Hay algo que inspira temor en la actitud de China y es propósito de desatar el temor hacia Rusia

 

Con lo cual se logra ayudar a Estados Unidos ahondando más el abismo en el mundo socialista.

Meta? Tumba común.

Cuando se trata de “calor hondo” en las verdaderas causas de la Gran Revolución Cultural Proletaria de China se encuentran algunos factores que provocan desconcierto y que no dejan de ser inquietantes. El más importante de ellos es, sin duda, el sentido anti-soviético que se le está dando.

Esta orientación es desconcertante porque se está yendo demasiado lejos en las críticas a la línea política de la Unión Soviética, equiparándosele con el imperialismo norteamericano, actitud evidentemente incorrecta e injusta. La Revolución Cultural Proletaria tiene bases revolucionarias, socialistas, suficientemente sólidas y válidas, que ya expusimos en nuestro artículo anterior. La orientación anti-soviética puede anular ese contenido revolucionario y convertirla en un movimiento no solamente estéril, sino hasta contraproducente.

También es inquietante esa orientación, porque al avanzar por esa línea, se ahondarán las discrepancias y se producirá un antagonismo irreparable y muy perjudicial entre los dos países socialistas más importantes del mundo actual y, seguramente, entre los demás países socialistas menores y entre los distintos sectores progresistas del mundo no socialista. Esto perjudicará seriamente la lucha general de los pueblos en contra del imperialismo, el enemigo común.

Al lado de la lucha por el fortalecimiento de los “cuatro retoños” que se enfrenten a los “cuatro viejos” y permitan crear una nueva ideología y cultura revolucionarias, se desarrolla, una campaña intensa en contra del llamado “revisionismo moderno”, es decir, en contra de la línea política de la Unión Soviética. Las manifestaciones de esta campaña y los razonamientos utilizados son, en líneas generales, son los siguientes:

Se considera que la Unión Soviética ha claudicado y que camina francamente hacia el capitalismo. Con frecuencia se indica que la Unión Soviética es ya un país capitalista. En apoyo  de esta afirmación se señala que la Unión Soviética está utilizando los incentivos económicos capitalistas para elevar la producción y no los socialistas de una ideología revolucionaria de los trabajadores, que los impulse, por convicción, a trabajar más y mejor para construir el socialismo.

Con igual insistencia se afirma que los dirigentes soviéticos se han alejado de las masas y que al no vincularse directamente a las tareas de trabajo físico con los obreros y los campesinos, se han ido desclasando y convirtiendo en un grupo selecto que disfruta de privilegios incompatibles con el sentido igualitario del socialismo.

En la misma forma es objeto de severas críticas el objetivo de los dirigentes soviéticos de alcanzar y sobrepasar a los Estados Unidos en la producción y en los niveles de vida del pueblo. Se considera que esta es una desviación de los soviéticos, porque ello significa un sacrificio de las metas socialistas de apoyar a los otros países socialistas que vienen atrás, y de apoyar a las corrientes progresistas del mundo en su lucha por su liberación.

En forma más violenta todavía se critica a la Unión Soviética su política de coexistencia pacífica, especialmente con los Estados Unidos, considerando que frente al imperialismo no existe posibilidad ninguna de tratar de coexistir, porque el imperialismo norteamericano es enemigo jurado del socialismo y de los pueblos y frente a él no existe otra alternativa que luchar hasta derrotarlo.

Se difunde también la idea de que el apoyo que la Unión Soviética prestó a la República Popular China en los momentos críticos de su nacimiento y de su encauzamiento hacia el socialismo, fue reducido y caro. Se afirma que, o cuando mucho se reconoce que si hubo ayuda, esa ayuda fue de carácter contractual, cuyo importe fue cubierto ampliamente por China y que además de que eso sucedió en los tiempos de Stalin.

Existe además, un gran resentimiento por el retiro de técnicos y de suministros de maquinaria y equipo que el gobierno de Krushov llevó a cabo, porque, esa determinación ocasionó incalculables daños a China.

