA como la Financiera Nacional Azucarera. Sin embargo, la enorme fuerza del pequeño grupo de magnates, que controlan más de la mitad de la producción de azúcar (además de su fuerza en otras ramas económicas), es un factor que está siempre influyendo en la conducta del gobierno en esta materia.

La participación del gobierno como empresario en la industria azucarera ha alcanzado ya una enorme importancia. A través de Nacional Financiera y de otras instituciones controla 7 ingenios, con una producción conjunta de 184,390 toneladas de azúcar. Además, el gobierno federal tiene una influencia determinante en otros dos grandes ingenios que están manejados por cooperativas, con intervención directa del gobierno, y que producen conjuntamente otras 184,067 toneladas de azúcar. De esta suerte, el sector gubernamental y cooperativo participa con una producción total de 368,457 toneladas de azúcar, equivalentes al 19% de la producción total de la República.

Los ingenios del sector gubernamental son los siguientes: Rosales Sinaloa, con 63,163 toneladas de azúcar; ingenio Independencia, Veracruz, con 32,998 toneladas; Santa Rosalía, Tabasco, con 27,022 toneladas; Libertad, Veracruz, con 20,013 toneladas; Plan de Ayala, S.L.P., con 23,206; Bellavista, Jalisco con 9,751 y Taretan, Michoacán, con 8,137 toneladas de azúcar. Los otros dos ingenios con influencia gubernamental son. Emiliano Zapata, Morelos, con 97,555 toneladas y El Mante, con 86,512 toneladas de azúcar.

Además de la participación como empresario y de la intervención en los organismos de la industria el gobierno federal es el principal aportante en el suministro de los recursos financieros para toda la actividad tanto industrial como agrícola, a través del Banco de México y de la Financiera Nacional Azucarera. Esto quiere decir, que el gobierno federal tiene el poder suficiente para orientar a la industria azucarera. Esto quiere decir, que el gobierno federal tiene el poder suficiente para orientar a la industria azucarera en el sentido que mejor convenga a los intereses generales del país y para hacerle frente a los intereses creados que, por razón natural, buscan su lucro particular. En la próxima ocasión profundizaremos sobre este problema.

Ceceña, José Luis [1966], "Veamos cómo y hasta dónde se justifica la protección del gobierno a la industria azucarera", México, Revista Siempre!, 690: 20-21, 14 de septiembre.