Por el mismo tenor, se hacen críticas muy severas porque, afirman, la Unión Soviética está regalando su ayuda a Vietnam. Por todas partes se escuchan versiones de que los soviéticos envían pocas armas a los vietnamitas y no de las más modernas.

La orientación anti-soviética de la actual política China, que está saturando el movimiento por la Gran Revolución Cultural Proletaria, está llevando al pueblo chino a sentir que la Unión Soviética es su enemigo, y a asimilar la política soviética a las corrientes burguesas y pro-imperialistas. De esta suerte, se encuentra en marcha una depuración de grandes proporciones de todo elemento que manifieste una actitud coincidente con la línea soviética o que muestre discrepancia con la política de los dirigentes chinos frente a la Unión Soviética. Existen muchos casos concretos en este sentido. Algunos, de los más señalados han sido los siguientes:

La remoción del Mariscal Peng The-houai, como Ministro de la Defensa y Jefe del Ejército, y que era conocido por su convicción de que el empeoramiento y la ruptura eventual con la Unión Soviética sería un grave error. El Mariscal Peng fue sustituido por el Mariscal Lin Piao.

La campaña contra Cheou Yang, miembro del Comité Central del Partido Comunista Chino y encargado de Acción Cultural, que culminó con su remoción acusado de ser opositor del pensamiento del presidente Mao, de obstaculizar la difusión de las obras del dirigente chino y de ser “revisionista”.

Peng Chen, miembro del Buró Político y Alcalde de la Ciudad de Pekín, que fue removido de sus cargos sobre la base de que seguía una línea “revisionista” y de proteger a un grupo de intelectuales que desde “El Diario de Pekín” y el “Vespertino de Pekín” difundían pensamientos “revisionistas” y se oponían al pensamiento de Mao Tse-Tung y a la línea del Partido Comunista.

Un sentido semejante tiene la campaña contra las autoridades de la Universidad de Pekín, que a la postre fueron removidas bajo el cargo de “revisionismo” y de oposición al Partido.

Nos referimos a estos hechos, en forma objetiva, como hechos escuetos, sin un juicio valorativo, por el momento, solamente para mostrar lo que está pasando en China, y por la vinculación estrecha con la Revolución Cultural Proletaria, cuyo significado y manifestaciones estamos tratando de precisar.

De acuerdo con estos hechos, parece ser que uno de los motivos centrales de la Gran Revolución Cultural China de importantes corrientes pro-soviéticas, que se han permeado en los cuadros políticos, en los medios académicos, entre los intelectuales y lo que es quizás de mayor trascendencia, en el ejército.

Los pros y contras de la posición China

La Revolución Cultural y la política general de China son objeto de discusión en todo el mundo. Unos lanzan críticas violentas; otros hacen mofa de la Revolución Cultural y de los procedimientos seguidos y otros más señalan los grandes peligros que representa para el futuro de la humanidad. Desde luego, también hay corrientes favorables a la Revolución Cultural y a la línea política del gobierno chino.

La discusión se ha hecho tan violenta que se dificulta un análisis objetivo, serio, constructivo, de problema tan apasionante. Se está llegando a un punto en que tan sólo intentar explicarse lo que pasa y someter a un juicio crítico las posiciones China y Soviética, significa una provocación o una claudicación. Por ese camino lo que se logra es la agudización de la lucha dentro del movimiento revolucionario, el debilitamiento de las fuerzas anti-imperialistas y el estancamiento o retroceso de la lucha anti-colonialista y por la independencia económica de los pueblos.

Corriendo todos los riesgos del caso, se hace imperativo tratar de tener claridad sobre lo que pasa en China, en la Unión Soviética y en el movimiento socialista y progresista del mundo, y tratar de poner fin a una lucha fratricida que amenaza con agravarse y con “enfangar” al movimiento revolucionario en todo el mundo. Trataremos, en un futuro próximo, de abordar ese tan espinoso, como trascendental problema.

Ceceña, José Luis [1966], "Hay algo que inspira temor en la actitud de China y es propósito de desatar el temor hacia Rusia", México, Revista Siempre!, 696: 20-21, 26 de octubre.